Las protestas de los denominados "chalecos amarillos" han sacudido a Francia, y en especial a la capital París, en los últimos dos meses y provocado una serie de choques violentos con las fuerzas de seguridad.
Pero el lunes, en la última noche del 2018, cuando todo el país se preparaba para celebrar la llegada del año nuevo, los "gilets jaunes" y la policía parecieron entrar en un momento de tregua y amistad.
En diferentes videos surgidos en redes sociales pudo verse a los manifestantes abrazando a los gendarmes, que respondían con sorpresa ante la demostración de afecto.
El movimiento de los "chalecos amarillos" nació como una protesta en contra del impuesto a la gasolina anunciado recientemente por el gobierno ha mutado al enojo por otras cuestiones, como el alto costo de vida en el país y los problemas migratorios o incluso la oposición a la globalización.
El presidente francés Emmanul Macron dio marcha atrás con el arancel a la gasolina, pero las manifestaciones no frenaron, aunque sí comenzaron a reducir su intensidad.
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