
“Arte y resistencia”. Ese lema mueve a la activista cubana Carolina Barrero que, como miles de disidentes, tuvo que dejar la isla empujada por un régimen que la amenazaba constantemente.
“El 11J cambió para siempre a Cuba, el país ya no es el mismo”, dice de forma contundente en diálogo con Infobae. No duda porque tiene certezas de que la crisis que sacó a los cubanos a las calles de todo el país de manera espontánea hace un año se ha profundizado. “La misma situación de crisis humanitaria y de deseo de tener libertades se ha recrudecido. La escasez de alimentos, de medicinas, los cortes de electricidad que llegan a ser de hasta 12 horas, continúan”, enumera desde el destierro que le impuso la dictadura cubana.
La historiadora del arte, de 35 años, se sumó al grupo 27N de artistas e intelectuales que comenzaron a demandar por la libertad de expresión y de creación artística luego de la última escalada represiva en 2020 y que se extendió al año siguiente a manifestaciones masivas en reclamo de democracia como nunca se habían visto en la era de los Castro. Desde entonces, soportó el acoso y amedrentamiento personal… En una de esas ocasiones caminaba por una calle de La Habana cuando dos policías del régimen la tomaron por sorpresa y la metieron a la fuerza en un patrullero. La interrogaron durante horas, la amenazaron, le quitaron su celular y utilizaron información que estaba allí para extorsionarla. Le volvió a pasar otra vez, y otra, y otra... Fueron más de veinte a lo largo de 2021.

En el medio, la condenaron a 6 meses de prisión domiciliaria por “incitación a delinquir y desacato” por participar y convocar a manifestaciones para reclamar por la libertad de expresión. También por el curioso delito de “clandestinidad de impresos”, al haber distribuido dos mil copias de un dibujo de José Martí junto a unos versos del poeta cubano en el aniversario de su nacimiento. No importaba que no hubiera insultos ni nada ofensivo allí.
El último 31 de enero se manifestó frente a un tribunal con un grupo de madres de presos políticos para dar apoyo a jóvenes y menores de edad arrestados durante las protestas masivas del 11 de julio que estaban siendo juzgados. Ese día fue detenida con violencia por última vez. En la estación de policía la intimaron a dejar el país en 48 horas bajo la amenaza de que si no lo hacía iban a procesar a doce de las madres que habían estado en la manifestación. Ante tamaña extorsión, decidió marcharse de la isla e instalarse en España.
Desde el exilio al que la condenó el castrismo alerta que Cuba es el país con más presos políticos de la región -más de 1.000- y también que es el país con más juicios políticos y condenas absurdas por manifestarse -de hasta 25 años-. “La represión es sistemática, yo no solo apuntan a quienes expresan su discrepancia política sino hacia todos los ciudadanos que quieren ejercer sus derechos cívicos”.
Pero advierte que a pesar de la violenta persecución el movimiento de resistencia, con la mayoría de los líderes presos y/o exiliados, la movilización no se detiene. “A pesar de la bota de todo el Estado, del terrorismo de Estado que ejercen, la protesta no se ha acallado”, dice esperanzada. Y agrega: “Todos los días hay pintadas que dicen ‘abajo la dictadura’, los estudiantes universitarios se movilizan, el movimiento de madres cubanas que no tienen qué darle de comer a sus hijos se moviliza, las madres de los presos se movilizan… Es una ciudadanía que, aunque ha sido criminalizada, acosada y perseguida, no ha sido acallada”.
Barrero insiste en remarcar que las condiciones que llevaron al histórico 11 de julio son las mismas que se viven hoy en día en la isla. “Y la seguridad del Estado (la policía política del régimen) sabe que cualquier protesta, la más mínima que sea, puede hacer explotar el país, como sucedió hace un año”
Así, alerta, todas las ciudad de Cuba, incluso los pueblos más pequeños, están militarizados. Hay brigadas especiales como los boinas negras en las calles…. “Y los pocos activistas que quedan han sido citados y han sido amenazados para que no salgan a protestar el 11 de julio”.
La activista exige a los gobiernos del mundo que denuncien la represión: “Los demócratas de la región, de izquierda o de derecha, deberían recordar la fecha de nuestra rebeldía ante un poder opresor”.
Y recuerda, en un mensaje especial para los políticos que se hacen los distraídos, que “el 11J fue un levantamiento ciudadano, de un pueblo que durante décadas fue silenciado”.
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