Un libro tributo a Cris Morena, la mujer que cambió la TV argentina

La publicación reconstruye la vida de la conductora y productora de televisión, desde su infancia, su educación, su trabajo solidario y su éxito en las últimas tres décadas en la televisión, con programas juveniles que conquistaron a toda América Latina, Europa del Este e Israel

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Por Pablo Méndez Shiff

“Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina” (Milena Caserola), de Pablo Méndez Shiff
“Cris Morena. La mujer que transformó la adolescencia argentina” (Milena Caserola), de Pablo Méndez Shiff

Un domingo, en medio de una caminata por la costanera del Támesis, me tope con la presentación de un coro en el hall del Southbank Centre, un espacio cultural tan diverso como lleno de energía. Después de hacer sus versiones de clásicos de Mary Poppins y otros musicales, el coro avanzó con un mashup de una canción de The Beatles y otra de Paul McCartney en su etapa de Wings. Esa canción es Silly Love Songs y me sorprendí al escucharla porque hace varios años que Sir Paul lamentablemente no la canta en vivo y fue perdiendo la categoría de hit que tuvo a fines de los setenta.

Silly Love Songs es una oda a las canciones románticas y una declaración de principios a la vez, es la manera socarrona con la que Paul eligió responderle a los que lo acusaban (entre ellos, ejem, John Lennon) de hacer canciones pasatistas que no tenían ningún eco en la realidad. Y esa canción es la que elegí para abrir el libro que escribí sobre la vida y la obra de Cris Morena, una artista que también ha sido acusada de "escribir canciones tontas de amor", y que ha sido la mayor referencia artístico-cultural de mi infancia y adolescencia, como la de tantas otras personas de mi generación, la precedente y las que continuaron. Nací en 1988, por lo que entro dentro de la categoría de la Generación Chiquititas como una vez me dijo Romina Manguel.

Cris Morena es la productora de televisión más exitosa de las últimas tres décadas en la Argentina. Sus programas de televisión, que fueron los primeros en incluir una integración vertical entre productos laterales como obras de teatro, revistas, películas y hasta prendas de ropa, llegaron a toda América Latina, Europa del Este y, de manera significativa, a Israel.

Cada uno de sus programas tiene música, con canciones que ella misma compone, y que además se han ido adaptando a los formatos de los tiempos: mientras Chiquititas ofrecía casetes y CDs, los temas de Aliados se pueden escuchar por Spotify. Y como productora, fue la primera argentina en exportar formatos (esto es: la idea de un programa, con su "biblia" y todos los detalles técnicos para hacer la adaptación) en el exterior. Sin embargo, cuando se habla de los grandes productores de la televisión argentina no se la incluye en la lista.

Hagan el ejercicio en su casa, en su oficina: van a sorprenderse, como me sorprendí en su momento yo, de que no solo no se la incluya en esa lista sino que tampoco se le reconozcan los logros que ha ido cosechando a través de las décadas. A Cris le gusta decir que es un delfín que se mueve en un mundo de tiburones, es decir, una mujer que trabaja en un ambiente dominado por hombres. Y ese sea probablemente uno de los motivos por los que mucha gente ha tardado en tomarla en serio.

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"Hay mucho machismo todavía en el mundo y en nuestro país es tremendo. En las reuniones de televisión siempre estoy sola, rodeada de ocho a diez hombres. Generalmente te quieren seducir. Y no pasa por ahí, para nada. Es un mundo muy difícil", me dijo en noviembre del año pasado en una entrevista que le hice para la revista Playboy unas semanas después de que se hubiera publicado el libro.

Durante los cinco años que pasé investigando y pensando sobre su vida y su obra, Cris no quiso darme una entrevista. Y eso tiene que ver con el origen, con la génesis del proyecto mismo: surgió como una idea personal (tal vez como un mandato generacional) a la que empecé a darle forma a mis 24 años y cuando estaba dando mis primeros pasos en el periodismo. El mote que se le suele dar a este tipo de proyectos de no ficción es "biografía no autorizada" porque no hubo un acuerdo entre biografiado y biógrafo para hacer el libro. En este caso, me parece que es más atinado hablar de una mezcla entre biografía a secas y homenaje, tributo, de alguien que se crió con el imaginario elaborado por ella y que hoy, en la adultez, puede dar vuelta sobre sus pasos y escribir desde un lugar de "agradecimiento analítico".

Después de un cortocircuito con la primera editorial que se había mostrado interesada en el proyecto (me dijeron que al libro no le iba a ir muy bien y, a modo de chiste, me preguntaron si acaso esperaba sentarme en la mesa de Mirtha Legrand para promocionarlo), me contacté con la gente de Milena Caserola, que se entusiasmó con la idea y logró publicarlo justo a tiempo.

Durante la época de “Jugate conmigo”
Durante la época de “Jugate conmigo”

El libro salió a la venta el 19 de septiembre de 2017 y unas horas después yo estaba en un avión rumbo a Londres. En pocos días empezaría a cursar mi maestría en estudios sobre cine y televisión en Birkbeck, el college de la Universidad de Londres que fue presidido por Eric Hobsbawm, gracias a la beca Chevening para la que fui seleccionado. La decisión de cambiar de campo de estudios, de la ciencia política al análisis de televisión, se dio en el proceso de escritura del libro, al ver que al contar la historia de Cris estaba también hablando de la tele como industria y como productor de significantes.

En ese camino, fueron fundamentales las charlas con amigas como Fernanda Longo, Libertad Borda y otros académicos que me ayudaron a ver que si, que valía la pena profundizar este camino. Empecé los estudios y, de manera inesperada, a los dos meses me fui por un fin de semana a Buenos Aires. En esos días, me pude encontrar con Cris, que me dio una devolución del texto y la entrevista para Playboy, y para sorpresa de la editorial que me dijo que no, me senté a almorzar con Mirtha Legrand.

Ese mismo domingo pero a la noche, Cris fue al programa de la otra gran diva nacional, Susana Giménez, y le regaló mi libro al aire. "Me dio miedo hasta que lo leí…Es un recorrido por mi historia que yo no podría haber hecho nunca. Me acordé de un montón de cosas que no me acordaba para nada. Hasta a las monjas de mi colegio fue a ver, se fue a Israel…", le dijo a la Su. Vi pronunciar esas palabras a la mujer que admiro y que ocupa un lugar significativo en mi educación sentimental mientras bajaba de la emoción de haber almorzado con Mirtha y preparaba las valijas para volver a Londres…al día siguiente. Esas palabras no me impactaron solamente por la satisfacción de que le hubiera gustado el libro que hice sobre ella sino también por el camino largo y sinuoso -volviendo otra vez a Sir Paul- que tuvo el proceso de escritura.

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A punto de emprender un nuevo viaje, recordé el que había hecho para poder armar el rompecabezas de la vida de Cris. Un rompecabezas que está signado por la presencia de mujeres fuertes. Primero, su madre, Rosa María Jan. Cuando era adolescente, su padre le dijo que la educación que había alcanzado hasta ese momento era suficiente y que, como era mujer, no debía terminar la secundaria y tenía que prepararse en cambio para ser madre y ama de casa.

Cuando sus hijos crecieron, Rosa se liberó de esa cadena y terminó el colegio en una nocturna. Poco después, se inscribió en la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires y no solamente se recibió sino que escribió un libro sobre una temática que en aquel momento fue disruptiva y aun hoy sigue siendo de vital importancia: la sexualidad femenina.

Segundo, las monjas del colegio La Asunción de la Virgen, actual San Martín de Tours para Niñas. Tuve el privilegio de hablar con la hermana Adela Helguera, quien me contó paso a paso cómo fue que ese grupo de religiosas quiso hacer que el colegio de Barrio Parque al que iban solamente familias de alcurnia se abriera a la comunidad y estableciera un fondo de becas para familias vulnerables, ante la oposición irreductible de los padres conservadores que no querían que se produjera una mixtura de clases sociales.

El autor durante su infancia
El autor durante su infancia

Ese proceso, signado por los dictados del Concilio Vaticano II, tuvo efectos múltiples. Las monjas, a las que Cris y su madre acompañaron, perdieron la batalla y fundaron comunidades de base en distintas zonas del país. Con el dinero por la venta del colegio de la Ciudad de Buenos Aires, abrieron una escuela accesible en Gerli y tuvieron entre sus alumnos a Pedro Saborido, el guionista de Peter Capusotto que reconoce que esas religiosas fueron las primeras que lo hicieron pensar en términos políticos y sociales. Y Cris se permitió una revancha personal a través de la ficción, cuando hacia el final de Rebelde Way, el colegio elitista que encubría a una logia que perseguía a los becados se volvió un colegio público.

Tercero, las monjas del Instituto de Cultura Religiosa Superior, el epicentro de la intelectualidad católica femenina que fue el primero en abrir espacios de formación académica para las mujeres. Allí fue donde Cris estudio Trabajo Social con una fuerte impronta humanista y donde conoció al padre Carlos Mugica, la figura más carismática de los "curas villeros". Emilio Cartoy Diaz me compartió sus recuerdos de Cris en los priemros setenta: él iba a la Villa 31 como militante encuadrado en el peronismo de izquierda y la veía a ella realizar tareas de acompañamiento escolar sin pertenencia a ningún grupo político, solo asociada a Mugica.

Cuarto, las mujeres de su equipo: a través de los años, en su empresa han sido mayoría las mujeres a cargo de todas las áreas: en producción, coreografía, vestuario, guiones.

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Patricia Sosa, que conoce a Cris desde que ambas estudiaban teatro con Villanueva Cosse y luego fue la villana de la sexta temporada de Chiquititas, me ayudó a entender los vericuetos por los que se cuela el machismo en la vida cotidiana y por qué se acusa a las mujeres fuertes de ser "locas" por el mero hecho de ocupar lugares de poder.

"Cris entendió el lenguaje de los niños y adolescentes y se la bancó en un mundo de hombres. Cuando los hombres gritan, es porque tienen carácter. Cuando las mujeres gritan, es porque son histéricas. Yo la vi a Cris trabajando con minuciosidad y amor, sabiendo cómo tratar a cada chico y cada grande… Sin embargo, había momentos en los que tenía que poner orden y gritar. Ahí yo escuchaba que algunos tipos decían 'Uh, esta mina es una histérica'. Y no era una histérica. Es difícil ser una mujer tan talentosa que dirige y crea éxitos; a veces el mundo masculino no lo perdona. El día que debutamos con Chiquititas en el Gran Rex le escribí una carta, y después escribí un cuento basándome en ese texto, que se llama Mujeres Difíciles. Habla de quienes son pura ternura, pero tienen que ponerse la careta de difíciles para enfrentarse a un mundo que si no te voltea y no te tiene en cuenta", me dijo Patricia, que es una de las artistas convocadas para ViveRo, el homenaje a Romina Yan que se hará el 5 de septiembre y del que participaran también Natalia Oreiro, Agustina Cherri y Valeria Lynch, entre otros. Todo lo recaudado ese día ira para la Fundación Si de Manuel Lozano, que busca fundar nuevas residencias universitarias en el interior.

Cris Morena y Romina Yan
Cris Morena y Romina Yan

En el proceso de investigación, me contactó con actores y actrices que Cris descubrió siendo muy pequeños –Lali Espósito, Peter Lanzani, Felipe Colombo, Benjamín Rojas- y con adultos consagrados que también participaron de sus proyectos. Hablé con la coautora de Floricienta, que me contó por que murió el Freezer; la coreógrafa Marisa Divito me reveló que el baile de Pimpollo, una de las canciones más conocidas de Chiquititas esta inspirada en el Vogue de Madonna; y Yair Dori, el empresario argentino-israelí que fue el coproductor de Rebelde Way me dio un pantallazo para entender el verdadero fenómeno de masas que se produjo ahí con nuestras telenovelas. Es tan importante lo que sucede en Israel con las novelas de Cris que en 2014 fui hasta allá para hacer un trabajo de campo que está en un capítulo especial del libro: me interesaba explicar cómo es que miles, literalmente miles, de chicos y chicas de entre 15 y 35 años, hoy pueden hablar un español rioplatense bien fluido.

El fanatismo llega a tal punto que cuando murió Romina Yan, el 28 de septiembre de 2010, un grupo de israelíes improvisó un homenaje parecido al que se hizo en el Gran Rex de Buenos Aires para despedirla pero en la Plaza Rabin de Tel Aviv.

También conocí a varios de sus compañeros de trabajo de Voltops, de la época en que todavía no había adoptado el nombre artístico de Cris Morena y todos la llamaban simplemente Cristina, a secas. Las entrevistas con la gente que conoció y trabajó con ella en los diferentes momentos de su vida fueron un elemento central para poder reconstruir su historia. La editorial llevó el libro a las ferias internacionales de Bogotá, Guadajalara y Buenos Aires y la propia Cris hizo un sorteo de algunos ejemplares en una charla que dio junto al ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro.

Cris entregando ejemplares del libro
Cris entregando ejemplares del libro

Lo que nació con el objetivo (¿módico?) de contar su vida y su obra se transformó enseguida en algo que excedía esas consignas iniciales. Porque hablar de Cris Morena es hablar de la infancia y el lugar que se la da en nuestra cultura. Es hablar de la presencia de la mujer en la industria audiovisual, dado que es la única productora mainstream en el país y logró insertarse en un ámbito considerado eminentemente masculino, venciendo los prejuicios machistas y convirtiéndose en líder. Es también hablar de la singularidad de una artista polifacética, que fue modelo y actriz y ahora compone canciones, crea programas de televisión y diseña obras de teatro y películas.

Hablar de Cris Morena es hablar de los prejuicios que existen hacia la cultura masiva; es hablar de lo que las audiencias hacen para procesar y resignificar aquello que reciben de los medios; es hablar de la música popular que vienen escuchando niños y adolescentes hace décadas: Jugate Conmigo, Chiquititas, Verano del 98, Rebelde Way, Floricienta, Casi Ángeles

Diferentes programas producidos por Cris Morena
Diferentes programas producidos por Cris Morena

Es también hablar de la historia de la televisión argentina: durante 23 años, Cris estuvo casada con Gustavo Yankelevich, cuyo apellido está inscripto en el ADN mismo de ese dispositivo. Su abuelo, Jaime, fue quien introdujo la TV en el país y sus herederos se han dedicado a continuar ese camino. "Creo que lo de los Yankelevich es para un estudio sociológico", dijo la propia Cris en una entrevista con La Nación en 2013. "Van a ser cuatro generaciones ya: Jaime, Samuel, Gustavo y Tomás. Es para estudio, porque en este caso las cuatro generaciones fueron bisagra de grandes cambios. Jaime trajo la televisión, Samuel llevó la televisión a distintos lugares con el invento de los camiones de exteriores, y la publicidad, la monetizó; Gustavo la incorporó a toda la familia, y a Tomás le toca el cambio más importante, con la web y todos los recursos de Internet".

Hablar de Cris Morena es hablar de la potencia de un mensaje, que puede ser escuchado con la misma fuerza en Buenos Aires que en Tel Aviv. Es hablar de lo que nos conmueve, de lo que nos hace reír y llorar. Es hablar, en definitiva, de nuestra educación sentimental. Y es decir, en sintonía con Sir Paul McCartney, que no hay nada tonto en cantar canciones de amor porque todos sabemos que cuando el amor llega de verdad nos atraviesa, y transforma, para siempre.

*Cris Morena, la mujer que transformó la adolescencia argentina (Milena Caserola), se vende en librerías de Argentina y Uruguay y se distribuye a cualquier país del mundo a través de La Periférica Distribuidora

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