
El agua es un elemento esencial para la vida y constituye una parte fundamental de nuestro organismo, pues representa aproximadamente el 60-70% del peso corporal en los adultos. Su importancia para el funcionamiento del cuerpo humano es indiscutible: participa en procesos metabólicos, regula la temperatura corporal, transporta nutrientes y oxígeno a las células y elimina desechos. Sin embargo, a pesar de su papel vital, existen numerosos mitos relacionados con su consumo, especialmente en lo que respecta a las comidas.
Uno de los mitos más comunes es que beber agua durante las comidas “engorda” o contribuye al aumento de peso. Este concepto erróneo no tiene ninguna base científica, como explica Miguel Herrero, Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos e investigador en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) del CSIC, centro promotor de su último libro: Los bulos de la nutrición.
El agua tiene un aporte calórico nulo, lo que significa que no aporta energía en forma de calorías, independientemente de cuándo se consuma. Por tanto, beber agua antes, durante o después de las comidas no puede contribuir al aumento de peso de ninguna manera. La creencia de que el agua puede “engordar” durante las comidas podría derivar de una mala interpretación de cómo funciona la digestión. Algunas personas asumen que el agua diluye los jugos gástricos y dificulta la digestión, lo que podría llevar a un metabolismo más lento y, en última instancia, a un aumento de peso. Sin embargo, esta suposición no es correcta.
De hecho, el agua no interfiere negativamente con los procesos digestivos. Al contrario, puede facilitar la digestión ayudando a descomponer los alimentos y promoviendo la absorción de nutrientes. Además, no se almacena en el cuerpo en forma de grasa. Cualquier agua que no se necesite en el momento será eliminada de manera natural a través de la orina, la transpiración o la respiración.
Los beneficios de beber agua durante la comida
Las necesidades diarias de agua varían según factores como la edad, el sexo, el nivel de actividad física, el clima y la dieta. En general, se recomienda un consumo promedio de 2 a 2.5 litros diarios para los adultos, incluyendo el agua proveniente de alimentos como frutas y verduras. Durante las comidas, beber agua de manera moderada y según las necesidades personales es suficiente para obtener sus beneficios sin afectar la digestión.
Beber agua durante las comidas no solo es inofensivo, sino que también puede ofrecer beneficios, como aumentar la sensación de saciedad. Cuando se consume agua junto con los alimentos, el volumen en el estómago se incrementa, lo que envía señales al cerebro para indicar que se está lleno. Esto puede ayudar a controlar las porciones y, en consecuencia, reducir la ingesta calórica total durante la comida.
Además, el consumo de agua puede mejorar la textura de los alimentos y facilitar su paso a través del sistema digestivo, especialmente en el caso de comidas ricas en fibra. En personas que tienden a comer rápidamente, beber agua también puede ser una herramienta útil para reducir la velocidad al masticar, fomentando una experiencia alimenticia más consciente y saludable.
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