Uno de los rasgos más característicos de la Ciudad de México es la variedad de estilos arquitectónicos que confluyen en sus calles. En el Centro Histórico es abrumadora la cantidad de edificios con características vinculadas a la religión católica, apostólica y romana, motivo por el cual otras expresiones plasmadas en las fachadas de algunas construcciones lucen de forma más discreta.
El número 134 de la calle Artículo 123, en el primer cuadro de la Ciudad de México, alberga un edificio de amplia relevancia histórica para la comunidad inglesa que se asentó en el país a lo largo del siglo XIX. En dicho predio se construyó la primera iglesia anglicana en el territorio nacional y abonó al panorama visual de la zona por su inconfundible estilo arquitectónico neogótico.
La entrada del siglo XIX en México implicó un impulso en diversos sectores entre los que se encontraron el económico y social, motivo por el cual una gran cantidad de extranjeros comenzó a establecerse en el territorio nacional. La comunidad inglesa no fue la excepción y aprovecharon la buena relación con el gobierno de Porfirio Díaz para asentarse en el territorio nacional.
La política económica del dictador oaxaqueño fue especialmente atractiva para habitantes del continente europeo. Díaz Mori, en un intento por equilibrar el volumen de las relaciones comerciales con los Estados Unidos, incentivó la inversión extranjera proveniente de dicho continente, en especial la de Inglaterra, uno de los países con mayor relevancia en las transacciones financieras de la época.
En ese sentido, la comunidad inglesa comenzó a aumentar su número de representantes en la capital del país y buscó reivindicar las prácticas y cultos que los dotaron de identidad nacional, más aún fuera de su país de origen. Al respecto, la práctica de la religión instaurada en el siglo XVI se volvió frecuente, aunque no contaban con un espacio designado para llevarla a cabo.
Luego de peregrinar en diversos hogares de miembros de la comunidad inglesa, así como en recintos religiosos católicos para oficiar sus ceremonias, William B. Woodrow volvió realidad la compra del predio ubicado en el centro de la ciudad. De acuerdo con una investigación realizada por María Sánchez Vega, doctora en Historia y Estudios del Arte, la compra se realizó por 14 mil 600 pesos de la época.
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— Fideicomiso Centro Histórico de Ciudad de México (@Centro_CDMX) February 22, 2019
Asiste este sábado 23 de febrero a partir de las 14:00 horas a la #VerbenaHuehuecalco.
Donde habrá: teatro, danza, gaitas, ópera, orquestas, productos artesanales.
En la Iglesia Anglicana Christ Church, ubicada en Artículo 123 No.134 Col. Centro.
Entrada libre. pic.twitter.com/UFfEOzMHc9
Meses después de justificar la compra para “construir un templo dedicado al culto de la Anglican Episcopal Church”, también se conformó un comité de construcción. El proyecto arquitectónico elegida fue la de Harwood H. Simpson, la cual maravilló a los integrantes por su propuesta “con arcos apuntados y techos inclinados sobre vigas siguiendo la tradición angloamericana”.
Meses después, el 11 de julio de 1985 se puso la primera piedra de la construcción que culminó años más tarde, el 17 de marzo de 1899. El costo total de los trabajos realizados para levantar el recinto religioso fue de 47 mil 61.83 pesos de la época y su interior fue decorado con figuras, vitrales y retablos que fueron trasladados cuando la sede de la iglesia anglicana en México cambió su ubicación.
El paso de los años, los sismos y la naturaleza del suelo provocaron cambios en la estructura que pusieron en cuestión la posibilidad de mudar la sede. No fue sino hasta el año de 1970 cuando las autoridades adquirieron el predio ubicado en Sierra Madre, en la zona de las Lomas, donde se construyó el proyecto arquitectónico de Carlos Mijares, para consolidar la mudanza en mayo de 1984.
En la actualidad, el edificio que albergó la primera sede de la iglesia anglicana en México sigue en pie. No obstante, lejos de sus motivos originales, el recinto ha sido habilitado para la realización de eventos culturales y privados.