Nuestra nariz elige a nuestros amigos antes que nuestra mente: el olor corporal funciona como un “sensor de compatibilidad social”

El sentido del olfato juega un papel fundamental en la construcción de las relaciones sociales

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Una cena de amigos. (Adobe
Una cena de amigos. (Adobe Stock)

El olor de los demás podría ser determinante a la hora de decidir si nos acercamos o no a ellos, literal y, ahora, metafóricamente. Un estudio del Weizmann Institute of Science de Israel revela que la similitud en el olor puede predecir la formación de amistades entre personas del mismo sexo. Es decir, si nuestro cerebro detecta que una persona huele parecido a nosotros, estaremos más dispuestos a hacernos sus amigos.

Las conclusiones del estudio, que fue publicado en 2022 en la revista Neuroscience, sugiere que los humanos, al igual que otros mamíferos terrestres, podrían usar señales químicas subconscientes para elegir amigos, un hallazgo que pone de manifiesto que el sentido del olfato tiene un papel considerable en las relaciones sociales humanas.

El equipo partió de la hipótesis de que las personas buscan amistades con individuos similares a sí mismos, y que esta similitud podría incluir el olor corporal. Para comprobarlo, reclutaron a 20 parejas de amigos del mismo sexo que describieron el inicio de su relación como un “click” instantáneo, es decir, una conexión inmediata antes de intercambiar información personal relevante. Los investigadores recolectaron muestras de olor corporal de cada participante bajo un protocolo estricto que evitó la contaminación por perfumes, alimentos o contacto con otras personas.

Las muestras se analizaron con un “nariz electrónica”, un dispositivo capaz de detectar patrones químicos en los olores, y también fueron evaluadas por personas que calificaron la similitud entre los olores. Los resultados mostraron que los amigos que experimentaron un “click” tenían olores corporales más parecidos entre sí que los pares aleatorios, tanto según la nariz electrónica como en las valoraciones humanas. En palabras del artículo, “el patrón químico de los olores corporales de amigos que hicieron click es significativamente más similar que el de pares aleatorios”.

Un grupo de amigos riendo
Un grupo de amigos riendo (AdobeStock)

Una conexión real a través de la química

Para descartar que la similitud en el olor fuera consecuencia de haber compartido ciertas experiencias, los investigadores diseñaron un segundo experimento con 17 desconocidos. Tras recolectar sus olores, los participantes interactuaron en parejas mediante un juego no verbal, el juego del espejo, que consiste en imitar los movimientos del otro sin hablar y a corta distancia. Al finalizar, calificaron la calidad de la interacción y si sintieron un “click” con su compañero.

El análisis reveló que las parejas de desconocidos cuyos olores eran más similares reportaron mejores interacciones y una mayor probabilidad de sentir una conexión instantánea. El estudio destaca que “las parejas que reportaron un click mutuo eran significativamente más similares químicamente que los que no lo hicieron”.

Además, el equipo utilizó los datos de la nariz electrónica para predecir, con una precisión del 71 %, qué parejas de desconocidos reportarían una conexión especial tras la interacción. Este resultado sugiere que la química del olor corporal puede anticipar la calidad de la interacción social, incluso antes de que las personas se conozcan.

El trabajo también exploró si la similitud en el olor podía explicarse por factores como edad, origen, idioma, valores, educación, estado civil, consumo de café o tabaco, salud, profesión o uso de anticonceptivos. Ninguna de estas variables explicó la similitud observada, salvo una ligera correlación con la edad en uno de los experimentos, que no se repitió en el otro.

El estudio reconoce limitaciones. No se puede descartar que algún factor desconocido influya tanto en el olor corporal como en la elección de amigos. Además, los experimentos se centraron en amistades que surgieron de un “click” inmediato, por lo que no está claro si el fenómeno se extiende a relaciones que se desarrollan de forma más gradual. Otra limitación es que la nariz electrónica y la percepción humana no siempre coincidieron en qué olores eran similares, lo que indica que ambos métodos capturan aspectos distintos de la química corporal.