Con su gestión de Alepo, los sirios buscan demostrar que son una alternativa a Bashar al Assad

Los insurgentes se hicieron con el control de la segunda mayor ciudad de Siria la semana pasada

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Un policía de tráfico dirige
Un policía de tráfico dirige los coches (REUTERS/Karam al-Masri)

Una semana después de que los rebeldes islamistas se apoderaran de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria, en una avanzada sorpresiva hacia el corazón del territorio bajo control gubernamental, la ciudad comienza a recuperar lentamente la normalidad. La vida parece continuar, aunque con un panorama político y social lleno de incertidumbres. Hayat al-Tahrir al-Sham (HTS), la coalición rebelde encabezada por el ex líder de Al-Qaeda, Abu Mohammed al-Golani, busca demostrar que su dominio es una alternativa viable al gobierno de Bashar al-Assad.

Las señales de retorno a la normalidad son evidentes en las calles de Alepo. El toque de queda nocturno ha sido levantado, las panaderías han reabierto y el tráfico comienza a fluir en las intersecciones, con los agentes de policía dirigiendo el tránsito. Los residentes informan también de mejoras en la cobertura de internet, luego de que una red de telecomunicaciones vinculada a los rebeldes ampliara su alcance.

La gente tiende pan para
La gente tiende pan para refrescarse (REUTERS/Karam al-Masri)

Estos avances son parte de los esfuerzos de HTS para mostrar a los sirios y a la comunidad internacional que el grupo puede gobernar de manera efectiva y mantener los servicios básicos, algo que han destacado como una de sus fortalezas, a pesar de las dificultades inherentes a su expansión en un territorio controlado por el gobierno de al Assad.

“Esperábamos que la situación fuera muy mala, pero los jóvenes manejaron la ciudad muy bien”, afirmó Mohammad Khalil, dueño de una empresa de turismo de 52 años, quien señaló que, a pesar de la recuperación de algunos servicios, el suministro de agua sigue siendo irregular. La presencia de los combatientes rebeldes en la ciudad, lejos de generar un colapso inmediato, ha permitido la reactivación de actividades esenciales, aunque no sin obstáculos.

La rstrategia de HTS: gobernar y reconciliar

Un rebelde, liderado por el
Un rebelde, liderado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham, sostiene un documento en una comisaría de policía tomada por los rebeldes en la ciudad siria de Alepo (REUTERS/Karam al-Masri

HTS, que rompió con Al-Qaeda en 2016, ha intentado suavizar su imagen, buscando alejarse de su historial extremista y ganarse la aceptación de las comunidades locales. En las últimas semanas, el grupo ha avanzado más allá de Idlib, donde ya controlaba una vasta extensión del territorio, hacia Alepo, una ciudad histórica y clave en el conflicto sirio. Con el respaldo de su experiencia en la gobernanza de áreas como Idlib, donde estableció la administración civil conocida como Gobierno de la Salvación, HTS ha intentado implementar un sistema de gobernanza que combine la ley islámica con prácticas más moderadas, al tiempo que ofrece servicios esenciales como salud, educación y telecomunicaciones.

En Idlib, el grupo ha logrado una relativa estabilidad y ha gobernado a cerca de 3 millones de personas, tomando medidas como la legalización de la lira turca y la creación de una red móvil llamada Syria Phone, ahora extendida a Alepo. Además, ha evitado interpretaciones extremas de la Sharía, lo que ha permitido una convivencia relativamente pacífica con diversas comunidades, incluidas las minorías cristianas, armenias y kurdas. Esta experiencia ha servido de base para la expansión hacia Alepo, aunque los desafíos en la ciudad son mucho mayores.

Un policía de tráfico dirige
Un policía de tráfico dirige los coches (REUTERS/Karam al-Masri)

Uno de los principales desafíos que enfrenta HTS es la gobernanza de una ciudad tan diversa como Alepo, que alberga a una gran cantidad de minorías religiosas y étnicas. Desde el inicio del conflicto, muchos habitantes de Alepo han temido que el control de grupos islamistas represente una amenaza para sus derechos y formas de vida. Conscientes de estos temores, HTS ha intentado tranquilizar a los residentes, incluyendo a las comunidades cristianas, al asegurarles a través de mensajes de texto que su seguridad no estará en riesgo bajo su gobierno. Además, han prometido mantener los servicios básicos en funcionamiento.

Hasta el momento, la presencia cristiana en la ciudad ha sido notable, y el domingo, cristianos locales celebraron misa en una iglesia, a la que asistieron algunos combatientes rebeldes. Este gesto simbólico resalta el intento de HTS por ganar la confianza de las comunidades religiosas, un aspecto crucial para su consolidación en la ciudad.

Un hombre pasa junto a
Un hombre pasa junto a la gente que hace cola para comprar pan en Alepo (REUTERS/Karam al-Masri)

No obstante, a pesar de los esfuerzos de HTS, varios residentes expresaron preocupaciones sobre el futuro. Saeed Hannaya, dueño de un minimercado en Alepo, señaló que si bien la situación ha mejorado en términos de la distribución de pan, persisten problemas con el suministro de agua. “Las panaderías están un poco mejor, tal vez por una mejor distribución y la ayuda que está llegando”, dijo Hannaya, quien también mencionó que el precio de los productos ha aumentado, en gran parte debido a la devaluación de la libra siria, que ha caído de 15.000 a 22.000 por dólar estadounidense en la última semana.

A pesar de estos avances, HTS sigue siendo una organización designada como terrorista por países como los Estados Unidos, Turquía y la ONU, lo que complica su legitimación a nivel internacional. El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Matthew Miller, reiteró esta semana que HTS sigue siendo considerada una organización terrorista y subrayó la necesidad de un proceso político que permita la desescalada del conflicto y determine los futuros líderes del país. Este rechazo internacional representa un obstáculo considerable para las ambiciones políticas del grupo, que busca obtener ayuda internacional y mejorar su imagen en el exterior.

Un futuro de transición y los desafíos por venir

La gente hace cola mientras
La gente hace cola mientras espera para repostar en una gasolinera (REUTERS/Karam al-Masri)

HTS ha asegurado que no gobernará Alepo a través del Gobierno de la Salvación, como lo hizo en Idlib, sino que optará por la creación de un “cuerpo transitorio” que gestione la ciudad. Según Dareen Khalifa, investigadora del International Crisis Group, el grupo ha tomado esta decisión para evitar obstaculizar la llegada de ayuda internacional debido a su estatus de organización terrorista. A su vez, Abdulrahman Mohammed, portavoz del Gobierno de la Salvación, afirmó que los combatientes ya han comenzado a retirarse de la ciudad y que aún no se ha definido el formato del próximo gobierno político.

El avance rebelde no se ha detenido: el jueves, Hama, otra ciudad clave en el centro de Siria, cayó en manos de los rebeldes, ampliando su zona de control hasta 130 km (80 millas) al sur de Alepo. Los analistas subrayan que HTS enfrentará grandes retos para administrar un territorio de mayor extensión y diversidad, con una población más amplia y servicios que aún requieren de una fuerte mejora.

La gente hace cola para
La gente hace cola para comprar pan (REUTERS/Karam al-Masri)

Con el invierno a la vista y la incertidumbre sobre el futuro de Alepo, la situación sigue siendo frágil. Los residentes esperan que la calma relativa prevalezca, pero las dudas sobre la estabilidad política y social de la ciudad, especialmente en cuanto a los derechos de las minorías y la viabilidad económica de la nueva administración rebelde, persisten.

Alepo vive una nueva etapa, pero su futuro está marcado por los desafíos de gobernar un territorio en guerra, las tensiones políticas internas y la difícil relación con la comunidad internacional. La guerra siria sigue abierta, y el destino de sus ciudades más importantes, como Alepo, continúa siendo incierto.

(Con información de Reuters)

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