¿De qué hablamos cuando hablamos de Big Data en educación?

Las ventajas que ofrece la herramienta a la hora del proceso de enseñanza-aprendizaje

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EFE/EPA/CAROLINE BLUMBERG/Archivo
EFE/EPA/CAROLINE BLUMBERG/Archivo

Por Melina Nogueira Fernández

Con el crecimiento y la expansión del uso de tecnologías digitales en el ámbito educativo muchos términos técnicos y tendencias se instalan cada vez más en ese espacio. Particularmente, la tecnología de big data permite recolectar, almacenar y preparar grandes volúmenes de datos para analizar o visualizar la relación entre ellos. En el ámbito educativo, esta tecnología ha comenzado a brindar grandes beneficios que ponen de manifiesto la importancia de analizar los datos como materia prima para tomar decisiones educativas estratégicas en el siglo XXI.

Grandes volúmenes de datos, interacciones y plataformas digitales: ¿qué beneficios nos brindan en la escuela?

La tecnología de big data permite recolectar, almacenar, procesar y preparar grandes volúmenes de datos para analizar o visualizar la relación entre ellos. Estos datos pueden ser generados en tiempo real y que provengan de diferentes fuentes como redes sociales, sensores, audios, dispositivos diversos. Las características que tiene el big data son conocidas como las “3 V”: el volumen, la variabilidad y la velocidad. Para este proceso se requiere de plataformas y herramientas específicas con el fin de que sea posible identificar patrones y predecir con detalle las causas o efectos de eventos, sucesos o procesos complejos.

Con el crecimiento del uso de diversas plataformas que permitan generar interacciones en la dinámica de enseñanza-aprendizaje, se considera que la analítica del big data es uno de los recursos claves actuales para analizar, visualizar, entender y mejorar la educación. Su uso ha comenzado ya a brindar grandes beneficios en lo referente a la mejora de la gestión educativa, por ejemplo, en el seguimiento de los alumnos y el despliegue de estrategias de aprendizaje personalizado, la mejora de la selección de las secuencias didácticas y materiales para que los estudiantes trabajen, la toma de decisiones estratégicas de maestros y directivos, la propuesta de orientaciones profesionales y vocacionales con los estudiantes y la articulación del vínculo escuela-familias a través del análisis de la misma información. Exploraremos a continuación en detalle alguno de esos beneficios en particular.

El seguimiento detallado de los alumnos para personalizar estrategias de aprendizaje

Con la virtualidad quedó expuesto que el método de observación física en el aula ha dejado de ser la forma más efectiva para velar por la mejora del proceso educativo. En este sentido, se ha expuesto la necesidad de nuevos métodos potenciados en la tecnología para poder hacer el seguimiento de los alumnos, mejorar sus tutorías, obtener datos objetivos de sus evaluaciones, predecir los riesgos académicos -por ejemplo de deserción escolar- o simplemente comprender el comportamiento de los grupos de estudiantes en sus trayectorias de aprendizaje. Para esto, la analítica del big data es un recurso clave actual para entender y mejorar este seguimiento.

Gracias al análisis de estos datos se puede identificar quién está avanzando mejor en el proceso de aprendizaje y quiénes necesitan mayor acompañamiento comprendiendo sus propios tiempos. Al personalizar el aprendizaje, también contribuye a la motivación de los estudiantes, ya que pueden visualizar sus propios avances en los recorridos.

La mejora en la selección de material a trabajar para incentivar mayor comprensión

Siguiendo en línea con el beneficio anterior sobre diseñar recorridos de aprendizaje personalizados, los datos que persisten en las plataformas a partir de las conductas y elecciones de los alumnos pueden ser utilizados para generar una mejor discusión en clase, aumentando el nivel general de compresión de un tema y también puede ayudar a desarrollar estrategias para apoyar a los estudiantes a superar alguna dificultad en áreas de conocimiento específicas.

Particularmente, los algoritmos sobre los que se sustentan estas plataformas educativas pueden hasta registrar cómo leen, cuánto se tardan en leer, y qué partes de material necesitan revisar más de una vez. Toda esta información si es analizada tiene el potencial de mejorar significativamente la experiencia en clase y permite ser analizada para ir modificando la estrategia del material utilizado en función de los avances que se evidencian en el aula.

La toma de decisiones estratégicas para maestros y directivos a través de datos

A través de los datos transaccionales que se almacenan en las diversas soluciones, los docentes pueden utilizar los resultados obtenidos para decidir la mejor forma de impartir clase con los nuevos métodos de enseñanza que pueden probando en tiempo real: comprender si accedieron más a través del móvil, si han utilizado más dinámicas de gamificación, si han avanzado en determinadas competencias, si les ha funcionado la estrategia de la llamada “aula invertida”, etc. Analizar los datos permite analizar aquellas propuestas que no están funcionando como estaba planificado y destinar mayor tiempo en cómo adaptarlo de la forma más adecuada para que el aprendizaje se materialice. Se espera que a mediano plazo, las escuelas almacenen, ordenen y examinen volúmenes grandes de datos, que permitirá desarrollar técnicas didácticas y objetivos aplicables a su contexto específico. Para este propósito, será necesario el trabajo de especialistas en análisis y educación, para llegar a este paso no es solamente imperativo tener la tecnología precisa, sino saber cómo utilizar la práctica del Big Data.

La orientación vocacional y propuesta de carreras futuras

Con el uso del Big Data pueden identificarse recorridos más claros para desarrollar las habilidades e intereses más fuertes de cada estudiante que le permitan repensar sus vocaciones futuras. Esto en conjunto con el acompañamiento de un asesor pedagógico que trabaje con estos datos, podría reducir sustancialmente la deserción educativa en sus diferentes niveles y también evitar el cambio de carrera durante los estudios.

De la misma forma, esta trayectoria puede seguir al estudiante más allá de su graduación, ayudándolo a tomar decisiones profesionales acorde a sus intereses y generando estrategias para fortalecer la empleabilidad a futuro.

El análisis de los datos para que las instituciones educativas y las familias conversen con una agenda común

Hay cierto acuerdo a nivel académico y en diversos estudios que el análisis de datos permite identificar las causas y mejorar las tasas de abandono escolar por todo lo que hemos estado comentando antes (aprendizaje personalizado, estudiantes más motivados, etc.) y permite recoger las impresiones de los estudiantes, además de mejorar la comunicación entre padres, tutores, alumnos y el resto de actores del sistema educativo. Esto es importante para que todos tengan la misma visualización de estos datos y se incentive la lectura analítica de esa información para tomar decisiones en conjunto escuelas-familias, más en entornos duales como los actuales.

Como queda expuesto, el Big Data es uno de los aspectos que jugarán un papel fundamental en la innovación educativa en un futuro cercano. En este escenario la validez, la integridad y la seguridad de los datos -entendiendo la sensibilidad de la información que se maneja en el ámbito educativo- también se vuelve al centro de la escena y no puede estar fuera del debate del tema entre directivos y docentes, entendiendo igualmente toda la potencialidad de beneficios que puede proporcionar.