En el imaginario venezolano quedó plasmado aquel 15 de enero 2018 cuando, a través de las redes sociales, el piloto Oscar Pérez apareció ensangrentado y dialogando con un mayor de la Fuerza Armada venezolana, cuya voz se oía en tono conciliador, prometiendo que respetaría la vida al grupo del piloto del CICPC que había retado al gobierno. Poco después, todo el grupo había sido asesinado. El mayor de la voz es ahora el teniente coronel (GNB) Rafael Enrique Bastardo Mendoza, uno de los tres funcionarios sancionados por el Reino Unido.

En la Masacre del Junquito, como se conoce al atroz hecho, murieron Oscar Pérez, José Alejandro Díaz Pimentel, Daniel Enrique Soto Torres, Abraham Lugo Ramos, Jairo Lugo Ramos, Abraham Israel Agostini y Andreína Ramírez. Dos funcionarios fueron determinantes en esa operación contra el grupo del piloto: el entonces Mayor Bastardo Mendoza y el ahora teniente coronel Alexander Enrique Granko Arteaga, director de Asuntos Especiales de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).
El Reino Unido sanciona, además del ex jefe del FAES, al comandante general de la Guardia Nacional, MG Fabio Zavarse Pabón y al almirante en jefe Remigio Ceballos Ichaso, comandante Estratégico Operacional de la Fuerza Armada. Los dos altos oficiales tienen cargos relevantes. Pero Bastardo Mendoza sale de escena el 30 de abril 2019, por su implicación en la Operación Libertad; luego es enviado como agregado militar a Cuba.
Hasta aquellos que parecen más comprometidos, por sus acciones criminales o violatorias de los derechos humanos, con el régimen de Nicolás Maduro, son tentados a abandonar el poder. Eso parece que explica lo que ocurrió con el ex jefe de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Días antes del 30A hubo una reunión en casa de Leopoldo López, quien cumplía arresto domiciliario; estuvo presente Bastardo Mendoza y el capitán Antonio Sequea Torres, el que montó la Operación Gedeón.

En el marco de la Operación Libertad, mientras oficiales y comandos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) se encontraban, junto a Leopoldo López y Juan Guaidó, en las inmediaciones de la Base Aérea La Carlota, esperando la llegada del general Manuel Ricardo Cristopher Figueras y de los comprometidos que el entonces jefe del SEBIN aseguraba tener, los órganos de inteligencia colocan sus sospechas sobre el Tcnel. Bastardo Mendoza.
Solo era cuestión de horas para que lo llevaran a declarar. Bastardo reconoció, entre lágrimas, que sí estaba comprometido, agregando que había sido engañado por sus compañeros de la Guardia Nacional. Reverol es quien lo rescata y de ahí viene un informe concluyendo que Bastardo se acercó a la Operación Libertad con la esperanza de que le quitaran las sanciones que tiene por parte de Estados Unidos, TIAR y Unión Europea. Para él es importante porque su esposa tiene nacionalidad europea. Así Bastardo solo es relevado del cargo y no purga cárcel ni tortura.

Mal estudiante
Bastardo Mendoza es oriundo de Barquisimeto, estado Lara. Proviene de un hogar humilde. Hay coincidencia entre varios de sus compañeros que Bastardo Mendoza no fue buen cadete. Egresó en el lugar número 59 de la promoción 2001 Batalla de Maturín. “Nunca debió graduarse”, revela un oficial.
“Siendo cadete de cuarto año lo señalaron por una presunta violación, por lo que fue llevado a Consejo Disciplinario. En esa oportunidad lo salvó Freddys Alonso Carrión, quien después llegó a Comandante General del componente”.
Recién graduado Bastardo es seleccionado por el Grupo de Acciones de Comando (GAC). “Ahí conoce a Luis Alfredo Motta Domínguez, quien lo respalda y lo envía con el GD Miguel Ramírez González. Lo selecciona para ir a Francia al curso de plana mayor y de intervenciones en orden público en la Gendarmería Francesa”.
Gracias a esos cursos Bastardo calificó para estar en la escolta del entonces Comandante General de la GNB, MG Fredys Alonso Carrión, y de ahí pasa a trabajar con el MG Juan Francisco Romero Figueroa quien se lo lleva a la Secretaría de Seguridad Ciudadana del estado Guárico. Eso ocurre, estando como Gobernador el capitán de navío Ramón Emilio Rodríguez Chacín, quien le abre las puertas a la relación con la guerrilla.

“Ellos intentaron una formación de una especie de guerrilla en dicho estado, con fines políticos, que al terminar esa gestión terminó derivando en lo que después serían las megabandas como El Picure”.
Pero lo que le cambiaría la vida a Bastardo Mendoza fue cuando el general Romero Figueroa, como director de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), lo designa comandante de la Unidad Operativa de Tácticas Especiales (UOTE), con la que actuaba en la OLP, la génesis de lo que después es Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), de la que Bastardo es su primer comandante; el cargo le permite estrecha cercanía con el general y ministro Néstor Luis Reverol. La UOTE se configuró rápidamente en un grupo exterminio.
Bastardo es ascendido de número 2 para teniente coronel como premio a su actuación en la Masacre del Junquito y su desempeño en las FAES.
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