El presidente ruso Vladimir Putin reafirmó el lunes su intención de capturar completamente cuatro regiones ucranianas cuya anexión anunció en 2022, mientras el Kremlin hablaba públicamente de avances en las negociaciones de paz con Estados Unidos, dejando en evidencia la brecha entre la retórica diplomática de Moscú y sus objetivos militares sobre el terreno.
“El objetivo de liberar el Donbás, las regiones de Zaporizhzhia y Kherson se está llevando a cabo por etapas, de acuerdo con el plan de la operación militar especial... Las tropas están avanzando con confianza”, declaró Putin en una reunión televisada con comandantes del ejército ruso.
Las declaraciones de Putin contrastan marcadamente con los comentarios del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien dijo el lunes que Rusia coincide con el presidente estadounidense Donald Trump en que las negociaciones para poner fin al conflicto en Ucrania están en su fase final.
Durante la reunión, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov, informó a Putin que las fuerzas rusas han logrado penetrar en la estratégica ciudad de Lyman, en el este de Donetsk, desde varias direcciones.
“Unidades militares del grupo Zapad avanzan activamente en la ciudad de Krasni Lyman”, declaró Guerásimov. El comandante de la agrupación afirmó que el ejército ha entrado en la localidad desde varios puntos.
Los militares rusos informaron en la reunión con Putin que el lunes concluyó la toma de las localidades de Bogoslavka y Dibrova, en las inmediaciones de Lyman, uno de los nudos ferroviarios más importantes del Donbás. La captura de estas localidades mejora la posición de las tropas rusas, que siguen acercándose hacia el bastión ucraniano de Sloviansk, ciudad que fue protagonista de los primeros combates en el este de Ucrania en 2014.
Se trata de la segunda reunión de Putin con la cúpula militar rusa en dos días. En el encuentro anterior, que tuvo lugar el sábado, el jefe del Estado Mayor le comunicó la toma de Huliaipole, la segunda ciudad más grande de la región de Zaporizhzhia, y de Mirnograd, en Donetsk.
Peskov subrayó el lunes que Ucrania debe retirar sus tropas de la pequeña parte del Donbás que aún controla, advirtiendo que Kiev perdería más terreno si no acepta un acuerdo. “Estamos hablando de la retirada de las fuerzas armadas del régimen (de Kiev) del Donbás”, dijo el portavoz.
Rusia controla actualmente una quinta parte de Ucrania, incluida Crimea, que se anexó en 2014, alrededor del 90% del Donbás, el 75% de las regiones de Zaporizhzhia y Kherson, y partes de las regiones de Kharkiv, Sumy, Mikoláiv y Dnipropetrovsk, según estimaciones rusas.
Las declaraciones de Putin y Peskov se produjeron después de que Trump se reuniera el domingo con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky en Florida. Zelensky dijo el lunes que quedaban por resolver dos cuestiones principales: el control de la central nuclear ucraniana de Zaporizhzhia, que está en manos rusas, y el destino de la zona del Donbás.
“Quedan dos cuestiones: la central —¿cómo funcionará la central?— y el territorio”, dijo Zelensky a periodistas.
Peskov indicó que está prevista una llamada telefónica “muy pronto” entre Putin y Trump tras la reunión del mandatario estadounidense con Zelensky, aunque no especificó cuándo tendría lugar. Sin embargo, el portavoz descartó que ahora mismo esté sobre la mesa una posible conversación telefónica entre Zelensky y Putin.
En un movimiento paralelo, Putin firmó el lunes cambios legislativos que otorgan a Rusia el derecho a desatender las sentencias en causas penales dictadas por tribunales extranjeros e internacionales. La medida parece ser una respuesta a varias iniciativas para perseguir a responsables y militares rusos por presuntos crímenes de guerra en Ucrania.
La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de detención contra Putin y otros cinco rusos, acusándoles de deportar ilegalmente a cientos de niños de Ucrania, cargos que el Kremlin ha calificado de falsos.
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