En las décadas recientes muchas iglesias en los Estados Unidos languidecieron subutilizadas o simplemente como edificios abandonados, por falta de fieles. Algunas diócesis las vendieron a desarrolladores, que las convirtieron en apartamentos, oficinas, galerías de arte o centros culturales. Pero otras, ubicadas en áreas con menos atractivo inmobiliario, encontraron una salida curiosa: pasar las estructuras a otros credos.
"En Buffalo, Nueva York, hace poco se convirtieron dos iglesias católicas vacías", explicó Ashima Krishna, arquitecta y conservacionista. "Una se volvió mezquita islámica y la otra templo budista".
Para la profesora de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, el fenómeno resultó sumamente atractivo. Decidió entrevistar a los que participaron de la transformación y publicó su experiencia en The Conversation. En general, encontró que todos ganaron: se preservó la arquitectura histórica y se fortalecieron los lazos de una comunidad que últimamente había recibido muchos inmigrantes y refugiados.
Para Buffalo ese crecimiento fue fundamental: comenzó el siglo en un estado de falta de población y de inversiones alarmante. Luego de décadas de declinación, hacia 2010, los habitantes de la ciudad llegaron a ser 260.000, menos de la mitad que los de 1950.
Pero la atención se centró, como suele suceder, en los mejores barrios, los ubicados en el oeste de la ciudad, que recibieron el grueso de las inversiones y el crecimiento de la población. "Los vecindarios en el lado este siguen enfrentando tremendos desafíos de pobreza, infraestructura que se desmorona y casas abandonadas", explicó Krishna.
Según cifras de 2015, estos barrios eran entonces predominantemente afroamericanos. Pero desde entonces recibieron inmigrantes del sudeste asiático, junto con refugiados de Vietnam, Irak y varios países centroafricanos.
"Con el paso de los años, muchas iglesias católicas se habían convertido a otras denominaciones —bautista, metodista episcopal y evangélica— para servir a la comunidad afroamericana de la zona", sintetizó Krishna la historia del East Side. "Pero varias también son hoy lugares de culto de otras religiones. Dos mezquitas, Bait Ul Mamur Masjid y Masjid Zakariya, solían ser la iglesia de San Joaquín y la de la Santa Madre del Rosario, respectivamente".
Otros dos templos de la diócesis católica de Buffalo, la iglesia Reina de la Paz y la de Santa Inés también tuvieron su extreme makover, y Krishna lo registró como parte de una investigación. Una se convirtió en la mezquita Jami Masjid y la otra en un templo de la Asociación Budista Internacional Sangha Bhiksu.
"En el islam, por ejemplo, se recela de la idolatría. Es decir que aquellos que participaron en el proceso de Jami Masjid quitaron todos los vitrales, las esculturas y la iconografía, junto con los bancos, las estaciones de la cruz y el altar", analizó la experta. "Varios voluntarios taparon los murales eclesiásticos del artista local Josef Mazur y alfombraron la planta entera para que los files pudieran rezar en el piso, según la costumbre islámica. No obstante, los elementos estructurales de la iglesia se mantuvieron iguales".
También los edificios aledaños a la iglesia propiamente dicha: hoy la mezquita ofrece un campo de juegos para niños y administra una escuela en las instalaciones. Eso ha tenido un enorme impacto en el vecindario, también sobre los habitantes que no son musulmanes.
En cambio, el templo budista hizo escasos cambios en el interior. Tras quitar las estaciones de la cruz y el altar, se reemplazaron las esculturas por otras del Buda. Pero los bancos permanecen, excepto por unas pocas filas en el frente, eliminadas y reemplazadas por alfombras para los servicios.
"La gente del vecindario —algunos de los cuales habían asistido a ceremonias en Santa Inés— nos dijeron que les dio tristeza ver la desaparición de su iglesia. Pero estaban contentos de que, al menos, se la seguía utilizando como un sitio de culto, en lugar de quedar abandonada o, peor aún, demolida", detalló Krishna.
Como Buffalo, otras ciudades en los Estados Unidos pasan por procesos similares, entre ellas, Cincinnati y Detroit, citó la arquitecta. Pero Buffalo está más adelantada y por eso es la primera en demostrar que estos cambios implican ganancias para todos.
Sintetizó Krishna como conclusión: "La diócesis vende propiedad sin uso, los inmigrantes compran un bien que fortalece su comunidad y la ciudad construye su base impositiva al atraer nuevos residentes".
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