San Sebastián sortea la barandilla de La Concha, uno de sus iconos turísticos: “Aquellas personas interesadas pueden hacerse con una de las piezas”

El coste de cada módulo será de 185 euros y el alcalde señaló que es “un elemento muy emblemático”

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Barandilla de La Concha, en
Barandilla de La Concha, en San Sebastián. (Europa Press)

Cada ciudad tiene su historia y con ella se sienten identificados muchos de los habitantes de ese lugar. Además, en cada rincón existen diferentes elementos que evocan a las características de esa tierra. Algunos de estos componentes pueden venir de leyendas orales, sin embargo, también se hallan ciertos elementos tangibles como la barandilla de La Concha, en San Sebastián, que recuerda a su tradición marinera.

Cuando esta se colocó en 1919 en el principal paseo marítimo de la ciudad vasca, la idea predominante era decorar los alrededores de la playa sobre la que discurre paralelamente: playa de La Concha. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en un icono turístico y emblemático de la ciudad con el que muchos quieres hacerse.

Un trozo de barandilla para casa

Recientemente, el Ayuntamiento donostiarra decidió sustituir 275 módulos de esta barandilla tras declarar como efecto no utilizable el conjunto de elementos que la componen en el tramo entre la primera rampa y La Perla debido a su deterioro. El alcalde, Eneko Goia, señaló, en una rueda de prensa, que “al tratarse de un elemento muy emblemático de la ciudad, se va a proceder a su sorteo para que aquellas personas interesadas puedan hacerse con una de las piezas retiradas”.

Sin embargo, llevarte este módulo de 80 centímetros y 50 kilos a casa tiene un coste: 185 euros, “estimado de la preparación para su entrega”. Este es el precio que deberán pagar todas las personas que quieran parte de barandilla en su hogar como recuerdo. El sorteo se abrió el pasado 3 de marzo y puede apuntarse quien quiera, aunque tienen prioridad algunas personas.

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Playa de La
(Foto de ARCHIVO) Playa de La Concha, en San Sebastián, desde el Peine del Viento. (EUROPA PRESS)

¿Quién puede recibir un módulo de la barandilla de La Concha?

Según indicó el Ayuntamiento de San Sebastián, podrán inscribirse “todas las personas físicas, mayores de edad, empadronadas en San Sebastián y aquellas personas físicas nacidas en la ciudad que así lo deseen”. En cambio, se han formado dos grupos para recibir la barandilla. El primer grupo, formado por las personas empadronadas, tendrán prioridad. Sin embargo, el segundo, donde se incluyen a todos los nacidos en la ciudad costera, pero no empadronados, podrán optar a su módulo en caso de que sobren en la primera adjudicación.

Solo se permite una solicitud por persona física y las inscripciones se pueden realizar de forma presencial en cualquier registro municipal o también por vía telemática a través de la página web municipal, en el sitio específico para este sorteo. La resolución se hará en el mes de abril y se abrirá el plazo para las reclamaciones. El listado definitivo se publicará la primera semana de mayo. Por otra parte, se indica que las personas escogidas deberán recoger la pieza por sus propios medios y comprometerse a su cuidado, quedando prohibida su posterior venta.

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Varias personas en
(Foto de ARCHIVO) Varias personas en el Peine del Viento, en San Sebastián, País Vasco. (Unanue / Europa Press)

La historia detrás de la barandilla de La Concha

En el paseo marítimo, la barandilla de La Concha discurre separando la playa de la calzada por la que pasan los visitantes. Esta larga fila construida de hierro, con color blanco y decorada con flores en cada módulo, guarda una historia. Y es que, si se aprecia con detenimiento, todas las piezas florales miran hacia dentro del paseo, mientras que solo una lo hace hacia fuera.

La subida del mar provocada por el cambio climático empieza a comerse la costa española: “Para 2030 ya se esperan pérdidas de playas”.

El simbolismo que guarda está relacionado con los marineros que partían en sus barcos para faenar. Estos se tenían que enfrentar a la bravura del mar Cantábrico, que se caracteriza por sus olas de varios metros. La única flor que mira hacia el agua les desea suerte en su travesía y les pide que regresen a la ciudad que les vio marchar.