Tiene 38 años y gana 400.000 euros anuales trabajando “seis horas la semana”

Una exenfermera invierte la venta de su casa en una lavandería y triplica ingresos

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El vinagre no contamina, no
El vinagre no contamina, no enmascara olores ni deja trazas. Es un método ancestral que vuelve con fuerza en tiempos donde la sostenibilidad guía nuestras decisiones diarias. (Freepik)

Tras 13 años en la unidad de trasplantes de médula ósea de un gran hospital, Cami, una mujer de 38 años, decidió dar un giro radical a su vida. “Cuidar a los demás está bien, preocuparse por la salud de otros es loable y un trabajo para el que no todo el mundo vale, pero ganar dinero por muchas menos horas de trabajo es algo que he valorado”, comentó.

Su salto al emprendimiento la ha llevado a dirigir hoy una lavandería que factura alrededor de 400.000 euros al año, con unas de las ganancias netas de aproximadamente 138.000 euros, parte de las cuales reinvierte y parte convierte en su salario.

Además, su presencia en redes sociales, donde comparte su experiencia profesional, le ha generado unas ganancias de 25.000 euros en solo seis meses, y prevé supera los 233.000 euros en ingresos por contenido en 2025.

Un giro profesional meditado y con estrategia

Aunque la transición parece drástica, Cami llevaba años gestionando la lavandería mientras seguía en el hospital. No fue hasta abril de 2023 cuando decidió dedicarse al 100% al negocio. “Ahora solo trabajo unas cinco o seis horas a la semana administrándola”, afirmó. Aun así, reconoce que el equilibrio actual llegó después de “trabajar muchas más horas” durante los primeros años de crecimiento.

La empresa emplea hoy a seis personas, una de ellas a tiempo parcial, lo que permite centrarse en la expansión en vez de en el trabajo operativo diario. También destina unas diez horas semanales a la creación de contenido en redes, un canal que se ha convertido en una fuente adicional y creciente de ingresos.

El cambio laboral vino acompañado de una transformación profunda en su estilo de vida. “Esto es la primera vez que puedo estar en casa durante todas las vacaciones y tener todos los fines de semana libres. Mi libertad de tiempo ha cambiado por completo”, reconoció.

La empresa cuenta con seis
La empresa cuenta con seis empleados. (Istock)

Vender su casa para comprar un negocio

La compra de la lavandería fue una decisión muy calculada. Cami valoró múltiples opciones, desde trasteros hasta parques de casas móviles, antes de encontrar la oportunidad adecuada en una plataforma de compraventa de pequeños negocios. Un consejo de un conocido terminó de empujarla: “Si pudiera volver atrás, nunca iría a la universidad. Solo compraría lavanderías, porque son sinónimo de dinero”, le dijo.

En abril de 2020, vendió su casa por 266.335,61 euros, con lo que obtuvo 128.872,07 euros en capital para invertir en la lavandería, valorada en 257.744,14 euros. Aportó 42.957,36 euros más de sus ahorros y financió los 85.914,71 euros restantes con un préstamo al 6% de interés, que liquidó en un año y medio. “La venta de mi casa no me dio miedo. Me entusiasmaba más tener un negocio que una casa”, recuerda.

La lavandería, ya con más de veinte años de operación, tenía un flujo de caja estable. Cami invirtió 17.182,94 euros en renovaciones y actualmente paga 4.209,82 euros mensuales en préstamos vinculados a maquinaria y vehículos para el servicio de recogida y entrega.

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Una lavandería rentable

El modelo de negocio ofrece precios que van desde los 20 céntimos por siete minutos de secado hasta los 10 euros por las lavadoras capaces de limpiar hasta 36 kilos de ropa. Los servicios de recogida y entrega se ajustan según volumen y necesidades del cliente.

Aunque Cami no tenía experiencia previa en liderazgo ni administración, ha aprendido escuchando pódcast, leyendo libros especializados y asistiendo cada año a una o dos conferencias del sector. Considera que una de sus mayores lecciones es “ganar dinero y usarlo para seguir tus pasiones fuera del trabajo, en lugar de desarrollar tu carrera en torno a ellas”.

Para ella, emprender ya no es solo una decisión financiera, sino un reto estimulante. “Lo veo como un juego divertido. Me encanta aprender más para poder ampliarlo y hacerlo crecer”, concluye. Cami se plantea jubilarse en seis o siete años, adquirir un segundo local o incluso ampliar y vender su negocio más adelante.