Los libaneses votaron este domingo en las elecciones legislativas, por primera vez en nueve años. En una jornada en la que apenas se registraron incidentes menores, los comicios registraron una participación del 46,8% del padrón electoral, según las cifras del ministerio del Interior.
El escrutinio de las boletas comenzó poco después en algunas oficinas de voto, de acuerdo a lo constatado por la agencia AFP.
En 2009, la última vez que los libaneses acudieron a las urnas, la participación alcanzó el 54%.
El Parlamento, compuesto por 128 diputados, debería estar dominado por los partidos tradicionales, entre los que figura el grupo terrorista Hezbollah, aliado de los regímenes de Siria e Irán, estimaron analistas.
Los analistas proyectan que Hezbollah, la única formación que no abandonó las armas después de la guerra civil (1975-1990), debería seguir dominando el tablero político. El grupo chiita podría beneficiarse de la fragmentación del paisaje electoral.
"El nuevo Parlamento no va a ser una fuente de inconvenientes para Hezbollah. Se va a beneficiar de la ausencia de una amplia coalición que le haga frente", estimó Imad Salamey, politólogo de la Universidad Americana de Beirut.
En los últimos años, el país vivió varias crisis políticas que logró capear apenas para evitar estallidos de violencia. Pero su entorno geográfico es sensible, con la guerra de Siria en su frontera y con Israel a poco más de 100 kilómetros de la capital.
Este domingo entre 20.000 y 30.000 policías y militares fueron desplegados para garantizar la seguridad de la elección, señaló el ministerio del Interior.
La población no espera grandes cambios en estas elecciones. Sus mayores preocupaciones son la corrupción política, las acusaciones de nepotismo, que señalan a los mismos partidos de turnarse en el poder mientras la economía se tambalea.
Los resultados podrían ser anunciados el lunes en las 15 circunscripciones.
Otro de los condimentos que tuvo esta elección fue la poca presencia de mujeres entre los candidatos.
Las últimas legislativas en el Líbano fueron en 2009. El parlamento prorrogó en tres ocasiones su mandato, aludiendo los riesgos de seguridad vinculados al desbordamiento de la guerra en Siria.
Había cerca de 597 candidatos en 77 listas en competencia, que marcan las primeras legislativas organizadas por el sistema proporcional.
En Líbano, según una regla no escrita, los tres cargos más importantes del Estado se atribuyen a un cristiano maronita (presidente), un musulmán sunita (primer ministro) y un musulmán chiita (jefe del Parlamento). Toda la vida política se organiza alrededor del sutil reparto confesional entre las múltiples comunidades.
Con información de AFP
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