Por qué los niños tienen un sistema inmunológico más fuerte ante el COVID-19 que los adultos

Una reciente investigación sugiere que, pese a ser más propensos a contraer infecciones respiratorias, los más chicos tienen mejores defensas ante los nuevos patógenos. Cuál son las causas

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Los hallazgos también ayudan a explicar por qué las vacunas son especialmente efectivas en la infancia (Getty)
Los hallazgos también ayudan a explicar por qué las vacunas son especialmente efectivas en la infancia (Getty)

Suele decirse que hasta alrededor de los tres años, el sistema inmunológico no termina de desarrollarse y es por eso que los niños más pequeños son propensos a contraer infecciones respiratorias durante sus primeros años de vida.

Sin embargo, eso no quiere decir que su sistema inmunológico sea más débil, según sugirió una reciente investigación publicada en la revista Science Advances, que halló que, contrario a lo que la mayoría de la gente piensa, el sistema inmunológico de los niños supera al adulto en la lucha contra nuevos patógenos.

Donna Farber es investigadora de la Universidad de Columbia, y aseguró “el sistema inmunológico infantil tiene la reputación de ser débil y estar poco desarrollado en comparación con el de los adultos, pero la comparación no es del todo justa”.

Es verdad que los bebés contraen muchas enfermedades respiratorias a causa de virus, como la gripe y el virus sincitial respiratorio, en comparación con los adultos. Pero a diferencia de estos, los bebés se enfrentan a estos virus por primera vez.

“Los adultos no se enferman con tanta frecuencia porque ya tienen memoria de estos virus que nos protegen mientras que todo lo que encuentra el bebé es nuevo”, sostuvo Farber.

Esto hace que el SARS-CoV-2 sea algo anómalo. Para la mayoría de los otros virus, desde la influenza hasta el virus sincitial respiratorio, los niños pequeños y los adultos mayores suelen ser los más vulnerables. Sin embargo, con el COVID-19, el extremo más joven de esa curva se corta en gran medida. Es “absolutamente extraordinario”, advirtió Kawsar Talaat, médico de enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg en Baltimore, Maryland. “Uno de los pocos aspectos positivos de esta pandemia es que los niños están relativamente a salvo”.

"El sistema inmunológico infantil tiene la reputación de ser débil y estar poco desarrollado en comparación con el de los adultos, pero la comparación no es del todo justa" (Getty)
"El sistema inmunológico infantil tiene la reputación de ser débil y estar poco desarrollado en comparación con el de los adultos, pero la comparación no es del todo justa" (Getty)

En este nuevo estudio, Farber y sus colegas probaron la capacidad del sistema inmunológico de ratones adultos y con poco tiempo de vida para responder a un nuevo patógeno, pero eliminando cualquier contribución de la memoria inmunológica.

Para ello, obtuvieron células T naive, células inmunes que nunca se han encontrado ante un patógeno, tanto de ratones adultos como de bebés. Las células se trasplantaron a un ratón adulto infectado con un virus.

Y los resultados mostraron que en la capacidad para erradicar el virus, las células T infantiles ganaron ampliamente.

Según publicaron en sus conclusiones, las células T naive de ratones bebés detectan niveles más bajos del virus que las células adultas y las células infantiles proliferaron más rápido y viajaron en mayor número al lugar de la infección, construyendo rápidamente un fuerte defensa contra el virus.

La misma comparación realizada en el laboratorio encontró resultados similares entre células T de bebés humanos en comparación con las células T adultas.

Tal como describió Farber, analizaron células T naive que nunca se habían activado, “por lo que fue una sorpresa que se comportaran de manera diferente según la edad”. “Los datos nos muestran que el sistema inmunológico del bebé es robusto, eficiente y puede deshacerse de los patógenos en los primeros años de vida. De alguna manera, puede ser incluso mejor que el sistema inmunológico de los adultos, ya que está diseñado para responder a una multitud de nuevos patógenos”, enfatizó la investigadora.

Los investigadores vieron que los adultos que se enfrentan a un patógeno nuevo "reaccionan más lentamente" y eso le da al virus la oportunidad de replicarse más (Getty)
Los investigadores vieron que los adultos que se enfrentan a un patógeno nuevo "reaccionan más lentamente" y eso le da al virus la oportunidad de replicarse más (Getty)

Según los investigadores, esto es lo que parece estar ocurriendo en el COVID-19. “El SARS-CoV-2 es nuevo para todo el mundo, por lo que ahora estamos viendo una comparación natural del sistema inmunológico de adultos y bebé -explicó Farber-. Y a los niños les está yendo mucho mejor”.

Ya un estudio publicado en mayo de 2020 en la revista científica JAMA daba cuenta de la causa por la que los niños representan menos del 2% de los casos de COVID-19: la expresión de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que se demostró que se une a la proteína espiga del SARS-CoV-2 y promueve la internalización del virus en las células humanas es más baja en los menores y esta aumenta en la edad adulta.

“Los niños no tienen el receptor ACE2; terminan de expresarlo después de los 18 años”, había dicho en esa oportunidad a Infobae el médico infectólogo pediatra Eduardo López.

En este sentido, tal como vieron en el presente estudio, los adultos que se enfrentan a un patógeno nuevo “reaccionan más lentamente” y eso le da al virus la oportunidad de replicarse más, y es entonces cuando una persona enferma.

Los hallazgos también ayudan a explicar por qué las vacunas son especialmente efectivas en la infancia, cuando las células T son muy sólidas. En opinión de Farber, “ese es el momento de vacunarse y no debe preocupar que reciban varias vacunas en ese período. Cualquier niño, especialmente antes de que comenzaran a usarse de manera masiva las mascarillas, está expuesto a una gran cantidad de nuevos antígenos todos los días”.

Adicionalmente, Faber y sus colegas creen que esta información podría conducir a mejores diseños de vacunas para niños.

Al respecto, la investigadora concluyó: “La mayoría de las formulaciones y dosis de vacunas son las mismas para todas las edades, pero comprender las distintas respuestas inmunitarias en la infancia sugiere que podemos usar dosis más bajas para los niños y podría ayudarnos a diseñar vacunas que sean más efectivas para este grupo de edad”.

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