
En los páramos andinos de Colombia, un momento capturado entre niebla, lluvia y frío convirtió a una especie de fauna única en el planeta, en el centro de atención en redes sociales.
El barbudito paramuno, cuyo nombre científico es Oxypogon guerinii y también conocido como colibrí chivito de Bogotá, se ha ganado el protagonismo tras la publicación de una imagen por el fotógrafo de naturaleza Juan Camilo Quintero en su cuenta de Instagram (@fotosintesiss).
El registro no solo llamó la atención entre los aficionados a la ornitología: también generó miles de reacciones de personas interesadas en la riqueza biológica del país.
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Quintero narró la experiencia detrás de la imagen: “Fue un reto poderlo registrar ya que el clima estaba en nuestra contra”. A pesar de las condiciones adversas con lluvia, viento helado y espesa neblina, logró retratar a este diminuto colibrí en su hábitat.
El propio fotógrafo reflexionó: “Pero si algo he aprendido a lo largo de los años es que un ‘mal clima’ también hace parte de la naturaleza y se le puede sacar el máximo provecho”.
Su publicación se convirtió en símbolo del valor de perseverar y del asombro por las especies endémicas.

El barbudito paramuno, símbolo de los páramos en Colombia: único en el mundo
El Oxypogon guerinii fue descrito en 1840 por el ornitólogo francés Auguste Boissonneau. Esta especie es exclusiva de Colombia y únicamente se encuentra en los páramos ubicados en la Cordillera Oriental, con presencia destacada en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá.
“Lo veía a él detrás del lente, como alguien tan pequeño puede vivir en un clima tan frío”, compartió Quintero sobre su experiencia al observar al ave.
El barbudito paramuno prefiere asentarse en zonas cubiertas de musgo y frailejones. También puede ubicarse en los bordes de bosques de queñoa y áreas de subpáramo, a altitudes que oscilan entre los 3.000 y 5.200 metros, de acuerdo con información de NaturaLista Colombia.
Esta alta especialización lo convierte en un indicador clave del ecosistema de páramo y le otorga un papel vital en la polinización de especies vegetales emblemáticas.
Alimentación y características físicas
Su dieta se compone principalmente del néctar de frailejones (Espeletia), aunque también consume pequeños insectos y larvas que encuentra en las flores.
Durante los meses secos, desciende hacia zonas menos elevadas en busca de otras fuentes de alimento, pero regresa al páramo durante la floración masiva de frailejones, época en la que es más visible.
El macho de la especie sobresale por una cresta blanca llamativa, una barba iridiscente de color verde y una distintiva mancha triangular púrpura en el rostro. Por su parte, la hembra presenta un plumaje más sobrio y carece de cresta y barba.
Ambos sexos comparten un tamaño de aproximadamente 12 centímetros y muestran un plumaje que combina tonos oliva, marrón y bronce. Esta apariencia inconfundible ha llevado al barbudito paramuno a ser considerado, de manera informal, como el ave emblemática de los páramos colombianos.
Estado de conservación y amenazas: el cambio climático
Aunque el área de distribución del Oxypogon guerinii es de solo 19.700 kilómetros cuadrados, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn) lo clasifica actualmente como especie de “preocupación menor”.
Esta categoría obedece a que gran parte de su hábitat se encuentra dentro de áreas protegidas. Sin embargo, su futuro está sujeto al estado de salud de los páramos, ecosistemas altamente frágiles.
El cambio climático afecta los patrones de lluvia, temperatura y floración, lo que altera la disponibilidad de recursos para la especie. Adicionalmente, la expansión de la agricultura, la ganadería y las actividades mineras ilegales ejercen presión sobre el hábitat natural del barbudito. La conservación de los páramos resulta fundamental para garantizar la supervivencia de esta especie y de muchas otras que dependen de este ecosistema.
Para Juan Camilo Quintero, fotografiar al barbudito paramuno significó cumplir un desafío en su trabajo documentando la avifauna colombiana.

“Ya tengo dos de las tres joyas endémicas de nuestro país, esperemos pronto poder capturar la última”, compartió al referirse a las especies de Oxypogon. Su objetivo ahora es fotografiar la tercera especie endémica del género presente en Colombia.
La imagen viral del barbudito paramuno no solo resalta la diversidad y belleza de la fauna nacional, sino que llama la atención sobre la importancia de proteger los hábitats de alta montaña, cada vez más amenazados.
El retrato del diminuto colibrí bajo la lluvia se suma al esfuerzo colectivo por valorar y conservar el patrimonio natural colombiano, en especial aquellas especies que solo existen en el territorio nacional y dependen de entornos tan singulares como los páramos.
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