Murió Isabel II: el poeta laureado de la Reina escribirá versos tristes a cambio de 600 botellas de jerez

Simon Armitage fue nombrado por la Corona para crear poesía sobre la realeza y ahora deberá homenajear a Isabel II. Además, los libros que contaron a la Reina.

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Isabel II murió este jueves a los 96 años. Fue Reina por siete décadas.
Isabel II murió este jueves a los 96 años. Fue Reina por siete décadas.

Es todo un trabajo morir si se es Reina de Inglaterra, según se puede apreciar en las imágenes llegadas desde el Castillo de Balmoral, donde este jueves falleció a los 96 años Isabel II, quien llevó la corona inglesa durante 70 años de su vida. Pero probablemente una de las personas más laboriosas de la jornada, pero invisible su labor y sacrificio, haya sido el poeta laureado de la Reina, Simon Armitage, quien seguramente dedicó el día a inspirarse y escribir los versos más tristes que se le ocurrieran, ya que esa es una de sus funciones.

Hace unos meses, nomás, había escrito un poema en el primer aniversario de la muerte de Felipe de Edimburgo, el príncipe consorte, pareja de toda la vida de Isabel II, y toda la familia real había compartido “Los patriarcas: una elegía”, que en un pasaje dice así:

“Maridos al deber, desenrollaron sus planes

a través de mesas de billar y capós de vehículos,

reagrupados en el desayuno. Cuáles eran sus secretos

era una conjetura de todos y no era asunto de nadie.

Bisabuelos de nacimiento, con el tiempo se convirtieron

tanto el núcleo interior como la carcasa exterior

en una reliquia familiar de muñecas anidadas.”

Parece ser un buen poema y duro, también, sobre una persona cuya vida transcurrió a un costado de la vida de Isabel II.

Armitage era el poeta laureado de la Reina desde 2019, cuando sucedió a la escocesa Carol Ann Duffy, primera mujer en ocupar el puesto. El Poeta Laureado es un cargo creado en Inglaterra hace 341 años por el rey Carlos II y cuya misión es contribuir con poemas a celebraciones especiales del Reino. En sus comienzos, el poeta laureado era un puesto vitalicio pero más adelante los tiempos se acortaron hasta llegar a la actual década de servicio.

Simon Armitage fue nombrado "poeta laureado" en 2019. Por tradición se le pagan 600 botellas de jerez, a la vez que dona su sueldo en libras esterlinas. (Roberto Ricciuti/Getty Images)
Simon Armitage fue nombrado "poeta laureado" en 2019. Por tradición se le pagan 600 botellas de jerez, a la vez que dona su sueldo en libras esterlinas. (Roberto Ricciuti/Getty Images)

Como pago, el bardo real recibe 600 botellas de jerez como manda la tradición, a la vez que el poeta entrega el sueldo anual de 5.770 libras a la Sociedad Poética para contribuir al galardón que premie a la mejor colección de poemas del año en el Reino Unido. Como es de esperar en un poeta, se nota que es preferible obtener el sustento en bebidas que preocuparse por el vil metal.

El puesto no suena alocado para la patria de William Shakespeare y, recientemente, grandes poetas lo ocuparon, como Ted Hughes, que siempre fue reconocido en el mundo de las letras por su producción poética, pero que también es recordado por haber sido el marido de la poeta estadounidense Sylvia Plath, quien se suicidó en 1963 mientras en su diario quejas por el desamparo que le producía Hughes llenaban páginas y páginas. Ese diario se mantuvo incompleto en su publicación por la prohibición explícita que había hecho Hughes hasta que fueron publicados luego de que el poeta muriera. Su siguiente pareja Assia Weville también se suicidó aspirando el gas de la estufa en 1969, como había hecho Plath. Ted Hughes fue el poeta oficial de la reina desde 1984 hasta 1998 y con poemas un poco más amables, se supone, que los que había dedicado a sus antiguas parejas muertas. El poeta laureado Hughes escribía, por ejemplo:

“Expuestos a la luz infinita, pastores del viento

hacen sonar las cañas de la desolación,

arrancados de la fragua brotaron y crecieron

después de cualquier modo, fue Dios y lo sabían.

Los montes ahora los sustentan de visiones

entre un vacío y otro más brillante,

con música y silencio.

Inquieta la gente alza sus cabezas de oveja,

después siguen comiendo.”

Armitage e Isabel II juntos en el Palacio de Buckingham. (Jonathan Brady - WPA Pool/Getty Images)
Armitage e Isabel II juntos en el Palacio de Buckingham. (Jonathan Brady - WPA Pool/Getty Images)

Pero para volver a la recién fallecida Reina Isabel II, este es un fragmento de uno de los últimos poemas escritos por el poeta laureado Armitage en ocasión del Jubileo por los 70 años en el trono. “Queenhood”, se llama::

“Una carga invaluable para una mujer joven,

pero, vestido y adornado, un monarca camina hacia adelante

en el clima lateral de los próximos años.

Y los pesados cargamentos de la iglesia y el estado

aligerar con cada paso, almibarado oro viejo

transmutada en platino, la alquimia redefinida.

Queenhood: es la ley y la tradición, la vida de ensueño

y el documental, una fantasía veraz.

Por generaciones no conoceremos tal majestuosidad.”

Es un muy buen poema, realmente.

Una Reina hecha con libros

Pero no sólo de versos laureados está hecho el vínculo de la Reina con el mundo de las letras. Isabel II, soberana de catorce estados que integran el Commonwealth que supieron formar, en el pasado, un Imperio –Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Bahamas, Granada, Papua Nueva Guinea, Belice, Antigua y Bermuda, Islas Salomón, Santa Lucía, Tuvalu, San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves– ha sido objeto de numerosos libros biográficos, que incluyen su propia historia así como la de la Familia Real que la rodea (y que, de alguna manera, también le dio su propia forma). .

Uno de los primeros ensayos sobre Isabel II realizado a mediados de los años cincuenta la incluía junto a su inquieta hermana Margarita, que gustaba de codearse con figuras del jet set en fiestas que, a los bailes alocados, podían sumar un poco de sexo, alcohol y drogas. Las princesas Isabel y Margarita de Inglaterra, de Marion Crawford, fue publicado en español por la editorial Juventud en 1960.

En 1960, ocho años después de que Isabel II heredara la Corona, se publicó un libro sobre ella y su hermana Margarita.
En 1960, ocho años después de que Isabel II heredara la Corona, se publicó un libro sobre ella y su hermana Margarita.

En 2011 se publicó el libro con las fotografías de la Royal Family tomadas por el fotógrafo oficial Cecil Beaton entre 1930 y 1960 y que, pese a que la mayoría de los registros son posados, deja traslucir una intimidad prohibida para el común de los mortales. Editó Victoria & Albert Publishing.

Claro que la biografía de Lady Di escrita por Andrew Morton no sólo fue un mega éxito de ventas, sino que además de haber salido a la venta justo en el peor momento de la relación de Diana Spencer y el flamante Rey Carlos III, destacaba que Di había sido entrevistada voluntariamente para mostrar la crisis con el entonces Príncipe y su affaire con Camila Parker Bowles, quien acaba de convertirse en la Reina consorte. Agotó y agotó ediciones, y editó Emecé.

Angela Kelly, modista personal de la monarca, publicó en 2012 Dressing the Queen (Vistiendo a la Reina), que no sólo explica el guardarropas con esos elegantes vestidos y glamorosos sombreros, sino que deja ver un poco de la intimidad que se logra al vestir y calzar a una Reina en su recámara. Editó Royal Collection Trust.

Obvio, Isabel II también fue ficcionalizada. Por ejemplo, como investigadora de crímenes cometidos en el Palacio de Buckingham. El nudo Windsor (Su Majestad, la reina investigadora) es una saga que por ahora tiene dos libros en los que la Reina pone orden aún con sus sombreros. Su autor es S.J. Bennet y publicó Salamandra. Otro Bennet, esta vez Alan, publicó en Anagrama una novela sobre la biblioteca de Isabel: Una lectora nada común. En sus estantes conviven Marcel Proust y Jean Genet.

"El nudo Windsor" es una ficción que pone a la Reina en un rol de investigadora.
"El nudo Windsor" es una ficción que pone a la Reina en un rol de investigadora.

Seguramente en la vida de Isabel II hayan habido momentos buenos y de los otros, como suele suceder al resto del mundo, incluso aquellos sin título nobiliario. Los más recientes ocurrieron cuando su nieto real, el Príncipe Harry, se casó con la estadounidense Meghan Markle, una hermosa mujer sin sangre azul, en medio de ostentosas diferencias con el sector tradicionalista de la familia real. Meghan & Harry: En Libertad, de Carolyn Durand y que publicó Harper Collins Ibérica, cuenta el affaire que culminó en la mudanza transoceánica del matrimonio y su renuncia a ciertos privilegios reales.

El escándalo con ribetes criminales protagonizado por el Príncipe Andrés, habitué de las fiestas sexuales del magnate Jeffrey Epstein, puso en jaque a Isabel II, que decidió no realizar declaraciones sobre todo luego de una desastrosa intervención periodística de su hijo. Andrés tuvo que llegar a un acuerdo privado millonario con su denunciante, que asegura haber sido víctima de abuso sexual cuando era menor de edad. El abogado de las víctimas Brad Edwards publicó Relentless Pursuit (Búsqueda incesante) (editado por Simon & Schuster) donde detalla el rol del príncipe,

En su discurso de fin de año, cuando sucedió el escándalo del entonces Príncipe Carlos y Lady Di que culminó en el divorcio, Isabel II recurrió al latín, lengua culta, para definir el año que se iba y dijo que había sido un annus horribilis, con mucha sinceridad frente a las cámaras y millones de ciudadanos. ¿Este año hubiera sido lo mismo? Quién sabe, también se celebró el Jubileo de sus 70 años como reina. Una de cal, una de arena. Ya podremos decidir cuando se lance el libro definitivo sobre una vida, esta vida.

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