Este es el mejor país del mundo, según un experto en viajes: “Islas de ensueño con paisajes surrealistas en el Mediterráneo”

Este destino es una joya del Mediterráneo gracias a sus suaves temperaturas y postales mágicas

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Santorini, en Grecia (Adobe Stock).
Santorini, en Grecia (Adobe Stock).

Viajar abre los sentidos y enseña a mirar el mundo con curiosidad renovada, pero hay lugares que, incluso para quienes llevan décadas explorando continentes, siguen sorprendiéndolo todo. El experimentado bloguero de viajes Gabriel Morris, rostro habitual de YouTube con más de 600 mil seguidores, ha dedicado buena parte de su vida a recorrer los confines del planeta, saltando de Asia a África y de América a Oceanía. Sin embargo, a pesar de haber vivido en seis continentes y hospe­darse en escenarios tan dispares como India o Tailandia, hay un destino que, según sus propias palabras, le roba el corazón una y otra vez: Grecia.

A comienzos de este año, Morris sorprendía a sus seguidores publicando un vídeo en el que clasificaba los que considera sus diez países favoritos. Entre los primeros puestos situó lugares tan sugerentes como Turquía, Nepal, Tailandia o India, pero fue Grecia la que alcanzó la cima de su exigente ranking. El encanto de las islas griegas, su luz y una atmósfera irrepetible fueron, según él mismo relataba, factores decisivos para encumbrar a este rincón del Mediterráneo por encima de cualquier otro país.

En su vídeo y en múltiples declaraciones, Morris insiste en que lo que convierte a Grecia en un destino inigualable es “la sensación, la atmósfera, estar en islas de ensueño con paisajes surrealistas en el Mediterráneo”. El contraste entre la experiencia de ver imágenes de las islas y recorrerlas personalmente es rotundo para él: aunque desde fuera los pueblos blancos y azules puedan parecer similares, al desembarcar en cada isla, logra percibirse un mundo nuevo y vibrante, donde todo invita a la exploración y al asombro.

Islas diversas, mar transparente y pueblos con personalidad

Playa de Corfú, en Grecia
Playa de Corfú, en Grecia (Adobe Stock).

Gabriel Morris conoce a fondo lo que significa recorrer las islas de Grecia, pues ha explorado casi 60 durante sus distintos viajes. La facilidad que ofrecen los servicios de ferry, sumada a la existencia de alquileres asequibles de coche o moto, convierte el salto entre islas en una aventura sencilla y tentadora. El resultado es una sucesión de sorpresas, pueblos costeros singulares y mil playas que no dejan de fascinar por la transparencia única de su mar. “Te encuentras con algunas de las mejores y más bonitas playas del mundo, y con un agua tan cristalina que es como mirar a través de un cristal”, subraya en una de sus intervenciones.

Quizás una de las razones que más destaca Morris, y que a menudo pasa desapercibida entre quienes planifican viajes, es la ausencia de bichos molestos en las islas griegas, un punto a favor para los que sienten especial aprensión por estos pequeños huéspedes del verano. A ello se suma una gastronomía deliciosa, basada en productos frescos, y una música que parece hecha a medida para la calma de las noches isleñas. El conjunto forma un ambiente amigable y relajado, que invita a retornar y saborear cada jornada sin prisas.

Un mosaico de historia, cultura y naturaleza

Grecia es mucho más que islas y playas. De las miles reconocidas oficialmente, se estima que unas 200 están habitadas, repartidas en regiones tan singulares como las Sarónicas, Cícladas, Dodecaneso, Jónicas, Creta, Egeo Norte, Esporádas y Evia. Cada una exhibe una personalidad propia y aporta variantes propias en su arquitectura, tradiciones y cultura gastronómica. El viajero puede alternar el ocio be­sando el mar con recorridos por yacimientos arqueológicos de enorme valor, descubriendo escenarios que han visto pasar siglos y han forjado la historia de Occidente.

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Las islas griegas ofrecen, en su conjunto, una invitación a perderse entre callejuelas pintadas de azul y blanco, a asomarse a calas donde la transparencia es la norma y a reencontrar la hospitalidad mediterránea que Gabriel Morris tanto reivindica. No es de extrañar que quien las visita sueñe con regresar. Como reconoce el propio bloguero, haría falta “prácticamente una vida entera para descubrir todas y cada una de las islas” que conforman el archipiélago heleno.