
El gobernador y el alcalde de Potosí están presos por corruptos, un policía es acusado de haber enviado 54 cargas de cocaína a diez países, como la que envió a Polonia, de 460 kilos, un “zar” antidrogas está preso en Estados Unidos y otro es buscado por la DEA, con oferta de recompensa de 50.000 dólares.
Y ahora, el Consejo Superior del Fútbol boliviano decide suspender todos los torneos en vista de las denuncias comprobadas sobre partidos con resultados amañados, y todo esto a pocas horas de que la selección boliviana enfrente a la campeona del mundo en La Paz.
Se sospecha que una empresa encargada de organizar apuestas sobre los resultados de los partidos introdujo el virus de la corrupción también al fútbol, la única actividad que estaba libre de ese pecado. Ahora los que definen quién gana un partido no son los jugadores, sino los apostadores.
No es el VAR el que decide las cosas en el fútbol boliviano, sino la “timba”, las apuestas que se hacen por Internet. La cancha es sólo una caverna donde se ven las sombras de quienes juegan en la superficie.
El diputado opositor Enrique Urquidi opina: “Lo que está sucediendo en el fútbol es simplemente un reflejo de una sociedad podrida, que no ha logrado generar valores de convivencia en el marco de la ética y la moral”.

La también opositora Norma Piérola opina que todo esto comenzó en 2006, cuando el país puso en el cargo de presidente de Bolivia al jefe de los productores ilegales de coca para el narcotráfico, personaje que también es acusado de hechos de pedofilia: Evo Morales.
Ellos aseguran que la moral ha sido destruida en Bolivia por un gobierno que fue capaz de penetrar y corromper a todas las instituciones de la democracia, comenzando por el parlamento, la justicia, la policía y las Fuerzas Armadas.
Por el momento, lo curioso es que la primera denuncia sobre los partidos de fútbol arreglados fue hecha por el propio Morales, quien dijo en junio que le parecía muy raro que su equipo, el Palmaflor, haya perdido 5-0 ante el peor equipo de la liga profesional.
Y dijo entonces, usando su conocido estilo de no pronunciar una sola frase clara, que pueda ser citable, “no quiero creer, pero parece que algunos jugadores de Palmaflor no pusieron todo su empeño en el partido”. Desconfiaba de sus jugadores, pero no lo decía claramente.
El equipo de fútbol de Morales ha recibido el mote de “Blancaflor”, en alusión a la cocaína, pero el ex presidente asegura que se financia con aportes voluntarios de los habitantes del Chapare, el lugar donde, según el gobierno de Luis Arce, se concentran 90% de las fábricas de cocaína de Bolivia.
Pero el cocalero no se arredra y ahora anuncia la “Copa Evo”, un torneo que tendrá, dice él, la participación de por lo menos doce equipos, algo que dependerá de lo que decida Conmebol acerca de la actual crisis.

El diario El Deber dice que las conclusiones del Consejo Superior del Fútbol se resumen en:
1) Torneo de Liga y Copa anulados: todo lo jugado y disputado hasta ahora no tendrá validez debido a la contaminación por los amaños y apuestas deportivas.
2) Se planifica armar un campeonato nuevo y ‘express’. El mismo iniciaría en septiembre (segunda o tercera semana) y finalizaría en diciembre. El formato aún no fue definido.
3) Mantener los dos descensos directos y el indirecto queda sujeto a las conclusiones del Consejo de la División Aficionados.
4) Se le otorgó 72 horas a la empresa Sport TV Rights para eliminar a Bolivia de las distintas plataformas de apuestas, así no hay manera de que existan apuestas e intentos de amaños en futuros partidos. En caso de no hacerlo, se procederá a imponer una demanda legal por la vía ordinaria.
La anulación de todos los torneos que están en curso será confirmada, o no, por la Conmebol, pero la crisis del fútbol fue el último, y extremo, caso de corrupción que se conoce en un país donde las principales actividades económicas son ilegales.
La droga sale hacia los cinco países fronterizos ya sea por avión, por camiones, carretillas o “mulas” que la llevan en los intestinos, y por esas mismas rutas salen o entran productos de contrabando, lo que ayuda a evitar la inflación interna.
Los hijos del presidente Luis Arce son acusados de cometer hechos de corrupción en empresas estatales, mientras los jueces siguen obedeciendo a Evo Morales con sentencias contra quienes asumieron el gobierno en 2019 cuando el cocalero renunció y huyó del país.
El narco uruguayo Sebastián Marset sigue prófugo, tiene cuatro cédulas de identidad y un pasaporte, todo como producto de la corrupción. A raíz de esas irregularidades, ahora en Bolivia hay más votantes que habitantes.
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