Estas son las 6 señales de que no estás tomando suficiente proteína en tu dieta: desde tener hambre todo el día a uñas frágiles

Una ingesta insuficiente de proteína puede derivar en problemas de salud física y mental

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Alimentos ricos en proteínas (AdobeStock)
Alimentos ricos en proteínas (AdobeStock)

La proteína es uno de los nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo, pero a menudo se subestima su importancia en la dieta diaria. Aunque suele asociarse únicamente con el desarrollo muscular o con quienes practican deporte, lo cierto es que una ingesta insuficiente puede afectar a múltiples aspectos de la salud física y mental.

El cuerpo suele enviar señales claras cuando no recibe la cantidad de proteína que necesita, aunque no siempre sabemos interpretarlas o no sabemos que responden a una carencia de proteína. Reconocer estos síntomas es fundamental para prevenir problemas mayores.

Asegurar una ingesta adecuada de proteína, adaptada a la edad, el nivel de actividad y las necesidades individuales, es una de las bases para mantener la energía, la salud y el equilibrio del organismo. En caso de duda, consultar con un profesional de la nutrición puede marcar la diferencia.

Cansancio constante

Una de las manifestaciones más comunes es el cansancio constante. Hay personas que duermen las horas recomendadas, pero aun así se sienten agotadas durante todo el día. Este tipo de fatiga puede estar relacionado con un déficit proteico o con una alimentación desequilibrada en general. La proteína participa en la regulación del metabolismo y en la producción de energía, por lo que su ausencia puede traducirse en una sensación continua de falta de fuerzas y menor vitalidad.

Pérdida de masa muscular

Otra señal evidente se observa en el músculo. Cuando alguien entrena con regularidad pero no logra mejorar su masa muscular, o incluso nota que pierde volumen y fuerza, la alimentación suele ser la causa. El tejido muscular necesita proteína para repararse y crecer tras el esfuerzo físico. Sin un aporte adecuado, el cuerpo no puede responder al estímulo del ejercicio, lo que provoca estancamiento, debilidad y un rendimiento inferior, incluso en actividades cotidianas.

Hambre todo el día

El hambre persistente también puede ser una pista importante, puesto que la proteína es clave para generar sensación de saciedad y mantener estables los niveles de azúcar en sangre. Cuando falta en las comidas, es más probable experimentar picos de glucosa que derivan en bajadas rápidas de energía y en la necesidad constante de comer. Esto puede llevar a picar entre horas con mayor frecuencia y a una relación poco saludable con la comida.

Pelo y uñas frágiles

El estado del cabello, las uñas y la piel tampoco debe pasarse por alto. Estos tejidos están formados en gran parte por proteínas, por lo que una ingesta insuficiente puede afectar directamente a su apariencia y resistencia. Uñas más frágiles, cabello quebradizo o una piel apagada pueden ser señales silenciosas de que al organismo le faltan los nutrientes necesarios para renovarse adecuadamente.

A las bacterias problemáticas les gustan estas 3 regiones de la piel más que otras.

Falta de concentración

A nivel mental, la falta de proteína también puede dejar huella. La dificultad para concentrarse, la sensación de lentitud mental o los cambios de humor más frecuentes pueden estar relacionados con una alimentación pobre en este nutriente. La proteína interviene en la producción de neurotransmisores, sustancias fundamentales para el correcto funcionamiento del cerebro. Cuando escasean, la productividad y la motivación pueden verse afectadas.

Post-entreno difícil

La recuperación tras el ejercicio es otro indicador clave. Si después de entrenar aparecen agujetas con mayor frecuencia, duran más tiempo o resultan especialmente molestas, puede que el cuerpo no esté recibiendo la proteína necesaria para reparar el músculo. Una recuperación deficiente no solo impacta en el rendimiento deportivo, sino también en la constancia y en el bienestar general.