La leyenda de Greyfriars Bobby, el perro fiel de Edimburgo que deslumbró al mundo entero

La historia del Skye Terrier que cuidó la tumba de su dueño durante 14 años se convirtió en un símbolo universal de lealtad y amor incondicional. Según la revista Your Dog, su estatua en Escocia sigue atrayendo a miles de visitantes cada año, alimentando un legado que mezcla historia y leyenda

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El monumento a Bobby en
El monumento a Bobby en Edimburgo no es solo una estatua, es un reflejo de la identidad escocesa, donde la conexión entre seres humanos y animales se celebra como un valor profundamente arraigado.

En el corazón de Edimburgo, una pequeña estatua de bronce es la muestra de respeto que perdurará en el tiempo. La figura de Greyfriars Bobby, un Skye Terrier, una de las historias más conmovedoras del folclore escocés, arraigada tanto en registros históricos como en la memoria colectiva. Su influencia trascendió el tiempo, inspirando relatos, investigaciones académicas y atrayendo a miles de visitantes cada año.

La historia de Bobby se remonta a 1858, tras la muerte de su dueño, John Gray, un guardia nocturno de la policía de Edimburgo. Desde entonces, el fiel terrier se negó a abandonar la tumba en el Cementerio Greyfriars Kirkyard, donde pasó el resto de su vida, durante 14 años, según los registros históricos.

Su lealtad conmovió profundamente a los residentes de la ciudad, quienes comenzaron a alimentarlo y brindarle protección. El momento más crítico ocurrió en 1867, cuando entró en vigor una ley que obligaba a registrar a todos los perros de la ciudad para evitar su sacrificio. Para salvar a Bobby, el Lord Provost de Edimburgo pagó su licencia canina y le colocó un collar oficial, que se conserva actualmente en el Museo de Edimburgo, como un testimonio del afecto de la ciudad por el perro.

El collar de Bobby, que
El collar de Bobby, que le permitió cumplir con la ley de licencias caninas en 1867, es hoy un testimonio tangible de la relación especial entre el perro y la ciudad de Edimburgo.

La fama de Bobby se extendió rápidamente, y en 1873, la baronesa Burdett-Coutts, profundamente conmovida por la historia, financió la construcción de una fuente con una estatua en su honor, situada frente al bar que lleva su nombre en Candlemaker Row. La obra se mantiene hasta el día de hoy como uno de los monumentos más emblemáticos de la capital escocesa. En 2021, según Your Dog, un nuevo memorial fue inaugurado en el cementerio para conmemorar los 150 años de su historia, consolidando su lugar en la memoria colectiva de Escocia.

La leyenda y el debate histórico

La revista española 20 minutos plantea otra posibilidad. A pesar del arraigo popular de la historia de Bobby, algunos investigadores cuestionaron la veracidad de los hechos. El historiador Jan Bonderson, de la Universidad de Cardiff, presentó en 2011 un estudio que sugiere que el famoso perro podría haber sido una invención publicitaria creada para atraer turistas. Según su investigación, es improbable que un perro viviera tanto tiempo en el siglo XIX, y sostiene que Bobby podría haber sido reemplazado al menos una vez para perpetuar su leyenda.

Incluso existe una creencia de que Bobby estaría enterrado en el mismo ataúd que John Gray, razón por la cual visitantes y locales dejan pequeños palos en la tumba de su amo como símbolo de respeto. Sin embargo, documentos oficiales indican que Bobby fue sepultado cerca de la entrada del Greyfriars Kirkyard, ya que el cementerio principal era considerado terreno sagrado, lo que imposibilitaba el entierro de animales.

Bobby permaneció junto a la
Bobby permaneció junto a la tumba de John Gray durante 14 años, soportando inviernos escoceses y sobreviviendo gracias a la bondad de los vecinos.

Más allá de la veracidad de la leyenda, Bobby dejó una huella significativa en la historia de los derechos de los animales. Fue el primer perro registrado oficialmente en el censo de animales de Edimburgo, creado en 1867 como parte de un esfuerzo municipal para regular a los perros callejeros y garantizar su bienestar.

20 minutos también explica que existen registros que indican que se le otorgó ciudadanía y derecho a voto, mucho antes de que las mujeres escocesas obtuvieran ese mismo derecho en el Reino Unido, aunque no se conserva evidencia de que Bobby haya ejercido ese privilegio. Estos detalles refuerzan su estatus como un símbolo cultural de justicia y afecto popular.

La raza skye terrier: un legado histórico

La raza a la que pertenece Bobby, tiene su origen en el siglo XVI en la isla de Skye, Escocia. Deriva de la cruza de terriers escoceses, irlandeses y malteses, y se utilizaba principalmente como perro de caza y guarda.

Su carácter leal y su vínculo exclusivo con su dueño son características destacadas que encajan perfectamente con la historia de Bobby. Estos perros son robustos, de cuerpo alargado y pelaje denso, con un peso que varía entre 11 y 18 kg.

La vida y leyenda de Greyfriars Bobby trascienden el tiempo, combinando elementos de historia documentada y folclore popular. Más allá de la veracidad de los hechos, su legado perdura como un símbolo universal de lealtad, amor incondicional y justicia animal. Edimburgo sigue celebrando a su héroe canino, cuyo impacto cultural y emocional continúa atrayendo visitantes y manteniendo viva una de las historias más queridas de Escocia y del mundo.

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