
La erupción del Vesubio en el año 79 d.C. es una de las catástrofes naturales más devastadoras y conocidas de la historia y que marcaron la historia de Italia.
Mientras las ciudades de Pompeya y Herculano fueron sepultadas bajo una espesa capa de ceniza y roca, un hallazgo singular realizado en la ciudad costera de Herculano ofrece una visión científica única sobre el desastre.
En 2018, los restos de un hombre fueron reexaminados, revelando algo inesperado: su cerebro, conservado como una extraña forma de vidrio, algo jamás documentado en restos humanos o animales. Ahora, descubrieron por qué y cómo pasó, en un estudio publicado en la revista Scientific Reports.

El contexto de la erupción del Vesubio
La erupción del Vesubio destruyó las prósperas ciudades romanas de Pompeya y Herculano. La primera recibió el impacto principal de la erupción al final del día, cuando los flujos piroclásticos comenzaron a caer sobre la ciudad, a temperaturas que alcanzaron los 465°C, según Phys Org.
Sin embargo, Herculano, situada más cerca del mar, vivió un destino distinto. La ciudad estuvo expuesta inicialmente a una nube de cenizas extremadamente caliente que mató a sus habitantes antes de que el flujo piroclástico llegara.
La erupción de Herculano fue menos documentada durante mucho tiempo, ya que la mayoría de los restos humanos fueron encontrados en 1960, pero el hallazgo reciente sobre este hombre con el cerebro convertido en vidrio ha revolucionado nuestra comprensión de lo sucedido en ese momento.
El hallazgo del hombre en Herculano
Los restos de este joven, identificado como el guardia del Collegium Augustalium, un edificio dedicado al culto del emperador Augusto, fueron encontrados originalmente en la década de 1960, tendido sobre una cama de madera en una habitación de la ciudad.
Sin embargo, el análisis reciente de sus restos reveló algo insólito. Bajo la capa de ceniza que cubría su cráneo, los investigadores encontraron fragmentos vidriosos, de un color negro brillante similar a la obsidiana, pero con una fragilidad notablemente mayor.
La observación inicial del antropólogo Pier Paolo Petrone, de la Università di Napoli Federico II, sorprendió a los científicos, pues en el cráneo del hombre, junto a los huesos carbonizados, apareció un material vítreo nunca antes observado en restos humanos.

El proceso de vitrificación
El análisis científico de los fragmentos de vidrio reveló una historia fascinante sobre cómo el cerebro del hombre fue transformado en vidrio. La teoría se basa en un fenómeno poco común: la vitrificación, un proceso en el que materiales orgánicos se convierten en vidrio debido a una exposición a temperaturas extremas.
Para que el cerebro se convirtiera en vidrio, las condiciones debían ser excepcionales. Los estudios realizados por los investigadores indicaron que el hombre estuvo expuesto a temperaturas superiores a los 510°C, mucho más altas que las que alcanzaron los flujos piroclásticos de Pompeya, explicó Reuters.
Según el vulcanólogo Guido Giordano, uno de los autores principales de la investigación, la clave fue la rápida exposición a la nube de cenizas abrasadora, mucho más caliente que los flujos piroclásticos que devastaron Pompeya.
Esta nube caliente, que descendió sobre Herculano en la noche, habría calentado el cerebro del guardia de manera tan abrupta que la materia orgánica se transformó en vidrio antes de enfriarse rápidamente.
El estudio también reveló que, además de los fragmentos de vidrio, se conservaban intactas las microestructuras del cerebro, incluyendo redes de neuronas, axones y otras partes identificables del sistema nervioso central.
Para confirmar la naturaleza del material y su relación con el tejido cerebral, los investigadores utilizaron técnicas avanzadas como la microscopía electrónica y los rayos X.

Los análisis confirmaron que los fragmentos contenían proteínas y ácidos grasos comunes en los tejidos cerebrales humanos, lo que proporcionó una evidencia sólida de que el material vítreo provenía efectivamente del cerebro del hombre.
Teoría sobre las condiciones del edificio
El entorno en el que el guardia murió jugó un papel crucial en la formación del vidrio. Los científicos concluyeron que la habitación en la que se encontraba el hombre, dentro del Collegium Augustalium, ofreció las condiciones ideales para que se produjera la vitrificación, según Popular Science.
El guardia estaba acostado cuando la nube de cenizas cálidas lo alcanzó. Su cuerpo fue sorprendido por la erupción antes de que los flujos piroclásticos llegaran, lo que le permitió ser víctima de este fenómeno extremadamente raro.
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