Las leyendas sobre calamares gigantescos existen desde hace milenios, con fotos que confirman su existencia hace casi 150 años. Pero, ¿cuál es el calamar más grande del mundo? Dependiendo de cómo se mida, hay dos contendientes. El calamar gigante (Architeuthis dux) es el más largo, y el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni) es el más pesado.
Se calcula que el calamar gigante, que se encuentra en todos los océanos, llega a medir entre 12 y 14 metros de largo desde la punta de su cuerpo hasta la de sus tentáculos y pesa unos 270 kilogramos, según declaró a Live Science Heather Judkins, experta en cefalópodos de la Universidad del Sur de Florida en San Petersburgo. Se ha afirmado que se han visto calamares gigantes de hasta unos 20 m de largo, pero no se han verificado, según el Two Oceans Aquarium de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
El calamar colosal, que vive en aguas antárticas pero puede aventurarse hasta el norte de Nueva Zelanda, se calcula que alcanza entre 9 y 10 m de longitud. Sin embargo, lo que le falta de longitud total en comparación con el calamar gigante, lo compensa con su peso: puede llegar a pesar unos 450 kg, según Judkins. Esto convierte al calamar colosal en el invertebrado más grande de la Tierra, según la organización oceánica sin ánimo de lucro Oceana.
El calamar gigante y el calamar colosal tienen los ojos más grandes de todos los animales vivos, y posiblemente los más grandes que hayan existido en el reino animal, según el Museo de Nueva Zelanda. Miden unos 27 centímetros de ancho, más o menos el tamaño de una pelota de fútbol, según un estudio publicado en 2012 en la revista Current Biology.
Cada ojo de los calamares colosales también está equipado con un órgano emisor de luz conocido como fotóforo, aseguran desde el museo. Los calamares colosales utilizan estos fotóforos como faros para ver en la oscuridad. (Los ojos de los calamares gigantes carecen de fotóforos, según Judkins).
El calamar colosal también tiene el pico más grande de todos los calamares, hecho de un material similar al de las uñas humanas. El calamar utiliza su pico para cortar la comida en trozos del tamaño de un bocado antes de que entre en la boca, y un órgano cubierto de dientes, parecido a la lengua, llamado rádula, desmenuza aún más la comida una vez que está dentro del pico.
Ambas especies de calamares enormes se alimentan de peces y otros calamares. Cuando llegan a la edad adulta, el único depredador habitual al que se enfrentan es probablemente el cachalote, según el Two Oceans Aquarium. Los calamares colosales pueden constituir hasta el 77% de la dieta de un cachalote, según el Museo de Nueva Zelanda.
Dado que el océano es tan vasto y los calamares viven a tanta profundidad, estos monstruos marinos rara vez se ven, señala el Smithsonian. Aunque tanto el antiguo filósofo griego Aristóteles como el erudito romano Plinio el Viejo relataron detalles sobre calamares enormes, según el Two Oceans Aquarium, la primera foto de un calamar tan enorme no se tomó hasta 1874, cuando el reverendo Moses Harvey, de Terranova, capturó una foto de un calamar gigante muerto de un pescador que lo capturó por accidente.
La mayor parte de lo que los científicos saben sobre los calamares gigantes procede de los restos descubiertos flotando en la superficie del océano, arrastrados por la corriente en las playas o dentro de los estómagos de los cachalotes, según un estudio publicado en 2013 en la revista Proceedings of the Royal Society B. Lo mismo ocurre con los calamares colosales, advierte el museo neozelandés.
Los científicos no lograron capturar una foto del calamar gigante adulto en su hábitat natural hasta 2004, y la primera grabación de vídeo de un calamar gigante adulto en la naturaleza no se tomó hasta 2012, explica Britannica. Asimismo, nadie había visto un calamar colosal intacto hasta 2003. Una expedición internacional a la Antártida este diciembre intentará encontrar y filmar por primera vez al calamar colosal en las profundidades del mar.
“La posibilidad de ver a estos animales en su hábitat natural es asombrosa”, dijo Judkins. Y concluyó: “Tener la oportunidad de capturarlos con sistemas de cámaras flotantes operadas a distancia es genial. Es una forma excelente de observar los comportamientos”.
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