Fabiola de Mora y Aragón, la española que reinó en Bélgica: ahijada de Victoria Eugenia, enfermera y filántropa

Este jueves 5 de diciembre se cumplen 10 años de la muerte de la reina, esposa del rey Balduino I

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Fabiola de Bélgica, en una
Fabiola de Bélgica, en una fotografía de archivo.

Este jueves 5 de diciembre se cumplen 10 años del fallecimiento de Fabiola de Mora y Aragón, la española que se convirtió en la figura más respetada y querida de Bélgica tras su matrimonio con Balduino I, quinto rey de los belgas.

Fabiola de Bélgica nació el 11 de junio de 1928 en el seno de una familia aristocrática. Era la cuarta de los siete hijos del matrimonio formado por Gonzalo de Mora y Fernández Riera, IV marqués de Casa Riera y II conde de Mora, y de Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz, VIII marquesa de Casa Torres, XVIII vizcondesa de Baiguer y condesa de la Rosa de Abarca.

La familia De Mora y Aragón era muy cercana a la casa real. De hecho, la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, fue la madrina de Fabiola. Esta relación con la monarquía obligó al clan a abandonar España durante la II República, regresando tras la Guerra Civil con la que el dictador Francisco Franco se instauró en el poder.

Tras su vuelta a Madrid, Fabiola recibió una educación religiosa que la convertiría en una convencida devota. Además, estudió enfermería en la Escuela Militar de Sanidad de Carabanchel, siguiendo la vocación de ayudar a los demás que posteriormente trataría de mostrar en su reinado.

Fabiola de Bélgica, en una
Fabiola de Bélgica, en una fotografía de archivo. (Europa Press)

En 1960, su matrimonio con Balduino I fue un hito significativo que no solo consolidó su posición en la realeza europea, sino que también fortaleció la imagen de la monarquía belga en su conjunto. Balduino, conocido por su carácter reservado y devoción religiosa, encontró en Fabiola a una compañera profundamente comprometida con sus deberes reales y causas sociales, como el bienestar infantil y la salud.

Sin embargo, la llegada de Fabiola a la corte belga no fue un camino de rosas. En un principio, una parte de la sociedad rechazó frontalmente la boda del monarca, que llevaba reinando desde los 20 años, con aquella desconocida española que, si bien pertenecía a la alta sociedad, no formaba parte de la realeza. A pesar de ello, Balduino y Fabiola se dieron el ‘sí, quiero’ el 15 de diciembre de 1960 en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas.

Imagen de archivo de 1960
Imagen de archivo de 1960 del rey Balduino de Bélgica y su entonces prometida, Fabiola de Mora y Aragón, posando para la prensa mundial tras ser anunciado su compromiso matrimonial. (EFE)

Tres grandes golpes

Aunque Fabiola de Bélgica anhelaba ser madre junto al rey Balduino, nunca pudo llegar a cumplir su deseo. La reina sufrió al menos cinco abortos espontáneos, asunto que le provocó una gran tristeza y acaparó el interés mediático.

En 1993, la reina recibiría un duro mazazo que la apartaría de la Corona. Su marido, el rey Balduino I, fallecía repentinamente durante unas vacaciones en Motril, Granada. Al no tener herederos, el trono pasó a su hermano Alberto. Diez años más tarde, este abdicaría en favor de su primogénito Felipe, el actual monarca.

Otro de los aspectos que marcaron la vida de Fabiola fue el conflicto con su hermano, Jaime de Mora y Aragón. Conocido por su estilo de vida bohemio, representaba un fuerte contraste con la imagen reservada y discreta de Fabiola. Las diferencias entre ambos no solo eran de carácter, sino también relativas a la visión de vida, causando cierta fricción familiar que, aunque no siempre se hizo pública, alimentó las especulaciones en la prensa. De hecho, el cuñado de Balduino llegó a vender la invitación de boda de los reyes o el diario privado de su hermana.

A pesar de su carácter público sereno, la reina Fabiola protagonizó algunas polémicas en sus últimos años. En 2012 surgió controversia en torno a la fundación benéfica que ella creó para la gestión de su patrimonio, lo que provocó un debate sobre la transparencia en el uso de los fondos de la monarquía. Esta polémica llegó a generar discusiones políticas sobre el financiamiento de la Casa Real por parte del Estado belga.

Fabiola falleció el 5 de diciembre de 2014 en el Castillo de Stuyvenberg, Bruselas, a los 86 años. A lo largo de su vida, dejó tras de sí un legado de compromiso con las causas sociales y un recordatorio constante de la complejidad de la vida en la realeza, marcada tanto por el deber como por los desafíos personales. Su vida fue un testimonio de resiliencia y dedicación, influyendo positivamente en la percepción pública de la monarquía belga.

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