
En un esfuerzo por modernizar sus procesos y reducir la exposición de datos personales, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), ha implementado un cambio importante para millones de contribuyentes: la Cédula de Datos Fiscales.
La novedad
Este nuevo documento contiene la información necesaria para emitir facturas electrónicas, como el Registro Federal de Contribuyentes (RFC), nombre completo, régimen fiscal, código postal y un código QR escaneable.
Sin embargo, tal cambio fue interpretado por los contribuyentes como la “eliminación” de la Constancia de situación Fiscal, que también contiene información fiscal de cada persona, pero la realidad es que el nuevo documento es más preciso.
Es por ello que el SAT no ha eliminado la constancia, pero sí promueve activamente el uso de esta cédula como alternativa práctica y segura. Es decir, la constancia sigue existiendo, pero ya no se recomienda como documento principal para facturar.
Cabe recordar que desde el 2022, muchos usuarios fiscales se enfrentaron a la exigencia de presentar su constancia para obtener facturas, lo cual generó inconformidad, largas filas en oficinas y confusión sobre si su uso era obligatorio, razón por la cual el organismo involucrado aclaró que nunca fue requisito formal y que bastaba con proporcionar los datos correctos al comercio o proveedor para generar un Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI).

Más eficiencia
Con la introducción de esta nueva cédula, el SAT busca reducir la dependencia de la constancia, al ofrecer una herramienta que contiene únicamente los datos esenciales para facturar, excluyendo información más sensible como el domicilio completo o el desglose de actividades económicas.
⇒⇒ El código QR que integra permite al emisor de facturas escanear y validar los datos de forma inmediata y sin errores. ⇐⇐
Sin embargo, es importante destacar que la constancia de situación fiscal no ha perdido su valor legal. Aún se requiere en trámites como la firma de contratos, el alta de trabajadores, relaciones laborales o procesos administrativos que requieren información más detallada sobre el contribuyente.
Tanto la constancia como la nueva cédula requieren que los datos estén actualizados en el Registro Federal de Contribuyentes, no hacerlo podría acarrear multas que oscilan entre los 5 mil 400 y 10 mil 780 pesos, de acuerdo con la legislación fiscal vigente.
En síntesis, aunque la constancia no desaparece, la Cédula de Datos Fiscales se convierte en la vía más eficiente y segura para facturar en 2025, en línea con la estrategia del SAT para digitalizar trámites y proteger los datos personales de los contribuyentes.
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