
Una madre que reclama de todas las formas posibles la cobertura de un acompañante terapéutico para su pequeño hijo, miles de pacientes con enfermedades crónicas que recorren farmacias en todo el conurbano para conseguir sus medicamentos con descuento, llegar a un centro de atención o sanatorio con una urgencia y ser rechazados automáticamente en la atención. Efectivamente, esta es la realidad de millones de bonaerenses que hoy ven afectado su derecho a la salud debido a la innumerable cantidad de inconvenientes que tienen las prestaciones de IOMA desde hace tiempo y que se ha profundizado en los últimos seis meses.
Debemos, ser conscientes de que, en momentos tan difíciles, donde la crisis económica acumulada se hace sentir cada vez con más fuerza, de la angustia e impotencia de quienes suman a este escenario de tanta complejidad el convertirse en rehenes, ellos o algunos de sus familiares, de un sistema que de un tiempo a esta parte les da la espalda.
Como diputada provincial he llevado adelante diferentes iniciativas con el fin de que las autoridades del Ejecutivo provincial den las explicaciones necesarias e informen qué medidas están llevando adelante para resolver esta problemática que afecta a más de dos millones de ciudadanos bonaerenses, quienes aportan todos los meses para tener la atención que necesitan y merecen.
Asimismo, le he pedido al defensor del pueblo de la Provincia que aunemos esfuerzos en pos de defender un derecho humano tan elemental como es el derecho a la salud de calidad. Quienes tenemos responsabilidades en la función pública, desde diferentes roles, tenemos que llevar a cabo los mecanismos a nuestro alcance para controlar y exigir la pronta resolución de este conflicto.
Es, en esta línea, indispensable que se conozca si se llevan a cabo auditorías internas y el resultado de las mismas, como así también que se detallen los convenios que tiene la institución con los prestadores, las condiciones de los mismos y todo detalle que corresponda a fin de comprender cómo se ha llegado a este punto de conflicto. Insisto, pensemos solo por un momento en cada familia afectada, en cada atención no brindada, en cada tratamiento interrumpido, en cada medicación sin descuentos. Todo sumado a un contexto inflacionario que no deja de correr el poder adquisitivo día tras día.
Lo dejo nuevamente en claro: no se puede tener de rehén a los afiliados de la obra social más grande de la Provincia. Cada bonaerense que forma parte de este sistema en cualquier rincón de la Provincia, fruto de su trabajo y su aporte mes a mes no puede, ni debe esperar.
Llamo a la reflexión, como en reiteradas ocasiones, a las autoridades para que normalicen el funcionamiento de IOMA de manera urgente. Detrás de cada afiliado hay una familia, una historia, un derecho.
No perdamos, más aún en este contexto, la empatía con todo aquel que necesita, como resultado de su trabajo, acceder en tiempo y forma a un servicio de salud de calidad.
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