Xoloitzcuintle, el perrito que fue considerado como guía del Mictlán

Una raza de perro mexicana sin pelo, vinculado a tradiciones funerarias prehispánicas y la muerte en México desde hace milenios

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La fascinante historia del Xoloitzcuintle en la mitología azteca (Pixabay)
La fascinante historia del Xoloitzcuintle en la mitología azteca (Pixabay)

En la rica mitología azteca, una figura única y venerada ocupó un lugar destacado: el Xoloitzcuintle, o perro azteca, fue considerado el compañero de vida y muerte, desempeñando un papel crucial como guía de las almas en su travesía al Mictlán, el inframundo de esta cultura.

Los aztecas, una de las antiguas civilizaciones de Mesoamérica, mantenían una relación especial con sus leales compañeros caninos, los Xoloitzcuintles. Estos perritos eran valorados en la vida cotidiana de las personas, pero su importancia trascendía los límites terrenales.

La creencia azteca sostenía que el Xoloitzcuintle tenía una conexión espiritual con el inframundo, y su papel más destacado era guiar a las almas de los difuntos en su viaje al Mictlán.

El Mictlán y su desafiante travesía

El Mictlán era el reino de los muertos en la cosmología azteca, un lugar lleno de peligros y obstáculos que las almas debían superar para alcanzar el descanso eterno. Se creía que este viaje era arduo y difícil, y las almas necesitaban la ayuda de un guía especial.

En la rica mitología azteca, una figura única y venerada ocupó un lugar destacado: el Xoloitzcuintle, o perro azteca, fue considerado el compañero de vida y muerte, desempeñando un papel crucial como guía de las almas en su travesía al Mictlán, el inframundo de esta cultura. (REUTERS/Luis Cortes)
En la rica mitología azteca, una figura única y venerada ocupó un lugar destacado: el Xoloitzcuintle, o perro azteca, fue considerado el compañero de vida y muerte, desempeñando un papel crucial como guía de las almas en su travesía al Mictlán, el inframundo de esta cultura. (REUTERS/Luis Cortes)

El Xoloitzcuintle era visto como ese guía espiritual, un ser que tenía la capacidad de proteger y acompañar a las almas a través de los desafíos de Mictlán.

Además de su papel como guía espiritual, el Xoloitzcuintle era un componente esencial en los rituales funerarios aztecas. Cuando alguien fallecía, se sacrificaba y enterraba a uno o más Xolos junto al difunto, asegurando que el perro continuara cumpliendo su función como guía en el más allá. Esta creencia subrayaba la profunda conexión que los aztecas tenían con sus mascotas y su cosmovisión en torno a la muerte.

Investigador de la UNAM explica

Las investigaciones llevadas a cabo por Raúl Valadez Azúa, un científico del Laboratorio de Paleozoología del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, señaló que el por qué este canino era considerado un símbolo de la muerte debido a sus hábitos carroñeros.

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En el México prehispánico, los perros eran considerados compañeros de los difuntos en su travesía de la vida hacia la muerte, y el Xoloitzcuintle ha sido la raza a la que se le atribuye este papel en el imaginario popular.

De acuerdo al investigador de la UNAM, los hallazgos más antiguos relacionados con los perros pelones datan del siglo VII de nuestra era, donde se les asocia con contextos funerarios y como guardianes de espacios sagrados. Más allá de su función como acompañantes en el viaje al inframundo, estos perros tenían un valor simbólico intrincado en el ciclo de la vida y la muerte.

Rinden homenaje a la leyenda del xoloitzcuintle en “Coco”

En la película “Coco”, “Dante” es un xoloitzcuintle, una raza de perro prácticamente sin pelo y de color oscuro que es nativa de México. Eeste personaje lleva todas las características y rasgos reales de su raza. Los creadores pasaron mucho tiempo con estos perros para capturar sus personalidades y grabar sonidos que representarán sus expresiones de manera auténtica.

La Leyenda del Xoloitzcuintle. La historia de esta raza se remonta a tiempos prehispánicos y está llena de misticismo y tradición. Se creía que los xoloitzcuintles, como “Dante”, eran guardianes de los espíritus y guías de las almas de los difuntos en su largo y desafiante viaje hacia Mictlán, la ciudad de los muertos.

Una de las funciones más importantes atribuidas a los xoloitzcuintles era ayudar a las almas a cruzar un profundo y caudaloso río que atravesaba la Tierra de los Muertos. Estos perros estaban estrechamente vinculados al dios de la muerte, Xolotl. Por esta razón, se creía que las personas debían ser amables y respetuosas con ellos para asegurarse de tener una muerte tranquila y sin sufrimiento.

El amigo de Miguel, Dante. (Disney-Pixar)
El amigo de Miguel, Dante. (Disney-Pixar)

“Dante” cumple su ancestral labor en “Coco” desde su encuentro con “Miguel” en las calles de su pueblo, nunca abandonó al niño, a pesar de los intentos de la abuela “Elena” por ahuyentarlo. En la travesía del protagonista a la Tierra de los Muertos, “Dante” se convierte en un Alebrije, aprende a volar y enfrenta situaciones extremas para salvar al joven protagonista.

La historia de “Dante” en el filme “Coco” es un reflejo de la profunda relación entre los xoloitzcuintles y la cultura mexicana, donde estos perros han sido venerados como guías espirituales y protectores de las almas en su viaje hacia el más allá.

Un legado que perdura

Aunque la civilización azteca desapareció hace siglos, la influencia y el legado del Xoloitzcuintle continúan en la cultura mexicana. Hoy en día, esta raza de perro sigue siendo apreciada y respetada en México y en otras partes del mundo.

Su historia como guía al Mictlán es un recordatorio de la profunda relación que los seres humanos han tenido con los animales a lo largo de la historia y de cómo la mitología y la espiritualidad se entrelazan en la rica tradición cultural de México.