Cómo terminó un economista laico y español llevando las cuentas del Vaticano: “Esta oportunidad no se me habría ocurrido”

La muerte del Papa Francisco, quien ha fallecido este 21 de abril de 2025 a los 88 años, ha marcado el fin de un pontificado que ha dejado una profunda huella en la Iglesia Católica. Y no solo por su legado ni por su acercamiento a los más necesitados, sino también por sus esfuerzos para reformar la administración del Vaticano. De entre sus decisiones, destacó la reforma económica de la Santa Sede, un proceso que involucró a numerosas figuras, como la de un economista laico de Mérida que jamás imaginó que su carrera lo llevaría a gestionar las finanzas del Vaticano.

Maximino Caballero Ledo nació en Mérida en 1959, y fue nombrado Prefecto del Dicasterio para la Economía de la Santa Sede en noviembre de 2022, tras la renuncia de otro español, el jesuita Juan Antonio Guerrero Alves, con quien ya trabajaba siendo su número dos como secretario de Economía del Vaticano. El nombramiento de Caballero Ledo representó un gran cambio en la gestión financiera del Vaticano, un área históricamente opaca y con problemas de transparencia.

“De todas las diferentes oportunidades profesionales que hubiese podido imaginar, esta es una que nunca, ni remotamente, se me habría ocurrido”, confesó el economista después de ser nombrado número dos de la Secretaría de Economía. Para él, esta asignación fue una sorpresa, pero también un honor que aceptó.

Con una carrera de más de 20 años en el sector financiero internacional, Caballero Ledo acumuló experiencia trabajando en Europa, Oriente Medio y África. Tras un tiempo en Barcelona y Valencia, se trasladó a Estados Unidos en 2007, donde ocupó puestos de responsabilidad en Baxter Healthcare. En 2020, su vida cambió radicalmente cuando recibió la llamada del Papa Francisco, quien le propuso ocupar la Secretaría de Economía del Vaticano. Este nombramiento fue solo el inicio de una serie de cambios estructurales que buscaban poner en orden las finanzas del Vaticano.

Estas medidas para mejorar la transparencia económica de la Santa Sede comenzaron en 2014, y culminó con la publicación de la constitución Praedicate Evangelium. Estas reformas han cambiado la estructura administrativa interna del Vaticano y pretenden asegurar un uso más eficiente de los recursos responsables, casi todos procedentes de las donaciones de los fieles. Caballero Ledo, junto con su equipo, se han encargado de liderar estos esfuerzos hasta ahora, que incluyen la implementación de normas de transparencia más estrictas y la creación de un sistema de control interno más robusto.

“La transparencia es el principio más mencionado y utilizado en las normativas de la reforma económica”, afirmó Caballero Ledo durante una conferencia en la Universidad Católica de Valencia (UCV) en febrero de 2024. En esta ocasión, detalló los avances que se había llevado a cabo hasta ese momento, pero también advirtió sobre la necesidad de ser pacientes, porque el proceso de reforma era largo e iba evolucionando. “Aunque comenzó en 2014, prácticamente estamos empezando”, confesó en aquel momento, añadiendo que “los ajustes son necesarios para lograr nuestro objetivo: poner a la santa Sede como referencia internacional en términos de transparencia y recuperación de la credibilidad”.

Y es que esa ha sido una de las principales preocupaciones de Caballero Ledo y su equipo, la de restaurar la credibilidad del Vaticano, gravemente afectada por escándalos financieros del pasado. Tal y como explicó el economista, “hay que recuperar la credibilidad, y solo se puede hacer a través de una transparencia total”. Esto, además de la publicación de las cuentas, implicaba muchas más cosas: “La transparencia no solo es publicar las cuentas, es demostrar que tenemos unos procesos que funcionan, que cada ente es responsable de sus actos y que luchamos contra la corrupción”, afirmó Caballero Ledo.

La reforma también incluyó la modernización de los sistemas de auditoría y control, elementos esenciales para garantizar que los recursos del Vaticano se gestionen adecuadamente. “Este proceso llevará tiempo, pero estoy convencido de que los esfuerzos que estamos haciendo hoy tendrán un impacto duradero en la gestión económica del Vaticano y, por ende, en la credibilidad de la Iglesia”, señaló el economista en 2024. Para él, el desafío de gestionar las finanzas vaticanas no solo ha representado un logro profesional, sino una oportunidad para contribuir a una gran causa.

*Con información de la agencia EFE.