
El atole es una de las bebidas más representativas de la gastronomía mexicana, especialmente durante la temporada invernal y en celebraciones como posadas y reuniones familiares. Su textura espesa y su sabor reconfortante lo convierten en un acompañante ideal para panes, tamales y antojitos. En esta ocasión, el atole de arándanos se presenta como una variante moderna que conserva la esencia tradicional, pero incorpora un toque frutal, ligeramente ácido y aromático.
Esta preparación destaca por su color atractivo y por los beneficios nutricionales del arándano, una fruta rica en antioxidantes, vitaminas y fibra. Además de ser una bebida caliente reconfortante, el atole de arándanos es una opción diferente para quienes buscan innovar sin alejarse de las tradiciones culinarias.

Ingredientes
- 1 litro de leche (puede ser entera o vegetal)
- 1 taza de agua
- ½ taza de arándanos frescos o deshidratados
- ⅓ de taza de fécula de maíz o masa de maíz disuelta
- ½ taza de azúcar o piloncillo rallado (al gusto)
- 1 raja de canela
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
- Una pizca de sal
Preparación
Para comenzar, si se utilizan arándanos deshidratados, es recomendable hidratarlos previamente en agua caliente durante unos 10 minutos. En caso de usar arándanos frescos, basta con lavarlos y escurrirlos bien.
En una olla mediana se colocan la leche, el agua, la canela y los arándanos. Se lleva la mezcla a fuego medio y se deja hervir durante aproximadamente 5 a 7 minutos, hasta que los arándanos comiencen a suavizarse y suelten su color y sabor. En este punto, se puede retirar la raja de canela y licuar la mezcla para obtener una textura más uniforme, o bien dejar los arándanos enteros para una versión más rústica.
Una vez licuada y colada (opcional), la mezcla regresa a la olla. A fuego medio-bajo, se agrega el azúcar o piloncillo y una pizca de sal para realzar los sabores. Posteriormente, se incorpora poco a poco la fécula de maíz previamente disuelta en un poco de agua fría, sin dejar de mover, para evitar la formación de grumos.
El atole debe cocinarse durante unos 10 a 15 minutos, removiendo constantemente con una cuchara de madera, hasta que espese y adquiera una consistencia cremosa. Al final, se añade la vainilla si se desea y se rectifica el dulzor.

El atole de arándanos se sirve caliente, idealmente en jarros de barro para conservar el calor por más tiempo. Puede acompañarse con pan dulce, galletas o tamales. Su sabor equilibrado entre lo dulce y lo ácido lo convierte en una opción perfecta para las mañanas frías o las noches decembrinas.
Esta bebida no solo reconforta, sino que también ofrece una forma sencilla de incorporar fruta a la dieta diaria, manteniendo viva una tradición que sigue adaptándose a los nuevos sabores.
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