“En algún momento, la mayoría de los hombres y mujeres sufren de adelgazamiento del cabello, o lo pierden después de la quimioterapia, infecciones u otros factores estresantes, y los afecta psicológicamente”, afirmó William Lowry, profesor de biología molecular, celular y del desarrollo en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA).
La declaración de Lowry, recogida en febrero último por Revista de la UCLA, resume el impacto universal de la calvicie y la pérdida de cabello, un fenómeno que trasciende culturas, edades y géneros, y que ha impulsado a la humanidad a buscar soluciones desde tiempos inmemoriales.
La historia de la lucha contra la calvicie es tan antigua como la civilización misma. Los antiguos egipcios, por ejemplo, recurrían a remedios tan insólitos como frotar sus cabezas con una mezcla de dátiles, pata de perro y pezuña de burro, mientras que los celtas optaban por ratones en frascos y los nativos americanos utilizaban jugo de yuca. Estas prácticas reflejan cierta desesperación y la gran creatividad con la que distintas sociedades han intentado combatir la caída del cabello a lo largo de los siglos.
En la actualidad, la ciencia ha identificado múltiples causas para la pérdida de cabello, entre las que se incluyen el envejecimiento, el estrés, los desequilibrios hormonales y la predisposición genética. A pesar de los avances médicos, los tratamientos disponibles hasta ahora han ofrecido resultados limitados.

Según la publicación de UCLA, pocos remedios han funcionado para más de una de cada tres personas, lo que ha llevado a muchos afectados a experimentar con soluciones de dudosa eficacia o a someterse a costosas intervenciones quirúrgicas. Principios activos como minoxidil y finasteride han representado un rayo de esperanza para quienes sufren problemas de folículos, pero su efectividad dista de ser universal.
En este contexto, un equipo de científicos de la UCLA ha dado un paso que podría transformar radicalmente el panorama de la lucha contra la calvicie. El grupo, liderado por William Lowry, junto a Heather Christofk, profesora de química biológica, y Michael Jung, distinguido profesor de química, ha identificado una pequeña molécula capaz de “despertar” folículos pilosos que permanecen inactivos pero no dañados. Esta molécula, bautizada PP405, representa una innovación que, según los investigadores, podría marcar el inicio de una nueva era en los tratamientos capilares.
El nombre PP405 no es casual. Los científicos lo eligieron en alusión a la autopista 405, una vía emblemática de Los Ángeles que, como la calvicie, representa un desafío cotidiano para los residentes de la ciudad. Más allá de la anécdota, la molécula PP405 actúa de manera precisa sobre una proteína presente en las células madre del folículo piloso, responsable de mantenerlas en estado latente. Al aplicarse PP405, esta proteína se inhibe y las células madre se reactivan, lo que permite que el folículo vuelva a producir cabello.
El desarrollo de PP405 ha requerido casi una década de trabajo en laboratorio. Los primeros ensayos en humanos, realizados en 2023, consistieron en la aplicación tópica de la molécula en el cuero cabelludo antes de dormir durante una semana. Los resultados, aunque manejados con cautela, han sido calificados por los investigadores como “estadísticamente significativos”.

Según la Revista de la UCLA, el equipo considera que el tratamiento tiene el potencial de generar cabello “terminal”, es decir, cabello grueso y completamente desarrollado, en lugar de la pelusilla fina que suelen producir otros productos milagrosos. “Ningún producto así funcionará para todos”, advirtió Lowry, en declaraciones al medio universitario, “pero nuestros primeros ensayos con humanos en el condado de Orange han sido muy alentadores, y se realizarán ensayos más amplios con más personas”.
Esta afirmación refleja tanto el optimismo como la prudencia del equipo científico, consciente de que la diversidad biológica de los pacientes puede influir en la eficacia del tratamiento. La magnitud del problema que enfrentan los investigadores es considerable. Según los datos citados por el mismo medio, la pérdida de cabello de patrón afecta a más de la mitad de los hombres y a una cuarta parte de las mujeres a los 50 años. Esta condición no solo tiene consecuencias estéticas, sino también psicológicas, como subrayó Lowry.
El propio científico, que actualmente disfruta de una cabellera abundante, lo que añade una dimensión personal a su trabajo. El proceso de investigación no ha estado exento de incertidumbres. Lowry y su equipo temían que la molécula PP405 pudiera tener efectos adversos, como la destrucción de todos los folículos pilosos. “Estábamos preocupados de que la pequeña molécula PP405 pudiera destruir todos los folículos, pero nos alegramos de estar equivocados”, afirmó el experto, al destacar la importancia de la experimentación rigurosa y la validación empírica en el avance científico.
Los expertos esperan que la transición de la investigación básica al desarrollo de un producto comercial sea posible gracias al Grupo de Transferencia de Tecnología de la UCLA, una entidad dedicada a transformar los descubrimientos científicos en soluciones aplicables a nivel global. A través de este grupo, los investigadores cofundaron Pelage Pharmaceuticals, una empresa de desarrollo médico que ha recibido el respaldo de Google Ventures. En 2024, la compañía logró recaudar 16,4 millones de dólares para financiar nuevos ensayos clínicos y avanzar en el proceso de obtención de autorizaciones regulatorias.

El camino hacia la aprobación oficial del tratamiento no será inmediato. “Las aprobaciones de la FDA siempre tardan, como es debido”, reconoce Lowry en conversación con Revista de la UCLA. “Pero valdrá la pena esperar”. La complejidad de los procesos regulatorios en Estados Unidos están diseñados para garantizar la seguridad y la eficacia de los nuevos medicamentos antes de su llegada a los pacientes.
El entusiasmo generado por el avance de la UCLA se fundamenta en la posibilidad de ofrecer una solución efectiva y accesible a millones de personas que sufren la pérdida de cabello. La molécula PP405 no solo representa una innovación científica, sino también una esperanza renovada para quienes han probado sin éxito los tratamientos convencionales.
La diferencia clave, según los investigadores, radica en la capacidad de PP405 para reactivar folículos inactivos y producir cabello terminal, lo que podría superar las limitaciones de los productos actuales. El respaldo financiero de Google Ventures y la creación de Pelage Pharmaceuticals reflejan la confianza del sector privado en el potencial comercial y terapéutico de la investigación desarrollada en la UCLA. La inversión de 16,4 millones de dólares permitirá ampliar los ensayos clínicos, involucrar a un mayor número de participantes y recopilar datos que respalden la solicitud de aprobación ante la FDA.
A pesar de los avances, los científicos mantienen una postura cautelosa. Reconocen que ningún tratamiento es universal y que la eficacia de PP405 deberá evaluarse en poblaciones diversas y en condiciones clínicas controladas.

Otros ensayos que buscan el mismo resultado
Los estudios al respecto son numerosos, en junio pasado, un grupo de dermatólogos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid realizó un estudio experimental para revertir la alopecia androgénica en ratones, usando una combinación de células madre extraídas del tejido adiposo y trifosfato de adenosina, una molécula que actúa como energizante celular. El equipo indujo calvicie en 200 ratones mediante dihidrotestosterona, luego aplicó el tratamiento combinando diferentes dosis para evaluar la regeneración capilar. El procedimiento demostró que los ratones machos tratados con dosis bajas lograron una repoblación total o intensa del cabello, mientras que en hembras con dosis medias el 90% mostró mejoras notables.
La recuperación fue documentada durante 21 días y los resultados sugieren que esta estrategia podría ofrecer alternativas más eficaces a los abordajes actuales en alopecia. No obstante, los investigadores aclararon que este avance se encuentra en fase preclínica y que serán necesarios ensayos clínicos en humanos para validar la seguridad y eficacia del método, con vistas a su posible aplicación en personas con alopecia androgénica entre 18 y 50 años.
Por otra parte, el año pasado se informó el 2-deoxy-D-ribose y su relación con el crecimiento capilar. Un equipo de la Universidad de Sheffield, junto con la Universidad COMSATS de Pakistán, llevó a cabo un estudio científico relevante sobre el azúcar natural 2-deoxy-D-ribose (2dDR). La investigación mostró resultados prometedores para estimular el crecimiento del cabello en modelos animales de alopecia androgénica (calvicie común).
El trabajo fue publicado en 2024 en la revista Frontiers in Pharmacology y confirmado por comunicados oficiales de la Universidad de Sheffield. Se utilizó un gel a base de alginato y 2dDR, administrado durante 20 días sobre la piel de ratones con alopecia inducida por testosterona.

El 2dDR estimuló la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) cerca de los folículos pilosos, favoreciendo así su nutrición y el crecimiento del cabello. El efecto de este azúcar fue tan eficaz como el medicamento minoxidil, aprobado para la calvicie, ya que logró entre un 80% y 90% de recrecimiento capilar en áreas tratadas sin que se observaran efectos secundarios relevantes.
Las razones que pueden llevar a la caída del cabello son:
- Estrés y trastornos emocionales
- Problemas de tiroides
- Genética y calvicie de patrón masculino
- Cambios hormonales durante la menopausia
- Niveles bajos de hierro
- Síndrome de ovario poliquístico
- Uso excesivo de suplementos
- Efectos secundarios de medicamentos
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