Kraftwerk enchufa el escenario natural de Lanuza a la electrónica más pura

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Marcos Díaz

Lanuza (Huesca), 22 jul (EFE).- Naturaleza e industria, sintetizador y vegetación o electricidad y agua; elementos aparentemente contrarios pero que este sábado supieron entenderse a la perfección de la mano Kraftwerk y su pureza electrónica, que con un concierto de dos horas se presentó por primera vez en el festival Pirineos Sur.

El grupo alemán, pionero de la electrónica y con más de cinco décadas de trayectoria, enchufó así el escenario flotante del embalse de Lanuza a sus sonidos industriales, minimalistas y robóticos, en una actuación con la que repasaron sus ya más de cinco décadas de trayectoria.

Antes de que lo hicieran, los argentinos Peces Raros comenzaron la jornada vespertina con su mixtura de electrónica y rock, con una actuación que los dignificó como sucesores de los germanos.

La tarde no era la ideal para disfrutar de la experiencia, pues un fastidioso viento y unos 15 grados de temperatura antes de que cayera el sol poco ayudaban a entrar en ambiente, a pesar de los lingotazos de rock electrónico de los platenses.

Este dúo, conformado por Lucio Consolo y Marco Viera, y apoyados por Julio Varo, volvió así a actuar en tierras pirenaicas, diez días después de hacerlo en Sallent de Gállego el pasado 11 de julio.

Esta vez llegaban en formato DJ Live, con el que tocaron seis temas en una media hora que se hizo corta gracias a canciones como ‘Fabulaciones’ o ‘No van a parar’ y a pesar de un frío cada vez más intenso; sin embargo, estos Peces Raros supieron nadar bien en el escenario flotante de Lanuza.

Tras ellos, el conjunto alemán llegaba al festival con Ralf Hütter como único miembro original, tras la muerte de Florian Schneider hace ya tres años, y acompañado por Henning Schmitz, Fritz Hilpert y Falk Grieffenhagen.

Diez minutos antes de que empezaran, la pantalla gigante instalada en el fondo del escenario se iluminó de rojo, con las siluetas pixeladas de los cuatro músicos en sus respectivos atriles, mientras un ambiente inquietante sonaba por los altavoces.

Un minuto antes de las 22.00 horas empezaban con su característico vocoder, anuncio de su próxima presencia en unas tablas en las que aparecieron con sus también ya bien conocidos trajes iluminados, en este caso, en verde.

Fue con ‘Numbers’, con un fondo cifrado en la pantalla gigante, con la que comenzaron; robótica, números, sobriedad y puntualidad germana mostraban las cartas de un grupo que no defraudó en ninguno de los 120 minutos de concierto que ofrecieron.

El verde cambió al amarillo de ‘Computer world’, una forma con la que estos hombres-máquina trazaron un inicio de ‘show’ que siguió repasando clásicos como ‘Home computer’, ‘Spacelab’ o la muy celebrada ‘Man machine’.

Su propuesta, como siempre, fue absolutamente estática; no es necesario que se muevan, pues nadie que los conozca lo esperaría, el espectáculo es otro, muy hilado, además, a la potente apuesta de vídeo que presentan y que durante todo el concierto estuvo acompasada al milímetro con sus canciones.

Sucedió de una manera muy marcada con la nave espacial que se montó en el escenario con ‘Spacelab’, que incluyó el guiño local correspondiente con la imagen de satélite de la zona, además de un aterrizaje ovni en las tablas.

Las atmósferas electrónicas y minimalistas casaban extrañamente bien con la naturaleza y las siluetas montañosas que rodeaban el mundo robótico que iba proponiendo Kraftwerlk, de Man-Machine a Autobahn.

Con ‘Das Model’, Hütter demostró que, a sus 76 años -hará 77 en poco menos de un mes- mantiene un gusto envidiable para entonar melodías en un directo que ya llegaba a su ecuador.

A él acudieron unas 2.000 personas que recibieron de muy buen grado este tema y otros con los que el grupo germano desgranó sus más de 50 años de trayectoria.

‘Neon Lights’ continuó con un recital que tuvo otro de sus momentos de mayor impacto y contraste con ‘Radiaktiv’, avisos nucleares propios de la sociedad industrial en un escenario en mitad del Pirineo.

No faltó el repaso a Tour de France y a Trans-Europe Express, canción con la que la lluvia apareció, aunque sin deslucir la actuación de los alemanes; de hecho, y a pesar de que arreciara, el concierto siguió con otro de sus temas de mayor fuste, un ‘The Robots’ acelerado con el que el espectáculo afrontaba ya su recta final.

El último empujón llegó con cortes como ‘Planet of visions’ y ‘Boing boom schak’, canciones que anticiparon el final que vino de la mano de ‘Music non stop’, con la que sí paró la música en los altavoces del escenario, pero no en la carpa del festival, donde continuaron con la velada musical de alta montaña los platos de Dj Pendejo.