Un nuevo estudio sobre el comportamiento de caza de las arañas reveló que estos arácnidos seleccionan sus presas en función del contenido de nutrientes específicos, como proteínas, lípidos y carbohidratos, y que estas preferencias varían según la especie, la etapa de vida y el sexo de cada araña.
Estos hallazgos, publicados en la revista Oikos, subrayan que, además de ser depredadores generalistas, las arañas parecen optimizar sus elecciones de presa en base a sus propias necesidades nutricionales, un fenómeno que hasta ahora solo había sido documentado en condiciones de laboratorio.
Para llevar a cabo esta investigación, el equipo liderado por el Dr. Jordan Cuff utilizó técnicas avanzadas de análisis en campo, combinando codificación de barras de ADN y métodos bioquímicos.
La secuenciación de ADN permitió identificar las especies de presas a partir de fragmentos de ADN encontrados en el sistema digestivo de las arañas, mientras que los análisis bioquímicos determinaron los nutrientes presentes.
Este enfoque permitió observar los hábitos de caza de las arañas en condiciones naturales, lo que demostró cómo adaptan su dieta para satisfacer sus requerimientos nutricionales específicos.
El estudio se realizó en el sur de Gales, donde se recolectaron arañas mediante transectos visuales y un muestreador de succión, técnica que permitió capturar invertebrados disponibles en el área, ofreciendo así una muestra representativa de las presas potenciales en el ambiente de las arañas.
“Nuestros resultados sugieren que las arañas buscan selectivamente presas ricas en proteínas, lípidos y carbohidratos, pero el equilibrio entre estos cambia para adaptarse a las necesidades específicas del depredador”, afirmó Cuff según reportó Phys Org, medio científico que levantó el estudio.
Preferencias y nutrientes en la dieta
Los resultados obtenidos mostraron una marcada diferencia en las preferencias de presas según la etapa de vida de las arañas. Mientras que los ejemplares adultos consumían con mayor frecuencia presas ricas en carbohidratos y lípidos, las arañas jóvenes optaban por aquellas con un contenido ligeramente superior en proteínas.
Este comportamiento adaptativo podría estar relacionado con los distintos requerimientos energéticos y de desarrollo que enfrentan en cada fase, desde el crecimiento en las etapas juveniles hasta la energía necesaria para la actividad reproductiva en la adultez.
Esta selectividad en la dieta de las arañas respalda la teoría del “forrajeo específico de nutrientes”, que propone que los depredadores ajustan su alimentación en función de las deficiencias o excesos de nutrientes esenciales para su desarrollo y supervivencia.
Según Dr. Cuff, este tipo de búsqueda de alimentos permite a las arañas maximizar su bienestar fisiológico al ajustar su consumo de proteínas, lípidos y carbohidratos en función de sus necesidades evolutivas y de supervivencia.
La investigación revela, por tanto, una regulación dietética sofisticada que impacta en el crecimiento y desarrollo de las arañas, pero sobre todo en su éxito reproductivo y su longevidad, características fundamentales para la adaptación en sus ecosistemas naturales.
Posibles aplicaciones en el control de plagas agrícolas
Los hallazgos de este estudio ofrecen una posible aplicación práctica en el campo de la agricultura, específicamente en el control biológico de plagas. Las preferencias nutricionales observadas en las arañas podrían utilizarse para fomentar su papel como depredadores de plagas en cultivos agrícolas.
“Estos resultados sugieren que es posible vincular la depredación de las arañas con el control de plagas en los campos de los agricultores si se puede alentar a las distintas especies de arácnidos a cazar selectivamente insectos problemáticos”, dijo el Dr. Cuff en Phys Org.
La implementación de un control biológico de plagas basado en el comportamiento de las arañas contribuiría a reducir la dependencia de pesticidas. Además, esto promovería métodos de cultivo más sostenibles y ecológicos.