Violencia, bancos cerrados y calles patrulladas por los talibanes: el crudo testimonio desde Kabul

Días después del retiro estadounidense, un habitante de la capital afgana describió el desolador panorama que se vive en el país y que sigue empujando a miles a huir

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Los talibanes se enfrentan a nuevos desafíos tras la salida de Estados Unidos (Foto: EFE)
Los talibanes se enfrentan a nuevos desafíos tras la salida de Estados Unidos (Foto: EFE)

Esta semana será recordada como la semana cero del nuevo gobierno talibán, tras la retirada de las tropas de EEUU. Sin embargo, para los habitantes de Kabul, la situación es “mala, muy mala”.

“Todo cerrado, los puertos, los bancos y los ministerios... todo está parado. La gente está sin trabajo, y las calles que rodean el aeropuerto están cerradas, los talibanes no permiten a nadie acercarse ahí”, explicó con un español complicado Natib (nombre de fantasía para proteger su identidad), entrevistado por Diego Estévez en su programa de FM Milenium ‘Sol de Madrugada’.

Pese a que desde que tomaron el poder el 15 de agosto, tras una campaña militar cuya rapidez y eficacia sorprendió a Occidente, los talibanes intentaron presentar una imagen de apertura y moderación, para la población es imposible confiar en ellos.

Soldados talibanes patrullando las calles de Kabul (Foto: REUTERS)
Soldados talibanes patrullando las calles de Kabul (Foto: REUTERS)

Hay mucha violencia por parte de los talibanes contra la población. Por las noches van casa por casa buscando a quienes han trabajado o colaborado con los países extranjeros o con el ejército. Los buscan, registran sus casas, piden documentos, ven quiénes tienen armas…”, contó Natib sobre la nueva cotidianidad que parece haberse instalado en la capital del país.

Esa nueva realidad es la que empuja a la población, en algunos casos con desesperación, a hacer lo imposible para abandonar el país. “Hay mucha preocupación, y la gente está tratando de escapar de Afganistán porque además de todo, no hay trabajo”.

“La situación es tan dura que la gente ya no quiere vivir aquí”, confesó, con congoja, sobre un sentimiento que parece ser generalizado en la población, aunque -Natib hace la salvedad- “también están quienes apoyan a los talibanes, ellos son los únicos que no quieren irse”.

Las calles de Kabul, tras la retirada de EEUU (Foto: REUTERS)
Las calles de Kabul, tras la retirada de EEUU (Foto: REUTERS)

Sin embargo, desde que Estados Unidos abandonó el país y los talibanes tomaron el control del Aeropuerto Internacional de Hamid Karzai, las posibilidades de escapar por vía aérea son escasas. “No permiten que nadie se acerque al aeropuerto, pero en la televisión sus voceros dijeron que van a abrirlo en pocos días y comenzará a funcionar. No lo sabemos”, aseguró.

En consecuencia, la opción que, con sus dificultades, continúa vigente para quienes quieren huir, son las fronteras terrestres: “Muchos están yendo hacia las fronteras y cruzando hacia Pakistán o Irán. Los que no están haciendo eso aún, simplemente están esperando poder hacerlo”.

Mientras tanto, todo en el país parece correr una carrera contra el tiempo. En tanto el comercio está detenido, y los puertos cerrados, es cuestión de tiempo para que las tiendas y las ferias, que hoy son los lugares que venden alimentos, se queden sin suministros.

Largas colas en los bancos de Kabul
Largas colas en los bancos de Kabul

Los bancos, mientras tanto, se han quedado sin efectivo. “Ayer había un banco que había abierto pero los talibanes no permitían a la gente -que era mucha- acercarse a él. No hay dinero y a esa situación los talibanes la enfrentan con violencia, golpes, disparos, etcétera”, relató Natib.

A pesar de que aún hay enfrentamientos en la provincia de Panjshir, que la resistencia ha logrado mantener fuera del control insurgente, el nuevo gobierno deberá empezar a desempeñarse en su nueva tarea: gobernar.

Después de prometer no vengarse de quienes trabajaron para el gobierno anterior y luego hacerlo, el gobierno deberá volver a poner en marcha la economía, devastada por la guerra y que depende principalmente de la ayuda internacional, gran parte de la cual ha sido congelada.

Su reto más urgente será encontrar los fondos para pagar los salarios de los funcionarios y mantener en funcionamiento las infraestructuras vitales (agua, electricidad, comunicaciones).

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