Eclipsar al Sol con dos satélites en vuelo sincronizado: la industria espacial española, a la conquista de otro hito

La Agencia Espacial Europea ha confiado a España el desarrollo de una misión pionera. Los sistemas que componen el proyecto serán lanzados a principios de diciembre desde India

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Misión Proba-3. (ESA/P. Carril)
Misión Proba-3. (ESA/P. Carril)

Hasta 1.000 horas de eclipse. De esto será capaz Proba-3, la nueva misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) que será lanzada el próximo 4 de diciembre desde India y cuyo principal objetivo será estudiar la corona solar. La empresa nacional Sener ha sido la responsable de liderar el amplio consorcio de 29 empresas de 17 países distintos que han estado involucradas en el desarrollo de los dos satélites que componen la misión y donde las compañías españolas han tenido un papel destacado.

Para poder observar con detalle el Sol, bloquear la luz que irradia el astro rey será el principal desafío de Proba-3. Asimismo, ha supuesto el mayor reto para el equipo científico y de ingeniería de la operación. Para generar un eclipse artificial, los sistemas deberán volar en formación y perfecta sincronización, algo que nunca se ha logrado hasta el momento. De esta manera, de tener éxito la misión demostrará que el vuelo en formación es posible, un hito histórico en la exploración espacial.

Según ha explicado el director de Espacio y Ciencia de Sener, Diego Rodríguez, los dos satélites —denominados Coronagraph y Occulter— volarán en una órbita elíptica a más de 60.000 kilómetros de la Tierra y estarán alineados de manera autónoma, con “una precisión milimétrica”, a una distancia de 150 metros entre sí. En este sentido, la mayor dificultad técnica del proyecto radica en la autonomía del par de sistemas: cada uno actuará de manera independiente, calculando su posición y trayectoria con respecto a su homólogo, sin el apoyo de un operador humano. “Este hito requiere un gran esfuerzo en muchos ámbitos, desde el análisis de misión hasta los algoritmos de guiado, navegación y control”, ha explicado Rodríguez.

Cada uno de los satélites tiene un propósito determinado. El Coronagraph alojará el coronógrafo de la misión, instrumento que apuntará directamente al Sol, mientras que el Occulter eclipsará a la estrella interponiéndose entre ella y la primera nave. Para ello, utilizará un disco de unos 140 centímetros de diámetro y varios equipos, tanto ópticos como láser, que permitirán calcular la posición y actitud relativa entre los dos satélites y posicionar ambos con una extrema exactitud.

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Así, la sincronía entre ambas aeronaves creará un eclipse artificial de una manera jamás conseguida: el coronógrafo en el espacio podrá obtener imágenes del Sol que no estarán afectadas por las perturbaciones de la atmosfera terrestre. Por su parte, el Occulter, a cientos de metros del punto focal del instrumento óptico, reducirá notablemente los efectos de interferencia de la luz solar.

De conseguir efectuar este vuelo en formación, los satélites actuarán como un único instrumento óptico, componiendo una estructura virtual en el espacio con elevadas capacidades de reconfiguración. De este modo, Proba-3 demostraría que las futuras misiones podrían desarrollarse a mayor escala y con menor coste, empleando múltiples módulos pequeños que se comporten en vuelo como un único satélite de gran tamaño.

Participación de la industria española

Además de ser el contratista principal de Proba-3, Sener ha sido el responsable tanto del segmento de vuelo como del de tierra. Por su parte, la filial española de Airbus ha estado a cargo del desarrollo e integración de las plataformas de ambos satélites, incluyendo su diseño, fabricación y verificación de la arquitectura mecánica, térmica y de propulsión, así como proporcionar sus arneses, los mecanismos de despliegue de paneles solares y la banda de separación.

De igual manera, GMV se ha ocupado del Subsistema de Vuelo en Formación (FFS), uno de los componentes más complejos y críticos de toda la misión: mantiene la precisión y estabilidad necesarias entre los dos satélites, permitiéndoles funcionar como una estructura rígida virtual. La empresa con sede en Tres Cantos (Madrid) también gestiona los sistemas de monitorización y control de vuelo en las infraestructuras terrestres, que determinan la órbita, la predicción de eventos y el cálculo de maniobras, asegurando que los satélites mantengan su formación durante toda la misión.

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