Limitar espacios culturales a círculos o élites no ayuda al desarrollo de la cultura: director del Museo Soumaya

El director cultural del Museo Soumaya, Alfonso Miranda Márquez, subrayó que no pueden detenerse los apoyos del gobierno mexicano a jóvenes creadores (Video: Juan Vicente Manrique/Infobae)

El sector cultural mexicano ha visto dos caras antagónicas durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador: una áspera, que tiene que ver con los recortes en el sector y la otra más amable, en estrecha colaboración con actores del sector privado.

Así lo señaló en entrevista con Infobae México Alfonso Miranda Márquez, el director cultural del Museo Soumaya, cuyo recinto más conocido está ubicado en el este de la Ciudad de México, y está impulsado por la Fundación Carlos Slim. El recinto se afana de abrir los 365 días al año de manera gratuita para todos los públicos.

"Nosotros trabajamos muy de cerca con la Secretaría de Cultura", expresó Miranda, que también funge como vicepresidente de la Asociación de Críticos de Arte México y miembro de los consejos consultivos del Centro de Estudios de Historia de México Carso y de la Fundación que sustenta al Soumaya.

"Pero también colaboramos a niveles estatales. Tenemos un programa de exposiciones itinerantes, abrogando el centralismo (de la capital mexicana), es parte de nuestra misión", añadió Miranda, que destacó colaboraciones con los museos Nacional de Arte y el de Antropología e Historia, dos de los más importante del país, para llevar el arte a otros estados de la República. "Hemos llevado a Renoir a Chihuahua", presumió.

Sin embargo, el titular del Soumaya desde 2003 también alertó sobre uno de los aspectos negativos de la administración de López Obrador en el ámbito cultural. "Tenemos estos proyectos que de pronto se detuvieron, como el replanteamiento que enfrenta el FONCA", explicó.

Miranda, de 41 años, se refirió al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, que se creó en marzo de 1989 y que ofrece becas a artistas y escritores en distintas disciplinas. En la actual administración, la reforma de este programa de apoyos ha sido uno de los temas que más controversia ha generado.

El primer director del FONCA en el gobierno actual, el escritor Mario Bellatin, renunció en marzo pasado, apenas unos meses después de asumir en el cargo, oficialmente por motivos de salud, aunque hizo el anuncio inmediatamente después de ser presionado por los becarios del programa debido al retraso en los pagos del apoyo.

La nueva titular, Marina Núñez Bespalova, realizó el Encuentro de Jóvenes Creadores que se había aplazado bajo el mandato de Bellatin y le llevó cierta tranquilidad a los interesados en que el programa continúe.

Pero la administración ha sido duramente cuestionada por la reducción del gasto para la promoción y fomento de la cultura y las artes. Primero, fue la batalla por obtener más recursos en el presupuesto de 2019, que los trabajadores del sector consiguieron tras realizar protestas y hacerse escuchar.

Las medidas de austeridad en el gasto del gobierno federal que ha impuesto el mandatario mexicano, parte de una de sus principales promesas de campaña, han ocasionado que varios trabajadores, incluidos los de la Biblioteca Vasconcelos y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sufrieran recortes e, incluso los que se mantuvieron en sus puestos, el retraso de sus pagos a principio de año.

Miranda festejó que se intenten "eliminar los centralismos" y que haya apoyos a grupos "fundamentales con la consecución de un mosaico cultural amplio" en el país, pero reiteró que tampoco se pueden eliminar "otro tipo de manifestaciones culturales" para ponerlas en ese lugar.

Sin embargo, para el director del Soumaya, que inauguró en 2011 el particular recinto de fachada asimétrica plateada diseñado por el mexicano Fernando Romero, "no solamente es responsabilidad del gobierno" fortalecer la cultura en el país. "Todos los actores tendremos que contribuir, incluida la sociedad en toda su potencia", dijo.

"Es una oportunidad de trabajar y ver consolidado un proyecto de nación, de no dividirnos y apostar por discursos de unidad nacional. Es un tiempo para construir en unidad una realidad de inclusión", detalló Miranda.

Para atraer a esos otros actores, el egresado de la Licenciatura de historia por el Instituto Cultural Helénico señaló que se debe escuchar a las organizaciones no gubernamentales, desde las que actúan en el plano de la justicia social hasta los que trabajan con responsabilidad ambiental.

"Hay muchos grupos que empiezan sólidamente a tener un impacto en nuestro entorno, jóvenes creadores que no están en el ámbito de los museos y galerías, que son (parte de) circuitos independientes", dijo.

"Debemos empezar a crear proyectos en conjunto con ellos, a veces de debate y de crítica, porque eso no es negativo, nos permite reevaluarnos", aseveró Miranda. "Es cierto que muchos espacios culturales se han cerrado a ciertos grupos o élites, pero eso no llega a transformar comunidades", completó.

"Una cuestión fundamental para el Soumaya es escuchar las críticas, invitar a proyectos a otros actores, establecer puntos de concordancia donde sus voces puedan escucharse a partir del arte, la historia y nuestras culturas", reflexionó.

Para Miranda, es esa colaboración la clave para elevar el desarrollo cultural del país. "Debemos seguir trabajando y manteniendo este lugar plural y abierto a todos para consolidar a México", puntualizó.

El Soumaya, un museo siempre abierto y gratuito

El Museo Soumaya, con su particular fachada plateada y asimétrica, fue inaugurado el 29 de mazo de 2011 (Video: Juan Vicente Manrique/Infobae)

"Éste es un proyecto de responsabilidad social. Apostamos a que todos los públicos puedan sumarse", expresó Miranda sobre el recinto que dirige, que solventa su economía gracias a la Fundación Carlos Slim, el mexicano más rico del país y uno de los empresarios más ricos del mundo.

"A veces, ante economías fragmentadas y difíciles, podemos acercar a las familias a lo que implica el arte, para sensibilizarnos, cuestionar nuestro presente, nuestras acciones, traer eso al Siglo XXI", comentó.

"Nuestro papel en el mundo no sólo es transitar, sino responsabilizarnos de nuestras acciones y cómo mejorar el entorno. A través del arte, se vuelve una mirada reflexiva y compartida, creando lazos entre distintas comunidades", agregó, resaltando que también sirve para aprender el valor del respeto como valor sustancial, sobre todo cuando hay un otro que puede pensar distinto.

"Sin lugar a dudas, los espacios culturales nos permiten debatir temas tan actuales con colecciones clásicas, que sentimos que son del pasado, pero es para traerlos al presente y recontextualizar los discursos y a nosotros mismos", contó Miranda.

"Quien admira el arte o los procesos históricos se vuelve reflexivo, buscamos eso, la realidad de Latinoamérica no es sencilla, hay retos y estamos viviendo un cambio civilizatorio con las nuevas tecnologías, pero nosotros apostamos por un conocimiento libre, inclusivo", finalizó.

Para conseguirlo, Miranda destacó que el Soumaya participa del proyecto de Wikimedia "para fortalecer la Wikipedia como una enciclopedia de conocimiento libre, sin candado", y también están adscritos a un movimiento internacional que se denomina "Open Glam" para "romper las etiquetas, abrir las bibliotecas y museos al público y generar nuevos enlaces e ideas".

La seguridad del Soumaya, una cuestión extraordinaria

Para Miranda, la cuestión de la seguridad de los visitantes y las obras del Soumaya no es una cuestión trivial, sobre todo después de los eventos ocurridos en los últimos años en diversas partes del mundo, como Brasil y Francia.

"Nos lo tomamos con seriedad y con protocolos, pero al mismo tiempo, con una sólida cultura de decir 'no existe el accidente'", señaló el director del museo. "No es que hubo una chispa y entonces se incendió el Museo de Brasil", completó.

Miranda se refirió al Museo Nacional de Brasil, que en septiembre de 2018 sufrió un devastador incendió que consumió prácticamente toda su estructura y su valiosa colección en el interior.

"Si hay una falta de protocolos de revisión de instalaciones, va a ocurrir una chispa, pero si esa chispa tampoco está supervisada por personal de seguridad físicamente, coordinada con un circuito cerrado de televisión, monitoreado las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año, en realidad lo que va a ocurrir es que un evento acotado como una chispa se va a extender", advirtió.

Miranda además recordó la "tragedia" de Notre Dame, que también resultó parcialmente destruida tras sufrir un incendio. La catedral gótica, de más de 850 años de antigüedad, perdió su aguja, su tejado, su reloj y parte de su bóveda el pasado 15 de abril, durante unas obras de restauración.

"No puede ser que los trabajadores que realizan una restauración fumen en un área donde se acaban de usar productos altamente inflamables", explicó Miranda. "Debemos educar a los trabajadores del museo, pero no solamente a ellos, sino también a los visitantes", añadió, resaltando que, además, la capital mexicana necesita una atención especial porque se encuentra cerca de un volcán activo como el Popocatépetl, en una zona de alta actividad sísmica.

"El personal está capacitado par seguir los protocolos, pero debemos empezar internamente como visitantes y pensar qué zonas son las de menor riesgo cuando ingresamos, cómo son nuestros procesos, y aplicarlos todo el tiempo", concluyó Miranda.