La metamorfosis de Rodrigo De Paul, el motor de la selección argentina: de enganche sin rumbo a socio perfecto de Messi

Pasó de ser un talentoso joven que emigró a Europa sin una posición definida a uno de los mediocampistas más versátiles del mundo y pieza clave para Lionel Scaloni por su conexión especial con el capitán

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Rodrigo De Paul se transformó en uno de los futbolistas vitales para la Selección Argentina (Foto: EFE)
Rodrigo De Paul se transformó en uno de los futbolistas vitales para la Selección Argentina (Foto: EFE)

Hay una cosecha de jugadores argentinos que brotó desde el fútbol base en esos años donde el enganche, ese futbolista anárquico y de habilidades especiales dentro del sistema, entró en peligro de extinción. Es toda una camada de jóvenes talentosos que debió adaptarse a los nuevos paradigmas, modelos de juego y metodologías de trabajo que modernizaron este deporte. Los número 10 tradicionales, que desempeñaron una tarea privilegiada en las décadas del ‘70 y ‘80, dejaron de ser el engranaje principal de los equipos cuando los esquemas prescindieron de ese rol y la creación pasó a ser una cuestión más integral. También la capacidad atlética le quitó algo de terreno a la técnica y la agudeza mental, dos factores que aún marcan la diferencia pero dejaron de ser absolutamente determinantes como en otras épocas. Quizá por eso a Rodrigo De Paul le tomó tiempo encontrarse con su versión actual, que tiene todos esos atributos y algunos más: se convirtió en uno de los mediocampistas más versátiles del mundo, en una pieza inamovible para la Selección Argentina y en el socio perfecto para Lionel Messi. Después de surgir en Racing Club como un simple atacante con aires de enlace, únicamente activo en el tercio final, emigró a Europa con mucho margen de crecimiento y debió atravesar distintas etapas hasta consolidarse como uno de esos futbolistas influyentes en varias facetas del juego.

Tenía solamente 19 años y poco más de 50 partidos como profesional cuando el Valencia CF se lo compró a Racing Club, donde con pequeños gestos había demostrado un carácter especial. Cuando peor marchaba su equipo, él se adueñó de la camiseta número 10 y pasó a ser el capitán más joven de la historia de la Academia al lucir el brazalete con 19 años, 10 meses y 21 días. Su calidad pudo aflorar en aquel fútbol dinámico que proponía Luis Zubeldía, pero no dejaba de estar encasillado a la banda y los últimos metros. Su potencial quedó limitado en medio de una crisis institucional y una exigencia de resultados que derivó en ciclos poco fructíferos de Carlos Ischia y Reinaldo Merlo. Terminó vendido al fútbol europeo catalogado como uno de los diamantes en bruto de la liga local, pero con mucho margen de mejora.

Su debut en la élite fue traumático. Entró a los 22 minutos del segundo tiempo en el partido ante Sevilla FC correspondiente a la primera jornada de la Liga 2014/15 y terminó expulsado al instante. Duró solamente 62 segundos en la cancha, vio la tarjeta roja por un codazo a Aleix Vidal, que salió herido y sangrante. Le costó entrar en la consideración de Nuno Espirito Santo, un DT que en sus dibujos no daba la más mínima cabida a la figura del enganche clásico. De Paul tuvo que reinventarse para sumar titularidades, definir su posición en el campo de juego resultó su mayor obstáculo en el proceso de adaptación.

Rodrigo De Paul hizo su primera experiencia en Europa con el Valencia CF (Foto: EFE)
Rodrigo De Paul hizo su primera experiencia en Europa con el Valencia CF (Foto: EFE)

Había llegado a España sin explorar demasiado sus labores defensivas, su hábitat eran los últimos metros de la cancha, jugaba más por delante de la línea de la pelota que detrás de ella y sacaba rédito de su hábil conducción para desequilibrar. Pero en la filosofía de Nuno eso no era suficiente. En las bandas ponía extremos naturales o delanteros veloces, por lo que Rodrigo De Paul no podía ser ese falso extremo izquierdo que deslumbraba en Avellaneda. Al menos que volviera a casa.

Tuvo un breve período a préstamo en Racing donde se mostró más volante, acelerando con sus conducciones para liderar las transiciones, como en esos partidos en los que jugó de interior zurdo escalonado en Valencia, a donde se suponía que tenía que regresar pero pese a tener solamente 22 años decidieron venderlo al Udinese. Lo recibió Giuseppe Iachini, un técnico que lo contaba en el mediocampo, pero fue despedido a los pocos meses y su sucesor, Luigi Delneri, lo empezó a utilizar como extremo derecho. En su primera temporada, se ubicó sobre la banda en un 4-3-3 que tenía a Duván Zapata y Cyril Théréau en la ofensiva. Y pese a que su perfil diestro lo invitaba naturalmente al desborde, De Paul no perdió esa tendencia a centralizarse e influir en los pasillos internos.

Las actuaciones en la Serie A empezaron a terminar de moldearlo. En su segunda campaña en el Calcio, a las órdenes de Julio Velázquez, se transformó en el segunda punta que jugaba detrás del centrodelantero en un 3-5-1-1. Fue un ciclo en el que potenció su pases verticales, remates de larga distancia y su faceta más ofensiva. Jugaba como eje en el ataque y movía los hilos, sin perder esa cuota de despliegue físico que explotó por completo cuando Davide Nicola, y luego Luca Gotti, lo llevaron a jugar en la base del mediocampo, donde se estableció como un jugador imprescindible para la construcción y ejecución de cada una de las acciones de su equipo.

De Paul alcanzó su madurez futbolística en el Udinese de Italia (Foto: AP)
De Paul alcanzó su madurez futbolística en el Udinese de Italia (Foto: AP)

Su falta de rumbo en los inicios y la capacidad para adaptarse a diferentes contextos lo convirtieron en uno de los mediocampistas más polivalentes de Europa. En Italia creció en lo físico y en lo táctico, convirtiéndose en un director de orquesta que no teme a embarrarse para apoyar al colectivo. No es pivote en el eje ni tampoco mediapunta, es ambas al mismo tiempo. Un todoterreno que ejerce de motor en la Selección Argentina de Lionel Scaloni, quien en la Copa América 2019 ya había tomado la decisión de ubicarlo a la derecha de Leandro Paredes para ser su rueda de auxilio y empujar al equipo desde ese lugar.

Scaloni se benefició de todo su repertorio. A nivel defensivo, Rodrigo De Paul aporta sacrificio para la recuperación, inteligencia en la presión tras pérdida, agresividad y eficacia para los quites, y la fortaleza a la hora de portar el balón. Aunque más allá de su sapiencia para balancear al equipo y dar cobertura al resto, tiene un papel fundamental para desarrollar la postura protagonista que ha adquirido la Albiceleste en los últimos años. Su conducción en las transiciones, el manejo de balón y la visión de juego en la fase de construcción, su habilidad de regate y el acierto en la toma decisiones lo ponen dentro del grupo de jugadores imprescindibles para el seleccionador argentino.

Rodrigo De Paul es el socio perfecto de Lionel Messi en la Selección (Foto: REUTERS)
Rodrigo De Paul es el socio perfecto de Lionel Messi en la Selección (Foto: REUTERS)

Y también se vio favorecido Lionel Messi, quien encontró en De Paul a uno de sus grandes socios. Según datos de Opta, ambos dieron entre sí 203 pases, siendo la mayor cantidad de conexiones exitosas entre todos los jugadores que están disputando las Eliminatorias de la CONMEBOL para el Mundial de Qatar 2022. El capitán argentino lo buscó en 91 oportunidades, mientras que recibió la pelota en 112 oportunidades del actual jugador del Atlético Madrid. Su conexión especial también se manifestó en la Copa América que vio a la Argentina consagrarse campeón después de 28 años sin títulos a nivel mayores: se encontraron en 86 ocaciones, una cifra en conjunto que no alcanzó ningún otro par de jugadores.

Hasta ahora el Cholo Simeone, quien también supo ser motor de la Selección en su época de jugador, lo ha llevado de a poco en el Atleti. Ha jugado en las tres posiciones interiores del mediocampo en el 3-5-2 que mayormente suele utilizar uno de los entrenadores que más puede potenciarlo. A sus 27 años, es innegable que Rodrigo De Paul tiene la madurez y los recursos necesarios para ser importante en un club que defiende el título de campeón en España y busca seguir siendo una referencia en el plano europeo. Simeone puede profundizar aún más esas cualidades en un Rodrigo De Paul que logró ajustar su brújula y explotó al máximo su potencial, porque emergió como un enganche talentoso pero ahora ese es solamente uno de las tantos aspectos que hay dentro de su amplio repertorio futbolístico.

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