Peña Nieto recuerda visita del papa Francisco en 2016; lamenta la muerte de “un líder social de gran relevancia”

La tarde de este lunes, el expresidente Enrique Peña Nieto expresó su pesar por el fallecimiento del papa Francisco, a quien calificó como un líder social de gran relevancia, comprometido con las causas de los más vulnerables. Además, extendió sus condolencias a la Iglesia Católica, a la comunidad de fieles y a la comunidad internacional por esta pérdida.

“Con profundo pesar, lamento el fallecimiento del Papa Francisco. Mi más sentido pésame a la Iglesia, a la comunidad católica y al mundo entero por la pérdida de un líder social preocupado por las causas de los más necesitados”, expresó el exmandatario a través de su cuenta de X.

Asimismo, recordó la visita que el sumo pontífice realizó a México en 2016, durante la cual “llevó un mensaje de fe, amor y fraternidad al pueblo mexicano”. Peña Nieto acompañó su publicación con tres fotografías del papa durante aquella visita.

Del 12 al 17 de febrero de 2016, el papa Francisco realizó una visita pastoral a México en medio del sexenio de Peña Nieto. La gira papal, que abarcó cinco estados del país, estuvo marcada por mensajes contundentes sobre justicia social, derechos humanos, migración, violencia y corrupción, en un contexto nacional de creciente descontento social y crisis institucional.

A su llegada a la Ciudad de México, el pontífice fue recibido oficialmente por el presidente Peña Nieto y sostuvo un encuentro con autoridades civiles en Palacio Nacional. Ahí, el papa lanzó uno de los mensajes más directos al advertir sobre los peligros de la corrupción en el ejercicio del poder y la necesidad de un compromiso real con el bien común. Posteriormente, ofició una misa en la Basílica de Guadalupe, uno de los sitios religiosos más emblemáticos del país, donde expresó su cercanía con el pueblo mexicano y su devoción mariana.

En los días siguientes, el papa visitó Ecatepec, Chiapas, Michoacán y Chihuahua. En Ecatepec, una de las zonas con mayores niveles de pobreza y violencia del Estado de México, celebró una misa masiva ante cientos de miles de personas, en la que denunció la cultura del descarte y llamó a construir una sociedad más justa e incluyente. En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, celebró una misa en lenguas indígenas y pidió perdón por los abusos históricos cometidos contra los pueblos originarios, reconociendo su identidad, cultura y sabiduría como fundamentales para la Iglesia y la sociedad.

En Morelia, Michoacán, dirigió un mensaje a jóvenes de todo el país, a quienes instó a no dejarse seducir por la violencia ni por las promesas falsas del narcotráfico. En esta región fuertemente golpeada por el crimen organizado, el pontífice hizo énfasis en la necesidad de recuperar la esperanza y fortalecer los lazos comunitarios. Finalmente, en Ciudad Juárez, Chihuahua, el papa encabezó un emotivo encuentro en la frontera con Estados Unidos, donde habló sobre la tragedia de la migración forzada, la violencia estructural y la necesidad de una mayor compasión y compromiso por parte de los gobiernos.

La visita del papa Francisco ocurrió en un momento especialmente sensible para México, marcado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014, escándalos de corrupción como el caso de la “Casa Blanca” y un clima generalizado de violencia e impunidad. Los discursos del pontífice, centrados en la justicia, la dignidad humana y la responsabilidad de las autoridades, fueron bien recibidos por gran parte de la población, aunque también generaron incomodidad en algunos sectores políticos.

A lo largo de su recorrido, el papa Francisco reiteró su llamado a los obispos mexicanos a no vivir alejados de las realidades del pueblo y a ejercer su misión pastoral con humildad, cercanía y coraje. Más allá de los actos litúrgicos, su visita dejó un profundo mensaje ético y social, convirtiéndose en una crítica implícita pero firme a las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad, la violencia y la exclusión en México.