
Irene Rosales y Kiko Rivera han puesto punto final a su historia de amor. Después de once años juntos y dos hijas en común, el matrimonio confirmó hace tan solo unas semanas su ruptura definitiva, una decisión que ambos aseguraron haber tomado de una forma madura y consensuada.
En un reciente comunicado, la pareja reconocía que sus caminos se habían separado y que, aunque seguían teniendo una buena relación por el bienestar de sus hijas, su vida en común había llegado al final.
Pocos días después, Irene Rosales rompía su silencio en una entrevista en la que hablaba por primera vez de los motivos de la separación. “No ha habido un motivo concreto ni de peso, más bien un enfriamiento mutuo que nos llevó a la rutina y a la monotonía en la que ya no éramos felices”, confesó la sevillana con serenidad.
Una separación sin conflictos
La excolaboradora de televisión explicó que la decisión de separarse se tomó de manera tranquila, sin enfrentamientos ni terceras personas implicadas en ese momento.
Sin embargo, admitió que la situación personal y profesional de Kiko Rivera, que le obligaba a estar siempre con constantes viajes y compromisos laborales fuera de casa, terminó por debilitar la convivencia.
“Él pasaba mucho tiempo fuera por trabajo y yo tenía que hacerlo todo sola”, reconoció Irene, que en los últimos años se ha dedicado de lleno al cuidado de sus dos hijas.
Un nuevo comienzo junto a Guillermo

Días después de anunciar la ruptura, Irene fue fotografiada junto a un nuevo acompañante. Aunque al principio no quiso dar detalles, finalmente reconoció que se trata de Guillermo, un empresario sevillano propietario de una compañía de césped artificial.
Irene reconoció que había conocido a Guillermo hace cinco años, cuando él fue el encargado de instalar el césped del jardín de la casa en la que entonces vivía con Kiko Rivera y sus dos hijas.
La última oportunidad del matrimonio
Según desveló la periodista Almudena del Pozo este domingo en el programa Vaya fama! de Telecinco, la pareja había intentado reconectar durante las pasadas Navidades con un viaje, a través del cual se dieron cuenta de que su historia de amor había llegado a su fin. Ambos organizaron un viaje a Mérida junto a amigos íntimos con el propósito de dar una última oportunidad a su matrimonio. “Tras ese viaje se dieron cuenta de que las cosas estaban peor de lo que pensaban”, explicó la periodista.

El punto de no retorno llegó meses después, durante la comunión de una de sus hijas, donde la distancia emocional entre ambos se hizo evidente. “Ahí ya no hubo vuelta atrás”, añadió Almudena del Pozo.
A día de hoy, tanto Irene como Kiko están centrados en formalizar su divorcio de mutuo acuerdo, un proceso que se está desarrollando con calma y respeto. “Están haciendo las cosas muy bien por el bienestar de sus hijas”, comentó la periodista.
Mientras Kiko Rivera continúa con sus compromisos musicales y su actividad en redes sociales, Irene ha optado por un perfil más discreto, centrada en su familia y su nueva ilusión.
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