Guerras en Bolivia: un mensaje de Arce para los militares... ¿y para Evo Morales?

El presidente boliviano mantuvo en su ministerio a Del Castillo por quien el líder cocalero pedía su cabeza. Todos en el país se preguntan si el afán de destituirlo es por el empeño del funcionario en combatir el narcotráfico

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El presidente boliviano Luis Arce, y el líder cocalero Evo Morales en una foto de archivo el pasado 4 de agosto de 2021 en Lauca N, Bolivia (Reuters)
El presidente boliviano Luis Arce, y el líder cocalero Evo Morales en una foto de archivo el pasado 4 de agosto de 2021 en Lauca N, Bolivia (Reuters)

El presidente Luis Arce Catacora hizo la semana pasada un pedido extraño a los miembros del Alto Mando militar: le deben lealtad a la constitución y al presidente electo en octubre de 2020, es decir a él. Y luego, el presidente ha repetido que existe un plan para desestabilizar a su gobierno, algo que quizá sea una indirecta para los militares o, eso es más probable, para el expresidente Evo Morales.

Los militares bolivianos, que estuvieron muy activos durante la guerra fría y llegaron a protagonizar 165 golpes, de todos los colores y las tendencias, miran con poco interés esta tensión creada por las denuncias de Arce.

La exhortación de Arce se produce cuando el expresidente Morales está actuando en Chapare, la zona de la coca y la droga, como un jefe de Estado paralelo, con una intensa agenda protocolar, que incluyó en mayo la visita del expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

También en mayo llegó a visitarlo Jorge Arreaza, ahora excanciller de Venezuela, quien le anunció la llegada a la zona cocalera de Nicolás Maduro para el mes de septiembre.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro sugirió la semana pasada que fue por influencia de Morales que el gobierno de Arce decidió reducir el volumen de gas natural que debe enviar al mercado brasileño y enviarlo a la Argentina. Lo que dice el gobierno boliviano es que la decisión de reducir en 30% el volumen de gas para Brasil se debió a que Argentina paga más, o por lo menos ofrece pagar más. La diferencia es que Brasil paga 7 dólares por millón de BTU y Argentina ofrece 20 dólares, lo que ha hecho surgir dudas sobre la capacidad del gobierno argentino de pagar sus deudas con el exterior. Pero la amistad de Morales con la tendencia peronista que gobierna Argentina es muy estrecha.

La relación entre Morales y Arce se ha hecho muy confusa y por momentos tensa. Ambos aspiran a ser candidatos en 2025.

Morales está ahora muy activo y ha decidido cortar las rutas que pasan por Chapare hacia Santa Cruz, la zona de mayor actividad agrícola, donde se produce 70% de los alimentos que consume Bolivia. Y está muy molesto el cocalero con el ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, de 30 años, que se ha propuesto combatir al narcotráfico. Ha capturado 81 avionetas que servían para llevar la droga a Argentina y Brasil y ha destruido laboratorios donde el sulfato de cocaína (pasta base) se transforma en clorhidrato (diosa blanca).

Dice Morales que Del Castillo está actuando en coordinación con la DEA (Drug Enforcement Agency) de Estados Unidos, pero no ha logrado que Arce lo remueva del cargo. Es lo único en que Arce no cumple la voluntad del cocalero. Quizá sea el indicio de que, de veras, Del Castillo tiene una protección desde el exterior.

La acción firme contra el narcotráfico ha permitido conocer que la pasta base que se produce en la zona del VRAEM (Valle de los Ríos Ampurrimac, Ene y Mantaro) de Perú, llega a los modernos laboratorios que existen en Bolivia en un corredor aéreo conformado por cientos de avionetas. Todas las semanas el gobierno anuncia la destrucción de fábricas de droga o la captura de envíos que estaban en camino.

Una enorme organización, que trafica droga producida en Bolivia y Perú, la envía a Argentina y Brasil, luego, mediante acuerdos del Primer Comando da Capital de Sao Paulo va hacia Europa, es denunciada por el ministro Del Castillo.

Mientras tanto, los militares bolivianos son mirados con mucha atención. Y las elecciones de 2025 parecen muy lejanas, e inciertas.