En horas de la tarde, los ánimos comenzaron a caldearse entre los manifestantes y la Policía Nacional del Perú (PNP). A lo largo de la avenida Abancay, los protestantes se concentraron con la intención de llegar al Congreso de la República. Exigían una respuesta concreta del Estado frente a las amenazas de muerte que enfrentan a diario. Según denunciaron, varios conductores de empresas como Aquarius, Emiscasa, El Rápido y ‘Los Chinos’ fueron atacados por delincuentes que les exigen pagos para permitirles operar con normalidad.
“Estamos haciendo justicia para que no nos extorsionen”, gritó una mujer, con el rostro afectado por el gas lacrimógeno, mientras intentaba explicar por qué la Policía trataba de detenerla. Su indignación fue una constante en una protesta que rápidamente pasó del reclamo a los enfrentamientos.
A la altura de Jirón Puno, agentes de la Policía Nacional comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes. En respuesta, algunos protestantes arrojaron botellas y objetos de madera, lo que desató una cadena de enfrentamientos. Las imágenes mostraron a efectivos avanzando entre las nubes del gas, mientras los manifestantes retrocedían con rostros cubiertos y gritos de protesta.
Disturbios en Abancay

Con el inicio del lanzamiento de gases lacrimógenos, la Policía buscaba dispersar a los transportistas, mientras los manifestantes ocupaban parte de la avenida e intentaban avanzar hacia el Congreso.
Los comerciantes del Mercado Central y las galerías aledañas bajaron rápidamente sus rejas. Algunos de los clientes quedaron atrapados dentro de los locales hasta que lograron salir con ayuda. “Nos han tenido que abrir la reja para poder salir. Continúa aquí un conato de disturbio”, narró uno de ellos desde el cruce con Huallaga.
Entre los más afectados hubo jóvenes universitarios que decidieron sumarse a la marcha. Uno de ellos fue alcanzado por un perdigón, según informaron testigos y personal médico presente en la zona. “Me golpearon con palos y perdigones. Estoy aquí para apoyar a los transportistas, no soy delincuente”, declaró mientras era atendido en una esquina cercana al Parque Universitario. Otro testigo acusó: “Todos los policías vinieron a golpear estudiantes, ninguno va a enfrentar a los extorsionadores”.
La protesta no solo se concentró en Abancay. En Nicolás de Piérola, ya cerca de la plaza San Martín, manifestantes bloquearon el tránsito intentando continuar con su marcha hacia el Congreso.
Tensión frente al Congreso
Al llegar a las inmediaciones del Congreso, el ambiente ya era irrespirable, tanto por el humo de las bombas como por los ánimos encendidos. En la intersección de Abancay con Huallaga, un grupo intentó hacer un giro en U para reingresar a la avenida. Los policías se lo impidieron. Los gritos crecían, los objetos volaban y la confusión se adueñó del lugar.
Una mujer de camisa azul siendo intervenida por la policía. “Me golpearon con palos. Solo estábamos reclamando que nos escuchen”, denunció. Otros manifestantes intentaron evitar su detención. Se produjo una trifulca que terminó con más gases en el aire y locales comerciales cerrando rápidamente sus puertas.
El motivo del enfrentamiento, según fuentes cercanas al Congreso, fue la decisión de permitir el ingreso solo a un grupo reducido de representantes. “Esa división generó molestia. Muchos sintieron que los dejaron fuera a propósito”, indicó otro periodista. Mientras tanto, los dirigentes que sí lograron entrar mantenían una reunión con el presidente del Parlamento, Eduardo Salhuana.
La extorsión como punto de quiebre

El trasfondo de la protesta no es nuevo, pero sí más crudo. Transportistas denuncian que son blanco constante de extorsionadores que no solo les exigen dinero, sino que los amenazan de muerte si no pagan. “Los buses de empresas como Aquarius, ‘Los Chinos’, Emiscasa y El Rápido vienen siendo atacados”, confirmó Julio Campos, vicepresidente de la Alianza Nacional de Transportistas, en conversación con Infobae Perú.
La situación, dijo Campos, es insostenible. “Nos exigen depósitos de dinero para poder seguir trabajando. Si no lo hacemos, matan a nuestros choferes o pasajeros. No es justo. Salimos a trabajar, no a morir”.
Según reportes de la Policía Nacional, muchos de estos actos de extorsión están ligados a bandas que operan desde dentro y fuera del país. Eric Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, señalado como líder de una de las organizaciones criminales que ataca a los transportistas, se encuentra fuera del Perú. “Desde el extranjero sigue operando. No solo extorsiona, también manda a matar”, se escuchó durante una cobertura en vivo.
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