El territorio insular que cambia de país: la historia de una soberanía por alternancia entre Francia y España

La isla de los Faisanes o Isla de la Conferencia está ubicada en un río que marca la frontera entre ambas naciones. Cómo y por qué se estableció este original régimen de dos banderas que se turnan

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La Isla de los Faisanes,
La Isla de los Faisanes, un ejemplo de soberanía compartida entre España y Francia desde 1659 (Wikipedia)

A orillas del río Bidasoa, donde las aguas dulces de montaña se abren paso hacia el mar Cantábrico, se encuentra uno de los enclaves más inusuales del mapa político europeo: la Isla de los Faisanes o Isla de la Conferencia.

De extensión mínima, apenas 200 metros de largo por 40 de ancho y situada justo en la línea fronteriza entre Francia y España, esta pequeña isla posee un régimen de soberanía absolutamente excepcional.

Desde hace más de tres siglos, alterna de forma rigurosa la autoridad entre ambos países: es administrada por España del 1° de febrero al 31 de julio y por Francia desde el 1° de agosto hasta el 31 de enero.

Este sistema, que podría parecer un capricho burocrático o una curiosidad sin relevancia práctica, constituye en realidad el vestigio tangible de un acuerdo diplomático que marcó un punto de inflexión en la historia europea moderna.

Según The Telegraph, el origen de esta insólita disposición se remonta a 1659, cuando el rey Luis XIV de Francia y su suegro, el rey Felipe IV de España, decidieron poner fin a décadas de conflicto territorial.

Las negociaciones se llevaron a cabo precisamente sobre esta isla, considerada entonces territorio neutral.

Según la crónica recogida por el Telegraph, la elección del lugar tenía un valor simbólico profundo: ubicada donde el río separaba ambos reinos, también podía servir de puente para establecer una paz duradera.

Aquel encuentro culminó con la firma del Tratado de los Pirineos, un pacto que puso fin oficialmente a la guerra entre ambas potencias iniciada en 1635, y que no solo redefinió fronteras, sino que sentó un precedente diplomático inédito: el establecimiento de un condominio internacional sobre la isla, cuya soberanía recaería por turno y sin interrupciones entre las dos naciones.

Este acuerdo convirtió a la isla en uno de los escasísimos ejemplos de condominio territorial vigentes hasta el presente.

Durante estos traspasos, que siguen un protocolo ceremonial, se reúnen representantes de ambos Estados en la isla, acompañados por delegaciones militares en uniforme de gala, en un acto formal que recuerda el espíritu del acuerdo fundacional.

En tiempos normales, sin embargo, el acceso al islote está restringido casi por completo. Según señala Daily Mail, la isla permanece cerrada al público, con la única excepción de ciertas jornadas patrimoniales organizadas por los municipios de Irún y Hendaya, los dos centros urbanos más cercanos, que permiten visitas puntuales bajo supervisión institucional.

Durante la gestión española, el control es ejercido por la Armada; cuando está bajo soberanía francesa, la autoridad recae en la figura simbólica del “virrey de la Isla de los Faisanes”.

Cada seis meses, la soberanía
Cada seis meses, la soberanía de la isla cambia entre España y Francia con ceremonias formales (Wikipedia)

A lo largo de los siglos, este pequeño trozo de tierra no sólo funcionó como sede diplomática. Fue también escenario de encuentros reales que consolidaron alianzas entre monarquías.

En 1660, el entonces joven monarca francés, Luis XIV, recibió allí a su prometida, María Teresa de Austria, hija del rey de España, antes de dirigirse con ella al territorio francés para celebrar el matrimonio.

Aquel episodio quedó grabado en la historia como “el encuentro en la Isla de los Faisanes”, y fue considerado como una ceremonia de transferencia que simbolizaba la unión de dos casas reales.

Décadas más tarde, en 1721, volvió a utilizarse con fines similares cuando Luis XV conoció en ese mismo lugar a Mariana Victoria de Borbón, aunque ese enlace finalmente no se concretó.

Según el Telegraph, la isla fue empleada también como espacio neutral para el intercambio de rehenes en tiempos de conflicto, un uso que demuestra su rol continuado como enclave diplomático más allá de su dimensión geográfica.

Resulta inevitable que, en un sitio donde confluyen historia, política y simbolismo, se generen también malentendidos. El nombre mismo de la isla es producto de uno.

Pese a llamarse “Isla de los Faisanes”, ni en el presente ni en épocas anteriores hubo presencia de estas aves.

Así lo denunció Victor Hugo, el célebre escritor romántico, tras su visita en 1843, cuando se lamentó de no encontrar allí faisanes y, en cambio únicamente “una vaca y tres patos”.

La explicación de esta anomalía etimológica es tan curiosa como el régimen político que rige el islote.

La isla ha sido escenario
La isla ha sido escenario de encuentros diplomáticos y reales desde el siglo XVII (bidasoaturismo.com)

la confusión podría venir del francés Paysans (campesinos), derivado a su vez del nombre romano original, Pausu, y más tarde derivar fonéticamente en Faisans, es decir, se trataría de una confusión léxica.

Este error se perpetuó en todos los idiomas oficiales: en español, francés y vasco, el nombre de la isla alude a una especie animal que jamás habitó su superficie.

La propia morfología de la isla refuerza su carácter enigmático. El islote se sitúa a tan solo 10 metros del margen español y a 20 metros del francés, rodeado por un río cuyas mareas están sujetas a la influencia del mar.

Un monolito, erigido en 1861, rinde homenaje al tratado de 1659 y contiene inscripciones en ambos idiomas: en español del lado que mira hacia Irún y en francés del lado que da a Hendaya.

Este monolito hace homenaje al
Este monolito hace homenaje al Tratado de Paz de los Pirineos de 1659 (Wikipedia)

La isla se mantiene inalterada en su apariencia, pero recibe cuidados periódicos. Tal como reporta Daily Mail, los ayuntamientos de ambas ciudades ribereñas se encargan de realizar tareas de mantenimiento, como poda y limpieza, accediendo a la isla en embarcaciones oficiales.