El dulce mexicano considerado como el más saludable es la alegría, originaria del estado de México, especialmente de San Andrés Mixquic y San Pedro Tláhuac.
Este dulce tradicional se elabora principalmente con semillas de amaranto y miel o piloncillo, ingredientes que aportan varios beneficios nutricionales y han sido consumidos desde la época prehispánica.
Los nutrientes de la alegría
El ingrediente principal del dulce es el amaranto, una semilla que destaca por su alto contenido de proteínas, fibra y minerales como calcio, hierro, magnesio y fósforo. Este grano, apreciado desde la época de las civilizaciones mexica y azteca, ofrece aminoácidos esenciales y no contiene gluten.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido al amaranto como un alimento con alto valor nutricional.
La preparación tradicional de la alegría consiste en mezclar las semillas de amaranto infladas con una miel de piloncillo, que actúa como aglutinante natural. Dependiendo de la región, pueden agregarse nueces, pasas, cacahuate o pepitas para realzar el sabor y sumar nutrientes. Todo el proceso se hace sin colorantes artificiales ni conservadores, lo que diferencia este dulce de otras golosinas industriales.
El amaranto aporta hasta 16% de proteína, superando a otros cereales y manteniendo un bajo aporte de grasas saturadas. También contiene escualeno, un lípido vegetal con propiedades antioxidantes. Por su parte, el piloncillo es una fuente natural de carbohidratos, aunque tiene menor procesamiento en comparación con el azúcar refinado, por lo que retiene más vitaminas y minerales.
El consumo de alegría tiene ventajas sobre otros dulces típicos, como las cocadas o los dulces cristalizados, que contienen altas cantidades de azúcar y carecen de fibra y proteína. Además, su contenido moderado de calorías y bajo nivel de grasas lo convierten en una opción adecuada para quienes buscan colaciones energéticas y nutritivas.
En la actualidad, la alegría continúa consumiéndose en ferias, festividades y mercados tradicionales. Nutriólogos y expertos en alimentación la recomiendan como un snack saludable, especialmente en comparación con las golosinas industriales. Al consumirla con moderación, la alegría puede integrarse en una dieta equilibrada, aprovechando los beneficios del amaranto y los endulzantes naturales.
El valor cultural y nutricional de la alegría la ha posicionado no solo como un símbolo de la gastronomía mexicana, sino como una alternativa saludable dentro de los dulces tradicionales del país.
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