
Ante la ola de violencia que se vive en el estado de Guerrero, obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco emitieron un mensaje que, en parte, estaba dirigido a los grupos criminales que operan en la entidad. Esto con la finalidad de solicitar el término de los abusos cometidos contra la población.
El comunicado fue suscrito por Leopoldo González González (Arzobispo de Acapulco), José de Jesús González Hernández (Obispo de Chilpancingo-Chilapa), Joel Ocampo Gorostieta (Obispo de Ciudad Altamirano) y Dagoberto Sosa Arriaga (Obispo de Tlapa) el sábado17 de febrero.
“Ante el recrudecimiento de la violencia en nuestro Estado no podemos quedar en silencio”, se lee al principio del comunicado en el que se hizo un llamado a cuatro sectores en especial: las familias guerrerenses, las comunidades creyentes, los gobernadores locales y los grupos criminales.
A los primeros dos sectores se les solicitó fomentar un ambiente de paz y fraternidad para evitar que las filas del crimen organizado se “engrosen”. A su vez, exigieron a los gobernadores dejar de lado su “indiferencia” ante los múltiples delitos que se cometen en Guerrero para que no queden impunes.

En cuanto a los grupos delictivos que tienen presencia en territorio guerrerense, los obispos solicitaron que pusieran fin a los asesinatos, abusos y robos que afectan a la población, con el objetivo de reestablecer el orden en la sociedad.
“Todos necesitamos un ambiente libre de intimidación y violencia para conservar nuestra integridad física y psicológica, trabajar honestamente, consolidar nuestro patrimonio material, disfrutar de nuestra familia, asistir a los centros escolares, llegar a las instituciones de salud”, se argumentó.
Esto no ha sido el único esfuerzo por parte de la Iglesia para intentar pacificar al estado de Guerrero, acciones que incluso han sido aprobadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Y es que el pasado miércoles 13 de febrero, al término de la misa en la Catedral de Chilpancingo, se dio a conocer que los obispos José de Jesús González, Joel Ocampo, Dagoberto Sosa y Leopoldo González sostuvieron una reunión con líderes criminales de Guerrero para pacificar la región.
Aunque los obispos no lograron que miembros de La Familia Michoacana y Los Tlacos llegaran a un acuerdo, sus intentos ayudaron a que se pactara una tregua entre Los Tlacos y Los Ardillos, con la cual se reanudó el servicio de transporte público que se encontraba suspendido.
El padre Filiberto Velázquez Florencio (director de Centro de Derechos Humanos Minerva Bello), comentó en entrevista con Milenio que el líder de Los Tlacos le solicitó que estableciera contacto con Celso Ortega, líder de Los Ardillos, para llegar a un acuerdo de no enfrentamiento, debido a la disputa que existía por el control de nuevas rutas de transporte público.
El padre Filiberto aseguró que en esta tregua de Chilpancingo no intervinieron autoridades gubernamentales y aclaró que no se realizó a petición del Estado. “Fue iniciativa de un grupo y el otro aceptó”, precisó a través de un breve comunicado.
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