Estas inquietantes fotografías de animales te harán reconsiderar tu visita al zoo

Por Karin Brulliard

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Un oso en un zoológico alemán (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Un oso en un zoológico alemán (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Jo-Anne McArthur, una fotógrafa canadiense y activista por los derechos de los animales, no niega que su libro pueda ser tildado de "unilateral". Ese es el punto.

Las imágenes en Captive fueron tomadas en zoológicos a través de los cinco continentes, pero no incluyen fotos de cuidadores de hipopótamos, de osos pandas sometiéndose a ultrasonidos o de la limpieza de jaulas. Se toman desde la perspectiva del público y, según McArthur, pretende mostrar a los animales como "individuos" en contraposición con los representantes de su especie. Las fotos son inusuales y, a veces, sorprendentes, se muestran como animales solitarios expuestos a multitudes y con barreras para mantenerlos cerrados.

Una foca en un zoo de Lituania (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Una foca en un zoo de Lituania (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

El libro es descaradamente anti-zoológico, pero McArthur dice que espera que sirva para la conversación pública sobre los animales en cautiverio, como el debate sobre las orcas de Sea World.

Todas las fotos han sido tomadas durante el 2016.

Esta entrevista ha sido editada debido a su longitud y claridad.

Una girafa junto a un cartel de Ikea en un zoo de Alemania (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Una girafa junto a un cartel de Ikea en un zoo de Alemania (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Pregunta: ¿Cuál fue tu experiencia con los zoológicos antes de este proyecto?

Respuesta: Tengo un recuerdo de infancia de un zoológico en Hawai. Un orangután estaba defecando en su mano, machacándolo en un árbol y comiéndoselo. Todos los turistas estaban riendo, gritando y tomando fotos. Nuestra familia también tomó fotografías. Solo había visitado uno o dos zoológicos cuando era niño. La gente suele referirse al "amor" que tengo por los animales. Eso es correcto, pero solo parcialmente. También, siempre he tenido una preocupación por los animales. A menudo me sentía triste por ellos y verlos así me hacía sentir incómoda. Mirándonos fijamente. Sé que no estoy sola en este sentimiento.

Leones blancos (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Leones blancos (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Pregunta: Está claro que ahora no eres fan de los zoológicos. ¿Hubo un punto de inflexión?

Respuesta: No recuerdo un punto de inflexión. Sólo recuerdo estar siempre al lado de los animales. Recuerdo sentir que no era justo para los individuos que se mantenían en los parques, que había perros encerrados en patios traseros, pájaros guardados en jaulas.

Un oso polar que vive en soledad en un zoo (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Un oso polar que vive en soledad en un zoo (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Pregunta: ¿Fuiste tras bambalinas o te quedaste del lado de los visitantes?

Respuesta: He estado entre bastidores y tengo muchos amigos trabajando en el zoo. Durante años, he estado escuchando quejas y preocupaciones. A principios del 2000, cuando todavía trabajaba como asistente de fotografía, el fotógrafo sabía que yo amaba a los animales y me invitó a hacer una sesión de tres días con él. El zoológico estaba ganando dinero mientras alquilaba los animales. Se trataba de un águila calva. Detrás de las escenas había filas y filas de enormes pájaros enjaulados. El águila fue atada por el tobillo para que se sentara bajo las luces calientes sobre un telón de fondo blanco, junto a un cráneo de vaca y una bota de cuero, que era el artículo que se anunciaba. El pájaro jadeaba y trataba de volar. El pájaro volaría a lo largo de la cuerda, luego del revés. Su cuidador lo controlaba y ponía el cráneo de la vaca para que pudiese ser fotografiado. Mis amigos del zoológico me explican cosas que los visitantes no saben o no ven, como cuando llegan animales nuevos, no se adaptan y acaban muriendo. Otros que se quedan atrapados en el cableado y se los encuentran muertos por la mañana.

La autora refleja situaciones curiosas en el zoo para denunciar el trato a los animales (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
La autora refleja situaciones curiosas en el zoo para denunciar el trato a los animales (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Pregunta: ¿Cómo crees que afectó la representación de los zoológicos en tu libro?

Respuesta: El libro recibirá algunas críticas por ser unilateral. Pero es importante recordar que los parques zoológicos son unilaterales y necesitamos ver más rincones oscuros para poder continuar discutiendo los problemas con el cautiverio. Las imágenes en Captive ayudarán a avivar la discusión de los individuos atrapados en estos sistemas. La conversación en estas instalaciones, a menudo, se remonta a los esfuerzos de conservación y preservación de las especies. Desde el exterior vemos la comercialización del zoológico. Desde el interior, como visitantes, el zoológico también ofrece maneras de ver, y como no ver, a los animales. Con los caminos cuidados, la música y todo el entretenimiento suplementario. Quiero que recordemos que podríamos pasar por un zoológico entre dos o tres horas y después volver a casa con nuestra familia, nuestros amigos y una vida de relativa autonomía. Los animales del zoo, sin embargo, permanecen allí mucho después de que nos hayamos ido. Trato de mostrar lo que podría ser para ellos.

Una familia posa frente a unos animales (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Una familia posa frente a unos animales (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)

Pregunta: Desprecias bastante los esfuerzos de conservación de la vida silvestre en los zoológicos. ¿Por qué? ¿No hay compromiso en esos programas?

Respuesta: Los zoológicos han hecho un gran trabajo de comercialización de los esfuerzos de conservación cuando en realidad la mayor parte de su dinero se gasta en otros proyectos.

Un trío de lobos árticos (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Un trío de lobos árticos (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Niños disfrutan viendo a unos animales en el zoo (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)
Niños disfrutan viendo a unos animales en el zoo (Jo-Anne McArthur/The Washington Post)