Análisis de Outriders Worldslayer: ¿vale la pena la expansión del looter-shooter de Square Enix?

Una vez más nos ponemos las botas de explorador espacial para defendernos de una nueva amenaza demoledora.

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Ya pasó poco más de un año del lanzamiento oficial de Outriders, el frenético juego de disparos en tercera persona desarrollado por People Can Fly, autores también de otras reconocidas obras como Gears of War o Painkiller.

El juego base no generó innovaciones en la industria, pero sí supo transmitir correctamente lo que un gamer que frecuenta este tipo de géneros espera de un título así. El planteo de un gameplay rápido, sangriento y la posibilidad de jugar en forma cooperativa de hasta tres usuarios fue un acierto que, sumado a que se evita el modelo de “juego como servicio”, garantizó la vida útil de Outriders.

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La historia inicial no es lo más original de esta propuesta. En resumen, nos relata cómo La Tierra fue destruida por los propios humanos en el año 2076 y una nave llamada Flores viaja durante más de 50 años con tripulantes en crioestasis y en búsqueda de un nuevo planeta donde reconstruir una civilización. Por mucho tiempo se dedicaron a buscar una zona habitable, hasta que finalmente encontraron el gran continente Enoch.

El título de este juego hace referencia a un grupo de soldados-exploradores que tienen el objetivo militar de crear el primer campamento de esta nueva etapa. Los gamers tendrán la responsabilidad de ponerse en la piel de un Outrider que se verá atravesado por una especie de tormenta radiactiva originaria de este nuevo mundo. Esa tormenta asesina a múltiples miembros del grupo, mientras que a otros los transforma en seres sobrenaturales con poderes brutales. El protagonista es uno de estos casos anormales y se ve obligado a sumergirse nuevamente en el congelamiento de su cuerpo. 30 años más tarde, vuelve a ver la luz y despierta en una ciudad gobernada por facciones en guerra.

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Este videojuego cuenta con un componente RPG muy firme que se profundiza entre las cuatro clases disponibles para escoger. La elección de una de las cuatro opciones dependerá completamente de los gustos del jugador y el rol que quiera ocupar, ya sea de manera individual o en una party:

-Tecnomántico: ideal para aquellos que prefieran un rol soporte y combates de larga distancia con artefactos.

-Piromántico: caracterizado por batallar a media distancia con una configuración de ataques de fuego.

-Tramposo: lo más cercano a un “pícaro” que podrás encontrar, o sea de inmediato alcance.

-Devastador: funciona como tanque y con movimientos de cortos trayectos.

La ventaja competitiva más destacable de Outriders es su diseño de mecánicas, que nace a partir de combates dinámicos -rápidos, con breves cooldowns y oleadas aterradoras de enemigos- y su sorpresiva forma de provocarnos una grata satisfacción al momento de lootear. En sincronía con todo esto, el árbol de habilidades, la mejora de armas y el crafteo de objetos son procesos importantes que nos incitan a seguir jugando.

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Outriders: Worldslayer llega unos meses después de la celebración del primer aniversario del juego original y trae consigo una mochila llena de novedades dedicadas casi exclusivamente al fandom de esta propuesta. Decimos “casi” porque al iniciar el juego con la expansión te advierte que si no tenés un personaje leveado previamente, comenzarás con uno en nivel 30 más una serie de skills ya desbloqueadas y perderás bastante de la esencia rolera que se descubre dando los primeros pasos. No obstante, si sólo captó tu interés el DLC, los controles están seteados de una forma muy básica como para que cualquiera se adapte rápidamente.

El arco argumental de este nuevo paquete de contenido nos introduce a Ereshkigal, una anormal que desde el principio se presenta como la antagonista y final boss de esta historia. Esta narración transcurre de forma correcta, sin relajarse ni apurarse, dado que conoceremos en detalle nuevos colegas y exploraremos escenarios que son igual de mortíferos a los anteriores en un ritmo equilibrado.

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Entre otras novedades, se han sumado cientos de objetos -entre ellos, decenas de categoría legendaria-, un nuevo nivel de dificultad más elevado y con mejores recompensas, y se nota un rework sobre la inteligencia artificial de los monstruos porque ahora se los sienten más complejos e inteligentes, pues se sincronizan entre las manadas y utilizan la sinergia entre ellos para atacar con mayor ferocidad.

La campaña de Worldslayer es superable en menos de ocho horas, pero como punto positivo se añadió un endgame prácticamente infinito que ofrece una suerte de experiencia rogue-lite de mapas llenos de rivales para abatir con una creciente curva de dificultad conforme se decida avanzar entre los arenas.

En conclusión, si ya jugaste Outriders con entusiasmo no podés perderte esta expansión. Si todavía no le diste una oportunidad, te recomendamos comenzar por el juego base y luego seguir con el nuevo DLC sin saltar lo más atractivo de este juego que es matar enemigos, mejorar tu equipamiento y sentir cómo te empoderás para hacerle frente a un mundo tan hostil.

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