Comienza el juego de Michael Bloomberg, el magnate que quiere ganar las primarias demócratas al “estilo Trump”

El ex alcalde de Nueva York fue el último precandidato en ingresar a la carrera por la presidencia, pero es el que más creció en las últimas semanas. Es el 12º hombre más rico del mundo según el ranking Forbes y, al igual que el actual presidente en 2016, está usando su fortuna para financiar una campaña multimillonaria. Este sábado, en Nevada, participa en su primera primaria

Compartir
Compartir articulo
Michael Bloomberg y un modelo de campaña con algunas similitudes con el de Donald Trump en 2016 (Shutterstock)
Michael Bloomberg y un modelo de campaña con algunas similitudes con el de Donald Trump en 2016 (Shutterstock)

La carrera para ser el candidato candidato presidencial del Partido Demócrata empezó el 26 de junio de 2019, cuando se realizó el primer debate. Como había 20 postulantes, tuvieron que dividirlo en dos: una mitad debatió esa noche y la otra salió a escena 24 horas más tarde.

Mike (Michael) Bloomberg no estuvo entre los participantes porque su nombre ni se mencionaba entre los aspirantes a competir contra Donald Trump en las elecciones del próximo 3 de noviembre. Tuvieron que pasar cinco meses y cinco rondas de debates hasta el 24 de noviembre pasado, cuando el ex alcalde de Nueva York anunció que iba a competir.

Pero no participó del debut formal de las internas, que fueron los caucus de Iowa, realizados el 3 de febrero. Tampoco de la segunda instancia, los comicios en New Hampshire. No hizo campaña en ninguno de los dos estados y, lógicamente, no consiguió ninguno de los 65 delegados que se repartieron.

El ex alcalde de la ciudad de Nueva York Mike Bloomberg, la senadora Elizabeth Warren, el senador Bernie Sanders, el ex vicepresidente Joe Biden, el ex alcalde de South Bend Pete Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar se reúnen en el escenario para el noveno debate de los candidatos presidenciales demócratas de Estados Unidos para el año 2020 en el Teatro Paris de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, el 19 de febrero de 2020. REUTERS/David Becker
El ex alcalde de la ciudad de Nueva York Mike Bloomberg, la senadora Elizabeth Warren, el senador Bernie Sanders, el ex vicepresidente Joe Biden, el ex alcalde de South Bend Pete Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar se reúnen en el escenario para el noveno debate de los candidatos presidenciales demócratas de Estados Unidos para el año 2020 en el Teatro Paris de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, el 19 de febrero de 2020. REUTERS/David Becker

Es cierto que son muy pocos frente a los 1.990 que se necesitan para obtener la mayoría en la Convención Nacional Demócrata, que oficializará al candidato entre el 13 y el 16 de julio. Pero los resultados en esas dos primeras batallas son muy importantes, porque muestran cuál es la fortaleza relativa de cada competidor. De hecho, de los 20 que había al comienzo, quedaron solo siete después de New Hampshire.

A pesar de ser el único que se mantuvo al margen, Bloomberg es el contendiente que más creció en las encuestas desde los caucus de Iowa. Pete Buttigieg, que lidera el conteo de delegados con 22 —aunque recibiendo algunos votos menos que Bernie Sanders en ambos estados— creció cuatro puntos en el promedio de consultoras que hace FiveThirtyEight: pasó de 7 a 11 por ciento. Sanders, que está segundo con 21 delegados, también sumó cuatro puntos: de 21% a 25%, y es el líder de los sondeos a nivel nacional. Pero la intención de voto de Bloomberg se duplicó en dos semanas: de 8% trepó a 16 por ciento.

Ha gastado más que cualquier otro candidato presidencial en la historia: más de 300 millones de dólares hasta ahora, y subiendo, con un objetivo estimado de hasta mil millones. Los anuncios televisivos que compra permiten que su nombre sea identificado y lo ayudan a conectar con votantes que aún están en el aire. Muchos demócratas, especialmente los más ricos, están muy preocupados de que Bernie consiga la nominación y pierda ante Trump, ya que, al menos según el sentido común, la mayoría de los votantes son moderados y se asustarían. La pregunta central para los demócratas es quién puede vencer a Trump. Algunos concluyen que solo Bloomberg puede, porque tiene los recursos personales y es el único centrista con alguna posibilidad”, dijo a Infobae Loch K. Johnson, profesor emérito del Departamento de Asuntos Internacionales de la Universidad de Georgia.

Bloomberg posee una fortuna estimada por Forbes en 64.200 millones de dólares y parece dispuesto a usarla desembozadamente para ganar las primarias. Le está dando resultado, porque ahora comparte el segundo lugar en las encuestas con Joe Biden. Pero con una diferencia crucial: el ex vicepresidente está en caída libre.

El alza de Mike Bloomberg en las encuestas coincidió con la caída de Joe Biden. Ambos chocaron en el debate del miércoles (REUTERS/Mike Blake)
El alza de Mike Bloomberg en las encuestas coincidió con la caída de Joe Biden. Ambos chocaron en el debate del miércoles (REUTERS/Mike Blake)

En junio del año pasado, Biden superaba el 30% y era el gran favorito a ganar las primarias, pero le fue tan mal en Iowa y New Hampshire —donde sumó apenas seis delegados— que la opinión generalizada es que no se va a recuperar. El derrumbe de quien era el candidato del centro, y las dificultades del moderado Buttigieg para crecer en las encuestas nacionales, dejaron el camino despejado para un postulante del establishment. Lo esperable, considerando que el nuevo favorito se autoproclama socialista.

Ese crecimiento tan acelerado posibilitó que Bloomberg asista este miércoles por primera vez a un debate, que lo tuvo como blanco de los ataques de los otros cinco participantes: Sanders, Biden, Buttigieg y las senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar. El escenario fue Las Vegas, Nevada, donde se realizan este sábado las terceras elecciones de las primarias demócratas. Son las primeras en las que Bloomberg aspira a sumar alguno de los 36 delegados que se disputan.

Bloomberg es realmente un mega multimillonario, a diferencia de Trump, cuya posición financiera es, en el mejor de los casos, poco clara. De su propia fortuna podría fácilmente derivar el doble de los aportes que Hillary Clinton y Trump consiguieron en 2016. Fue alcalde de Nueva York durante 12 años, un trabajo de alto perfil y difícil, que tiene más en común con ser presidente que ser senador o estrella de televisión. Pero su mayor debilidad también proviene de su período como alcalde, en el que supervisó tácticas policiales que encarcelaron a innumerables personas negras y morenas. Además, hay una corriente de pensamiento en el Partido Demócrata que cree que no se debe permitir que otro multimillonario compre su entrada a la Casa Blanca”, explicó Christopher Z. Mooney, profesor de política de la Universidad de Illinois, consultado por Infobae.

La publicidad de Michael Bloomberg en el Super Bowl

Un demócrata que se hizo republicano

Bloomberg cumplió 78 años el 14 de febrero. Tiene la misma edad que Sanders y un año más que Biden. Si no fuera por Buttigieg, que tiene 38, el promedio de los candidatos que participaron del último debate superaría los 72 años, una curiosidad para el partido más cercano a los votantes jóvenes.

Creció en Medford, Massachusetts, en una familia de clase media. Estudió ingeniería eléctrica en la Universidad Johns Hopkins y luego obtuvo un máster en gestión empresarial en Harvard. Más tarde se mudó a Nueva York, donde desarrolló su carrera profesional, siempre en el campo de las finanzas.

Tras trabajar algunos años en el ya extinto banco de inversión Salomon Brothers, se abocó de lleno al proyecto que lo haría multimillonario: diseñar un sistema informático para que los agentes financieros accedan a información bursátil detallada en tiempo real, conocido como “terminal Bloomberg”. Así creó en 1981 Bloomberg L.P., que con los años se convertiría en un imperio que abarca desde servicios financieros hasta medios de comunicación.

Michael Bloomberg y Donald Trump en una cena en Nueva York en abril de 2001, cuando ninguno era político
Michael Bloomberg y Donald Trump en una cena en Nueva York en abril de 2001, cuando ninguno era político

Durante toda su vida empresarial se identificó como un demócrata moderado. En contra de las regulaciones estatales sobre la economía, pero a favor del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo y de combatir la venta de armas y el cambio climático. No obstante, en 2001 se afilió al Partido Republicano y anunció su candidatura a la alcaldía de la gran ciudad.

Nueva York es un bastión demócrata, pero el aumento de la criminalidad y la crisis económica de comienzos de los años 1990 allanaron el camino para que en 1993 gane el republicano Rudy Giuliani, actual abogado estrella de Donald Trump. El éxito de su política de seguridad, que permitió una baja sostenida de los homicidios, le garantizó la reelección en 1997.

Con su apoyo, Bloomberg se impuso en los comicios de 2001 y entró en el mundo de la política. Su principal estrategia de campaña tanto en la interna republicana como en la elección general había sido gastar millones de dólares de su fortuna para hacer más y mejor publicidad que sus rivales. En 2005, tras un primer mandato con algunas innovaciones en gestión, obtuvo la reelección con más de 20 puntos de diferencia con su rival demócrata, récord para un alcalde republicano.

Rudy Giuliani le toma juramento a Michael Bloomberg como alcalde de Nueva York el 1 de enero de 2002
Rudy Giuliani le toma juramento a Michael Bloomberg como alcalde de Nueva York el 1 de enero de 2002

“Bloomberg ha hecho más anuncios televisivos que cualquier otro candidato, así que puede esperar un alto reconocimiento de su nombre. Los demás han estado en campaña durante un año y sospecho que los votantes han perdido algo de interés. Como recién llegado, sus mensajes parecen frescos. Además, se diferencia de los otros en que no se lo ve como un político, aunque haya sido alcalde de Nueva York, por lo que puede atraer a los electores demócratas que son escépticos del establishment de Washington”, dijo a Infobae Robert Bruhl, profesor de ciencia política de la Universidad de Illinois.

Una de las mayores controversias del paso de Bloomberg por la alcaldía neoyorquina se desató en octubre de 2008, cuando anunció que iba a buscar un tercer mandato, algo que en ese momento no estaba permitido. La decisión fue muy cuestionada por voces opositoras y de su propia fuerza, pero el Consejo Legislativo aprobó la modificación y Bloomberg pudo participar de las elecciones de 2009, aunque lo hizo como candidato independiente, por fuera del Partido Republicano. Ganó, pero por un margen más ajustado.

Su último mandato es recordado por la batalla legal que dio contra las bebidas azucaradas tamaño jumbo, en un intento de combatir la obesidad. Pero la norma que impulsó para prohibirlas en las cadenas de comida rápida fue declarada inconstitucional.

Bloomberg asiste a un partido de stcikball como alcalde de Nueva York en agosto de 2002 (Shutterstock)
Bloomberg asiste a un partido de stcikball como alcalde de Nueva York en agosto de 2002 (Shutterstock)

Tras dejar la gestión pública en diciembre de 2013, pasó poco menos de un año dedicado a distintas actividades filantrópicas y luego volvió a ser CEO de su empresa. Si bien se mantuvo alejado de la política activa, volvió a acercarse al universo demócrata del que se había alejado en 2001. Ya en 2012 había apoyado la reelección de Barack Obama y en 2016 habló en la Convención Nacional del partido para respaldar a Hillary.

“Su principal fortaleza es ser visto como un moderado. Hay mucha gente inquieta con la posibilidad de que los demócratas nominen a alguien demasiado liberal, porque podrían perder votos en los estados del Medio Oeste, en los que necesitan ganar para volver a la Casa Blanca. Bloomberg fue republicano y luego independiente. Esto le da cierta credibilidad para decir que puede cruzar el pasillo para hacer las cosas y obtener el apoyo de algunos republicanos descontentos con Trump. Al mismo tiempo, ha dedicado una cantidad significativa de recursos tanto en televisión como en personal. Y en los últimos años ha dado dinero a muchas causas políticas. Aquellos que se beneficiaron de su generosidad se volvieron más propensos a apoyarlo”, sostuvo Christopher Stout, profesor de ciencia política de la Universidad Estatal de Oregon, en diálogo con Infobae.

Trump, entonces candidato a presidente, le dice algo al ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg durante un servicio conmemorativo por el aniversario del 11 de septiembre en 2016 (Foto de Brendan SMIALOWSKI / AFP)
Trump, entonces candidato a presidente, le dice algo al ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg durante un servicio conmemorativo por el aniversario del 11 de septiembre en 2016 (Foto de Brendan SMIALOWSKI / AFP)

En 2018 empezó a dar señales claras de que podía candidatearse, cuando se inscribió en el Partido Demócrata. Pero esperó un año para confirmarlo. No está claro si se debió a sus dudas o fue una estrategia para no desgastarse antes de tiempo e imponerse como una novedad ante postulantes que llevan varios meses de campaña.

Su apuesta fundamental es económica, algo que le funcionó en 2001. El tiempo que no estuvo en las calles de los estados que abrieron la disputa y en los primeros debates lo compensó con la gran cantidad de minutos de publicidad que compró. Fue el único precandidato demócrata que difundió un comercial en el costosísimo Super Bowl, donde un spot de 30 segundos vale 5,6 millones de dólares. El suyo duró un minuto y mostró a una madre afroamericana contando la historia de su hijo asesinado por un arma de fuego, y manifestándole su apoyo por su promesa de restringir la venta de armamento.

“Bloomberg ha gastado cientos de millones de dólares en anuncios de televisión para presentarse en términos muy positivos a los votantes demócratas. En ese sentido, se puede argumentar que está intentando comprar la nominación. Pero hay algo menos obvio: es un demócrata moderado que aparentemente atrae a algunos votantes moderados, que parecen enfadados con Biden por su débil actuación en los caucus de Iowa y en las primarias de New Hampshire”, dijo a Infobae Bill Lunch, profesor emérito de la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad Estatal de Oregon.

Michael Bloomberg junto al ex presidente Bill Clinton (Shutterstock)
Michael Bloomberg junto al ex presidente Bill Clinton (Shutterstock)

Las debilidades de una candidatura incómoda

Bloomberg tiene fortalezas que sus rivales no, pero también tiene muchos puntos débiles. El primero es haber obviado Iowa y New Hampshire. Excluyendo a los presidentes demócratas que buscaron la reelección, el partido tuvo nueve candidatos presidenciales entre 1976 y 2016. Siete de los nueve empezaron las primarias ganando en Iowa, y los dos que no —Michael Dukakis en 1988 y Bill Clinton en 1992— estuvieron entre los tres más votados. Por eso, una eventual victoria de Bloomberg sería algo sin precedentes.

“Los puntos fuertes de su candidatura son el dinero, que no teme sacarle los ojos a Trump en una pelea de gatos, que tal vez pueda apelar a los republicanos desencantados, así como a los demócratas conservadores e independientes, y que tiene experiencia en el gobierno —enumeró Johnson—. Sus debilidades son que parece estar tratando de comprar la presidencia, una imagen poco popular entre los demócratas; que está desafiando la historia al saltarse las primarias y los caucus iniciales; que es un hombre con un discurso pequeño, poco inspirador; y que su historial de gobierno en Nueva York es cuestionable”.

Casi todos los problemas de su candidatura quedaron expuestos en el debate del miércoles, en el que los otros cinco postulantes lo usaron de bolsa de boxeo, y él no se pudo defender mucho mejor que una. Todos le enrostraron los puntos más oscuros de su pasado, como la política de stop and frisk implementada durante su gobierno en Nueva York. La traducción literal sería “detener y cachear”, y es una práctica muy criticada, porque consiste en que los policías, a discreción, pueden parar a una persona en la calle y registrarla en busca de armas.

La senadora Elizabeth Warren fue quien más duro atacó a Bloomberg en el debate (REUTERS/Mike Blake)
La senadora Elizabeth Warren fue quien más duro atacó a Bloomberg en el debate (REUTERS/Mike Blake)

Lo más delicado es que jóvenes afroamericanos y latinos eran blanco de estas detenciones de manera desproporcionada. Bloomberg ya había pedido perdón por los abusos cometidos por su policía contra las minorías, pero sus rivales le reprocharon el carácter parcial de su disculpa, ya que no parecía considerar del todo equivocado al método. Trató de defenderse diciendo que la baja de los homicidios se profundizó durante su gestión, pero eso difícilmente sea suficiente para convencer al electorado demócrata.

Tampoco supo cómo responder cuando le recordaron comentarios discriminatorios hechos en el pasado y las denuncias de acoso laboral realizadas por ex empleadas de su empresa. Warren le pidió que habilitara a hablar a las mujeres con las que firmó acuerdos de confidencialidad, pero él se negó.

Lo que también se vio en el debate es que Bloomberg parece un político retirado al lado de sus contrincantes, que vienen desde hace muchos meses con la gimnasia de debatir y hacer campaña. Se lo vio inseguro, sin respuestas ante muchas críticas y corto de propuestas.

Bernie Sanders camina detrás de Bloomberg en el debate (REUTERS/Mike Blake)
Bernie Sanders camina detrás de Bloomberg en el debate (REUTERS/Mike Blake)

“Las principales debilidades de Bloomberg están ligadas a sus fortalezas. Primero, su pasado como republicano y su apoyo a políticas regresivas en términos raciales y de género no están en sintonía con el partido. Como los demócratas se han vuelto más liberales en cuestiones de identidad, le cuesta explicar su comportamiento anterior. Además, la percepción de que está tratando de comprar la elección está mal vista en una fuerza que se centra más en los pequeños donantes y en sacar de la política al gran dinero. Esto puede llevar a los votantes demócratas a sentirse desconectados con su campaña. Finalmente, parecía estar menos preparado que los demás para debatir en el escenario. Si gana, tendrá que lidiar con un intenso esfuerzo de desmovilizar al electorado”, afirmó Stout.

Cuando sus adversarios le exigieron a coro que haga pública su declaración de impuestos, dijo que lo iba a hacer, pero se excusó en que era difícil porque tenía demasiado dinero. Una declaración de esa naturaleza generaría escozor hasta en algunos republicanos, así que muchos demócratas deben haber reaccionado con indignación.

Cuesta imaginar a un seguidor de Sanders votando a un candidato así en caso de que gane las primarias. Es cierto que es imposible que se incline por Trump. Pero no sería descabellado pensar que muchos preferirían no ir a votar. Y para ganar una elección presidencial en Estados Unidos, convencer a los propios de concurrir a los centros de votación es tan importante como persuadir a los ciudadanos independientes.

Si Bloomberg ganara las primarias causaría una profunda división en el partido —dijo Bruhl—. Los miembros más celosos parecen ser antinegocios y antiriqueza, y esperaría que no lo apoyaran. Para ellos, Bloomberg es tan poco atractivo como Trump. Por otro lado, los demócratas moderados podrían apoyarlo porque no es Trump, pero sus propuestas políticas no son tan moderadas e implican considerables cantidades de intervención gubernamental, por lo que puede que algunos de esos electores encuentren que sus sentimientos anti-Trump no son razón suficiente para votarlo”.

MÁS SOBRE ESTE TEMA: