
En un movimiento que generó controversia y reacciones encontradas, la administración del expresidente Donald Trump decidió retirar la aprobación federal del programa de peajes por congestión en Nueva York, una iniciativa que buscaba reducir el tráfico en el centro de Manhattan y financiar mejoras en el sistema de transporte público de la ciudad.
La decisión fue comunicada a través de una carta enviada por el secretario de Transporte, Sean Duffy, a la gobernadora del estado, Kathy Hochul, en la que se detallaron las razones detrás de esta medida.
Entre los argumentos principales se encuentran el impacto económico en los conductores de clase trabajadora y la supuesta desviación de los fondos recaudados hacia el transporte público en lugar de la infraestructura vial.
El programa, que había entrado en vigor el pasado 5 de enero, imponía un peaje de 9 dólares a la mayoría de los vehículos que ingresaran a Manhattan por debajo de la calle 60, una zona que incluye puntos emblemáticos como Times Square y el Empire State Building.
Según consignó NBC News, la administración Trump calificó la medida como “injusta y retrógrada”, argumentando que los conductores ya contribuyen al mantenimiento de las carreteras a través de impuestos como el de la gasolina. La carta de Duffy también señaló que el programa no ofrecía alternativas gratuitas para los automovilistas, lo que, según él, representaba una carga desproporcionada para los trabajadores y pequeños empresarios que dependen del acceso vehicular a la ciudad.

Un programa polémico
El programa de peajes por congestión de Nueva York fue el primero de su tipo en los Estados Unidos y tenía como objetivo no solo reducir el tráfico en una de las áreas más congestionadas del país, sino también recaudar fondos para modernizar el envejecido sistema de transporte público de la ciudad.
Según datos de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), se esperaba que el programa generara 15.000 millones de dólares, destinados a mejorar la infraestructura del metro y los autobuses. Además, los primeros datos recopilados indicaban que el tráfico en la zona había disminuido un 9 % durante las primeras semanas de implementación, mientras que el flujo peatonal, un indicador clave de la actividad comercial, había aumentado en un 5 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Sin embargo, la iniciativa enfrentó una fuerte oposición desde su concepción. Según reportó The New York Times, el gobernador de Nueva Jersey, Philip D. Murphy, fue uno de los críticos más vocales del programa, argumentando que los peajes representaban un “desastre” para los residentes de su estado que necesitan viajar a Manhattan.
En una carta enviada a Trump el día de su inauguración, Murphy expresó su preocupación por el impacto económico en los trabajadores y calificó el programa como una carga adicional para quienes ya pagan peajes en los puentes y túneles que conectan Nueva Jersey con Nueva York.
Cabe destacar que Nueva Jersey incluso presentó una demanda para bloquear la implementación del programa, aunque un juez federal falló a favor de los defensores de la medida, permitiendo que esta avanzara.
Reacciones divididas ante la decisión federal
La decisión de la administración Trump de revocar la aprobación federal del programa generó reacciones polarizadas. Mientras que algunos, como el gobernador Murphy, celebraron la medida como una victoria para los conductores de clase media, otros la criticaron duramente.
El congresista demócrata por Nueva York, Jerry Nadler, calificó los argumentos de la Casa Blanca como “infundados y francamente ridículos”. En un comunicado, el legislador defendió el programa, destacando que había superado múltiples desafíos legales y que ya estaba cumpliendo con sus objetivos de reducir el tráfico, los accidentes y la contaminación acústica en Manhattan.
“Nos veremos en los tribunales, señor presidente”, advirtió Nadler, anticipando una batalla legal para revertir la decisión.
Por su parte, la gobernadora Hochul, quien había suspendido temporalmente el programa en junio pasado debido a preocupaciones sobre el costo de los peajes, expresó su intención de continuar dialogando con la administración federal para defender los beneficios de la medida.
Según detalló The New York Times, Hochul había reducido el peaje inicial de 15 dólares a 9 dólares tras su reactivación en noviembre, buscando un equilibrio entre la recaudación de fondos y el impacto económico en los conductores.
En declaraciones recientes, la gobernadora destacó que el presidente Trump, como neoyorquino, debería comprender la importancia de abordar la congestión en áreas clave como los alrededores de Trump Tower. “Hay muchos atributos positivos. Quiero recopilar datos. El presidente es alguien que se guía por los datos”, afirmó Hochul.
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