Este fin de semana la luchadora brasileña Amanda Nunes llevó a cabo una exitosa defensa de su título de peso gallo en la pelea principal del UFC 224 en Brasil contra Raquel Pennington, quien le suplicó a su entrenador para no pelear más en el descanso del cuarto round.
"He terminado. Quiero terminar", le aseguró la estadounidense a Jason Kutz mientras le curaban las heridas. Tras recibir la negativa de su esquina, salió al quinto asalto y terminó perdiendo por nocaut en un charco de sangre.
"¡No, no no! Sé que duele, pero vamos a poder con esto. Creamos. Cambia tu forma de pensar, ¡Cambiala! Vamos a dejar todo lo que tenemos, nos recuperaremos más tarde. Deja todo lo que tengas", le advertía su coach del lado de afuera de la jaula.
La leonesa dominó el combate desde el primer round con low kicks y jabs que perjudicaron mucho a la norteamericana, la cual aguantó a base de contragolpes y agarrones para detener a su rival, claramente superior.
Las cosas iban mal para Rocky Pennington al término del cuarto asalto. Llegó a su rincón con la cara hinchada y la nariz rota, sin embargo, Kutz la obligó a continuar. Al salir, solo duró dos minutos y medio. La campeona de peso gallo se colgó sobre ella y no paró de golpearla hasta que el árbitro la detuvo.
"Es triste lo que ocurrió", dijo Amanda Nunes a MMAJunkie sobre lo que había ocurrido con su amiga y el entrenador: "Ni siquiera lo sabía. Me dijeron en el vestuario y es triste porque se pudo evitar. Ella terminó en el hospital. Puede ser una lesión grave".
"Si ella no estaba en condiciones para pelear, entonces el entrenador debería haber tirado la toalla con total seguridad. Mi entrenador no me dejaría pasar por eso. Creo que necesita rodearse de gente que quiera lo mejor para ella", sentenció la talentosa luchadora de 29 años.
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