Un estudio revela que tres de cada cuatro personas ven deteriorada su vida sexual por el estrés del trabajo

La encuesta, realizada por LELO, se centra en la carga laboral que soportan los trabajadores autónomos

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Una mujer estresada en el
Una mujer estresada en el trabajo (AdobeStock)

El estrés provoca una serie de síntomas que pueden ir desde lo más físico (dolor de cabeza, insomnio, tensión muscular...) a lo más emocional (desmotivación, tristeza, ira...) o conductual (comer en exceso o no lo suficiente, evitar a los amigos, abusar del alcohol y el tabaco...). En este cómputo de consecuencias para el cuerpo, a veces se olvida el impacto que tiene en nuestra sexualidad.

En los últimos años, los profesionales de la medicina y la psicología están reivindicando la sexualidad como un ámbito más de la salud física y mental. Más allá que una cuestión de deseo o placer, tener una vida sexual satisfactoria, ya sea a solas o en pareja, juega un papel relevante en nuestra propia autoestima y bienestar general.

Sin embargo, el acelerado ritmo de vida en el que en muchas ocasiones nos sumimos puede interferir en nuestra vida sexual. El estrés laboral suele ser uno de los grandes responsables de la falta de deseo o de relaciones sexuales insatisfactorias.

“Cuando estamos estresados, el cuerpo produce más cortisol y adrenalina, hormonas que preparan para la respuesta de lucha o huida, pero que al mismo tiempo inhiben las hormonas sexuales como la testosterona y los estrógenos. Esto puede traducirse en falta de deseo, dificultades para la excitación o problemas en la respuesta orgásmica", recogen en su web los profesionales del centro integral de salud Ocho de Córdoba.

Una pareja con problemas en
Una pareja con problemas en sus relaciones sexuales (AdobeStock)

La carga de trabajo interfiere en las relaciones sexuales

Una encuesta elaborada por la marca sueca de juguetería sexual de lujo LELO centrada en el efecto que tiene la carga laboral en los trabajadores autónomos ha revelado el impacto que esta tiene en su vida sexual, pues 7 de cada 10 aseguran que su trabajo interfiere en sus relaciones sexuales.

El 45,6 % de los encuestados reconoce que la carga mental afecta un poco a su vida sexual, mientras que el 29,4 % indica que le perjudica bastante. Esto implica que casi tres de cuatro trabajadores autónomos ven deteriorada su vida sexual debido al ritmo de trabajo. Al ser preguntados por qué mejorarían los autónomos de su vida, el 37,3 % escogería reducir el estrés diario y el 28,4 % desearía tener más tiempo libre, solo o en pareja.

La encuesta fue realizada in situ durante la celebración de la primera fiesta de Navidad para Autónomos celebrada en el Teatro Magno de Madrid. El objetivo del estudio era analizar cómo la presión laboral, el estrés y la vida sexual se relacionan entre sí dentro de este colectivo. Las conclusiones son claras: la falta de desconexión y la carga mental tienen un impacto directo en las relaciones afectivas y en la vida sexual, un ámbito que los encuestados perciben como un motor relevante de bienestar y productividad.

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El efecto del estrés en la salud sexual

Uno de los cambios más habituales que provoca el estrés en la vida sexual es la reducción del deseo, aseguran los profesionales del centro Ocho. Con frecuencia, esta falta de interés se vive como un fallo individual o como un problema dentro de la pareja, cuando en realidad responde a un mecanismo fisiológico normal. Ante situaciones de tensión, el organismo centra sus recursos en funciones que considera prioritarias para la supervivencia y deja en un segundo plano otras experiencias, como el disfrute sexual o la reproducción. En este escenario, la sexualidad pierde protagonismo.

Además, el estrés tiene un impacto directo sobre el funcionamiento sexual. En el caso de los hombres, puede traducirse en dificultades para mantener la erección o en una eyaculación anticipada; en las mujeres, suele aparecer sequedad vaginal o problemas para llegar al orgasmo. Estas alteraciones generan malestar emocional, dudas y ansiedad, lo que alimenta el propio estrés y acaba creando un círculo difícil de romper sin apoyo especializado.