La vida de Fernando Martínez de Irujo: su relación con la duquesa de Alba, su herencia patrimonial y su actual lucha contra el cáncer

Es el más reservado de los 6 hijos de Cayetana Fitz-James Stuart pero ha sabido cuándo sacar la cara en momentos difíciles para su familia

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Duquesa de Alba y Fernando
Duquesa de Alba y Fernando Martínez de Irujo. (Europa Press)

A sus 66 años, Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco, atraviesa una etapa delicada, marcada por la lucha contra el cáncer. Fue el propio aristócrata quien reveló su situación de salud en declaraciones a Vanitatis, mostrando una actitud positiva y resiliente ante la enfermedad. “He pasado el verano entre Marbella y Sotogrande. Llegué a Madrid hace unos días. Me hicieron la analítica y el resultado ha sido muy bueno. Estoy prácticamente recuperado y ahora me queda la radioterapia”, confesaba con serenidad.

Con el optimismo y la educación que le caracterizan, también quiso agradecer el trato recibido por los profesionales médicos: “Ha sido una época mala, pero afortunadamente y gracias a Dios todo va bien”, expresó, añadiendo con gratitud: “Todo marcha muy bien. Estoy muy agradecido a los doctores y personal que me han tratado.”

Este anuncio, poco habitual en una figura tan reservada, ha servido para acercar aún más a Fernando al público, que lo percibe como uno de los miembros más discretos, elegantes y sensatos del clan Alba.

Un noble de perfil bajo

Fernando Martínez de Irujo y
Fernando Martínez de Irujo y la duquesa de Alba. (Europa Press)

Fernando es el cuarto de los seis hijos de la inolvidable Cayetana Fitz-James Stuart, la XVIII duquesa de Alba, y de Luis Martínez de Irujo, duque de Híjar. Nació el 11 de julio de 1959 en Madrid, y desde siempre ha mantenido un perfil alejado de los focos, muy distinto al de otros miembros de su célebre familia. Mientras que sus hermanos Eugenia, Cayetano o Jacobo han ocupado titulares con cierta frecuencia, Fernando ha optado por una vida más reservada, centrada en su entorno familiar, profesional y en la gestión patrimonial de la Casa de Alba.

Nunca se ha casado ni ha protagonizado romances públicos. Es el único hijo de la duquesa de Alba que no ha pasado por el altar, lo cual refuerza aún más su imagen de hombre independiente y centrado en lo esencial.

Estudió Derecho en el CEU San Pablo, entonces vinculado a la Universidad Complutense de Madrid, y se ha destacado por ser uno de los miembros más cultos y preparados del linaje. Desde hace años, forma parte del entramado empresarial de la familia, ocupando cargos como consejero en varias sociedades vinculadas a su legado histórico y cultural. Además, trabaja en el Banco Santander y colabora activamente en la gestión de la Fundación Casa de Alba, institución clave para conservar el patrimonio artístico e histórico familiar.

Herencia, legado y compromiso familiar

La duquesa de Alba. (EFE)
La duquesa de Alba. (EFE)

Entre los bienes heredados tras el fallecimiento de la duquesa en 2014, Fernando recibió varias propiedades, entre ellas la emblemática residencia de Las Cañas, en Marbella. Esta casa, construida en 1963 y ampliada para acoger al creciente clan Alba, ha sido durante años un punto de reunión familiar y símbolo de unión. Recientemente, se supo que Fernando había decidido alquilar la propiedad por 35.000 euros al mes, decisión que, según trascendió, fue consensuada con sus hermanos.

También heredó tierras agrícolas y ha jugado un papel clave como gestor silencioso del patrimonio, aportando su visión práctica y su sentido de la responsabilidad al conjunto de la familia.

Siempre fue muy cercano a su madre, con quien mantenía una relación especialmente estrecha, y se ha destacado por ser un mediador en las tensiones familiares. Su carácter conciliador también se ha manifestado en la buena relación que mantiene con Alfonso Díez, viudo de la duquesa, con quien ha conservado un vínculo afectivo tras la muerte de Cayetana.

Un carácter sobrio y directo

Aunque rara vez concede declaraciones, Fernando ha sabido ser claro cuando considera que es necesario. En una reciente entrevista, respaldó públicamente a su hermana Eugenia, quien en Planeta Calleja habló de su experiencia con Jesús Aguirre, segundo esposo de su madre. Fernando admitió que compartía la opinión: “No fue una buena persona con ninguno de nosotros. Mi madre tampoco facilitaba las cosas”, dijo, aunque matizó con su habitual tacto: “Yo siempre he sido más conciliador en las situaciones complicadas. Jesús era un hombre retorcido y nosotros teníamos poco que hacer porque mi madre siempre le apoyaba”.